Para que exista un Estado se necesita saber: quién es el soberano, cómo se compone su territorio y cuál es la distribución de su población. La revolución de 1810 fue tan solo el comienzo del proyecto de país argentino que para entonces todavía no podía contestar aquellos tres interrogantes. Igual fenómeno ocurrió en la mayoría de los países hispanohablantes del continente donde las constituciones democráticas tuvieron desafíos complejos para consolidarse ante la amenaza viva de la inestabilidad y los actores que pretendieron instaurar sistemas anti republicanos.
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¿Por qué no logra estabilizarse la democracia en Hispanoamérica? El director de la Real Academia Española (RAE), Santiago Muñoz Machado, investigó más de dos siglos de historia en la región para descubrirlo. El intelectual español fue homenajeado hoy en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires por tres academias nacionales: la de Letras, la de Derecho y la de Ciencias Morales Políticas y presentó su último libro De la democracia en Hispanoamérica, una obra que narra los conflictos políticos en España y las excolonias, desde los estallidos revolucionarios de 1810 y la sanción de la constitución liberal de Cádiz hasta la actualidad.
Inauguró el acto Rafael Felipe Oteriño, presidente de la Academia de Letras, quien planteó la tesis en la investigación de Muñoz Machado. “A poco de desencadenados los procesos independentistas la mayoría de los países adoptaron un modelo liberal y republicano que tuvo un camino errático fruto de una creación abstracta”, dijo Oteriño.
Luego Rosendo Fraga, presidente de la Academia de Ciencias Morales Políticas, señaló: “El libro tiene casi mil hojas y sintetiza todo el proceso político social y constitucional de Hispanoamérica. Después de leerlo me surgió esta frase: ‘El orgullo de hablar español’”. A su turno Alberto Bianchi, presidente Academia de Derecho definió a Muñoz Machado como una de las personalidades más relevantes del derecho y las letras españolas.
“Fue necesario reunir a tres academia para honrarlo en su visita a Buenos Aires. Es una obra descomunal y una manifestación más extraordinaria del genio español”, sostuvo José Claudio Escribano en su diálogo con Muñoz Machado. El periodista analizó que se trata de un libro que retrata a una América que no termina de decidirse por un camino claro en su democracia y la obra de un autor profundamente curioso e interesado por el pasado de Hispanoamérica, recorriendo revoluciones, caudillismos, la influencia de los Estados Unidos, el impacto de las ideas de Locke y Rousseau y los cambios políticos y sociales drásticos sucedidos dentro de un extenso territorio unido por una lengua en común.
El directo de la RAE al comenzar su disertación señaló que en el continente sucedió algo “milagroso” con la lengua. “España dejó en América dos valores que no tuvo ella, unidad lingüística y unidad jurídica. La RAE, desde 1713 hizo un trabajo extraordinario, en principio en solitario, con la idea de preservar los tres pivotes de la lengua: el diccionario, la gramática y la ortografía. Hispanoamérica unificó bien el idioma. En cuanto a lo que me llevó a escribir el libro, soy un hombre curioso, amo esta tierra y me siento próximo a los intelectuales de estos países y sufro con ellos todos los problemas que han sufrido hasta la actualidad”, dijo Muñoz Machado.
Para el jurista e historiador la democracia es un régimen político muy complicado de estabilizar, “No es un tema de habilidad, sino que es un problema que sucede en todos los países del mundo. Para que exista un Estado hace falta que se defina quién manda, cuáles son las leyes, cuál es el territorio y la distribución de su población en una base igualitaria. En la Argentina de 1810 el debate de quién era el soberano no estaba resuelto, y recién se constituyó territorialmente a lo largo del siglo XIX, por la intervención de Roca en la Campaña del Desierto”.
En un ida y vuelta con Escribano, el periodista lo interrogó por los efectos, en la región, de la constitución liberal de Cádiz. “¿Hasta dónde prosperó el objetivo de Cádiz de reunir a los 10 millones de españoles que vivían en España más los 15 millones que vivían en América y darles un sistema político común?”, preguntó Escribano.
“Cádiz hizo una constitución para los dos hemisferios, para que el sistema fuera único. Fue un proyecto fascinante donde participaron las dos partes del Atlántico”, contestó Muñoz Machado. Y agregó: “Falló porque planteaba una utopía. Aquí ya estaba muy avanzado el proceso independentista y no era fácil mantener el control en colonias tan lejanas. Gobernar los dos hemisferios era complejo. Se aprobó con la pretensión de dirigir los dos hemisferios. La constitución terminó por derogarse, pero fue un modelo muy importante”.
Al final destacó que su investigación narra la historia de la búsqueda afanosa de hispanoamérica por alcanzar la democracia y los problemas que tuvo para estabilizarse frente al peligro de las ideas que buscan borrar este camino para perpetuarse en el poder.