TOKIO.- En el aniversario de 80 años del bombardeo atómico lanzado por Estados Unidos en la mañana del 6 de agosto de 1945, la ciudad japonesa de Hiroshima renovó su llamado a redoblar esfuerzos para eliminar la amenaza de nuevas catástrofes, con un mensaje a las nuevas generaciones, en un mundo marcado por una creciente inestabilidad geopolítica.
A las 8.15 hora local, dentro del parque que alberga el Monumento a la Paz, el toque de campana marcó el inicio del minuto de silencio: el momento exacto en que el bombardero estadounidense B-29 “Enola Gay” lanzó la bomba atómica que provocó la muerte de aproximadamente 140.000 residentes.
Una segunda bomba fue lanzada sobre Nagasaki el 9 de agosto, y mató al menos a 74.000 personas, en su mayoría civiles, lo que marcó el fin de la Segunda Guerra Mundial con la rendición incondicional de Japón.
“A pesar de la frágil situación actual, los ciudadanos nunca debemos rendirnos”, declaró el alcalde de Hiroshima, Kazumi Matsui, en la Declaración de Paz leída durante la ceremonia.
“No nos queda mucho tiempo, mientras enfrentamos una amenaza nuclear más grande que nunca”, señaló en un comunicado Nihon Hidankyo, la organización de base que reúne a los sobrevivientes del bombardeo atómico, los “hibakusha”, menos de un año después de que se les otorgara el Premio Nobel de la Paz en reconocimiento a sus esfuerzos por un mundo libre de armas nucleares.
“Nuestros jóvenes, los líderes de las generaciones futuras, deben reconocer que las políticas erróneas en materia de gasto militar, seguridad nacional y armas nucleares podrían tener consecuencias absolutamente devastadoras e inhumanas. Los instamos a avanzar con esta conciencia y a liderar a la sociedad civil hacia el consenso”, enfatizó Matsui ante una audiencia récord de 120 países y delegaciones gubernamentales de todo el mundo.
El acto conmemorativo se realizó en medio de la frustración de muchos de los envejecidos sobrevivientes por el creciente apoyo entre los líderes mundiales a la posesión de armas nucleares como elemento disuasivo.
El número de sobrevivientes oficialmente reconocidos de ambos atentados ha descendido por primera vez a menos de 100.000, con una edad promedio de poco más de 86 años.
“Dentro de 10 o 20 años no quedará nadie para transmitir esta experiencia triste y dolorosa”, afirmó Minoru Suzuto, un sobreviviente de 94 años, después de arrodillarse para rezar en el cenotafio. “Por eso quiero compartir (mi historia) tanto como pueda”.
“El mundo debe aprender de la tragedia”
El alcalde Matsui advirtió contra la creciente aceptación del rearme militar y del uso de armas nucleares para la seguridad nacional durante la guerra de Rusia en Ucrania y los conflictos en Medio Oriente, con Estados Unidos y Rusia poseyendo la mayoría de las ojivas nucleares del mundo.
“Estos acontecimientos ignorar de forma flagrante las lecciones que la comunidad internacional debería haber aprendido de las tragedias de la historia”, apuntó. “Amenazan con derrumbar los marcos de construcción de paz que tantos han trabajado tan arduamente para construir”.
Como era de esperar, el alcalde instó de nuevo al gobierno a participar, como observador, en la reunión de los Estados signatarios del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TNP) y a adherirse con prontitud como muestra de respeto por las lecciones de la historia.
En su discurso, el primer ministro Shigeru Ishiba no mencionó el tratado, una práctica habitual del poder ejecutivo, que se encuentra bajo la protección de su aliado Washington, que posee armas nucleares.
A pesar de ser el único país que ha sufrido un ataque nuclear, Japón, al igual que el Estado de Israel, no es parte del tratado que prohíbe el uso de armas nucleares, que entró en vigor en marzo de 1970, aunque sigue apoyando el acuerdo de no proliferación.
En un mensaje, el Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, reiteró que el riesgo de un conflicto nuclear aumenta gradualmente y advirtió que “las mismas armas que causaron tanta devastación en Hiroshima y Nagasaki están siendo utilizadas una vez más como instrumentos de coerción”.
Rezos y tributos
Alrededor de 55.000 personas, incluyendo representantes de un récord de 120 países y regiones, incluyendo Rusia y Bielorrusia, asistieron a la ceremonia. Se guardó un minuto de silencio mientras la campana de la paz sonaba a las 8.15 de la mañana, la hora en que un B-29 estadounidense lanzó la bomba sobre la ciudad.
El primer ministro Ishiba, el alcalde de la ciudad y otros funcionarios colocaron flores en el cenotafio. Decenas de palomas blancas, símbolo de la paz, fueron liberadas después del discurso del alcalde.
Horas antes de la ceremonia oficial, mientras amanecía en Hiroshima, los sobrevivientes y sus familias iniciaron los homenajes a las víctimas en el parque conmemorativo de la paz, cerca del hipocentro de la explosión nuclear hace 80 años.
Kazuo Miyoshi, un jubilado de 74 años, acudió a rendir homenaje a su abuelo y a dos primos que murieron en el ataque, y rezó para que el “error” nunca se repita. “No necesitamos armas nucleares”, afirmó.
Cerca de la icónica Cúpula de la Bomba Atómica de Hiroshima y rodeados de altas medidas de seguridad, más de 200 manifestantes protestaron con carteles y banderas con mensajes como “No a las armas nucleares, detengan la guerra” y “¡Liberen Gaza! No más genocidio” mientras coreaban consignas. La policía local reportó la detención de dos personas en casos separados, por la presunta agresión a un guardia de seguridad.
Los primeros ministros anteriores han enfatizado el estatus de Japón como el único país del mundo que ha sufrido ataques nucleares y han dicho que Japón está decidido a buscar la paz, pero los sobrevivientes dicen que es una promesa vacía.
El gobierno japonés solo ha pagado compensaciones a los veteranos de guerra y sus familias, aunque los sobrevivientes han buscado reparación para las víctimas civiles. También han buscado el reconocimiento por parte del gobierno de Estados Unidos de su responsabilidad por las muertes de civiles.
El papa León XIV también conmemoró este miércoles el 80º aniversario del bombardeo nuclear estadounidense que devastó la ciudad de Hiroshima y criticó la búsqueda de una “seguridad ilusoria basada en la amenaza de destrucción mutua”. Por su parte, el presidente italiano, Sergio Mattarella, instó a “no olvidar”.
“Hoy se conmemora el 80º aniversario del bombardeo atómico de la ciudad japonesa de Hiroshima, y dentro de tres días recordaremos el bombardeo atómico de Nagasaki. Deseo asegurarles mis oraciones por todos aquellos que sufrieron las consecuencias físicas, psicológicas y sociales de los ataques”, declaró el Papa durante la audiencia general celebrada en la Plaza de San Pedro.
El Pontífice subrayó que, “a pesar del paso de los años, estos trágicos acontecimientos constituyen una advertencia universal contra la devastación causada por las guerras y, en particular, por las armas nucleares”.
Asimismo, pidió que “la seguridad ilusoria basada en la amenaza de destrucción mutua dé paso a los instrumentos de la justicia, la práctica del diálogo y la confianza en la fraternidad” en el mundo contemporáneo, “marcado por fuertes tensiones y conflictos sangrientos”.
Agencias AP y ANSA