La organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW) ha denunciado este miércoles la represión de las protestas antigubernamentales en Marruecos en demanda de mejores servicios públicos y ha reclamado a las autoridades que escuchen las peticiones de los manifestantes y respeten el derecho a la protesta, además de investigar el uso de fuerza letal y otros abusos por parte de las fuerzas de seguridad.
«Los jóvenes de Marruecos están expresando su descontento con el estado de la atención médica y la educación en el país», ha dicho Hanan Salah, directora asociada de HRW para Oriente Próximo y Norte de África. «El Gobierno debería escuchar las peticiones de los manifestantes y cambiar las tácticas represivas por una interacción pública y unas reformas de espectro amplio», ha sostenido.
Las manifestaciones, que estallaron el 27 de septiembre tras los llamamientos del movimiento GenZ 212, se han saldado hasta la fecha con al menos tres muertos y decenas de heridos, además de cerca de un millar de detenidos, con 270 de ellos haciendo frente a procesos judiciales. Además, las autoridades prohibieron las protestas, las de mayor calado en los últimos años en el país africano.
La ONG ha asegurado que ha podido geolocalizar varios vídeos publicados en redes sociales en los que se ve a una furgoneta de las fuerzas de seguridad atropellando a manifestantes en una rotonda en la ciudad de Ujda el 30 de septiembre y aplastando a un hombre contra una pared cerca de este lugar el día siguiente. Medios locales informaron sobre dos heridos en incidentes de este tipo en la ciudad, incluido un caso que provocó la amputación de una pierna a una persona.
Las fuerzas de la Gendarmería Real mataron además a tres personas e hirieron a varias, incluido un niño, tras abrir fuego contra manifestantes en Lqliaa, en Agadir, después de que las movilizaciones derivaran en disturbios derca de un puesto de control. Tras ello, un portavoz del Ministerio del Interior defendió el uso de fuerza letal arguyendo que algunos manifestantes lanzaron piedras y portaban armas blancas.
HRW ha reseñado que el análisis de los vídeos de las cámaras de seguridad muestran a manifestantes lanzando piedras y provocando incendios en la zona, tras lo que un uniformado abre fuego, sin que haya podido determinar si se lanzaron gases lacrimógenos previamente para intentar dispersar a los presentes, tal y como sostuvieron las autoridades marroquíes.
Por ello, ha hecho hincapié en que Rabat debe abrir una investigación transparente sobre los sucesos y garantizar que los responsables de abusos y mala praxis rindan cuentas, al tiempo que ha reclamado al Gobierno que apueste por una distribución igualitaria de los recursos para garantizar un acceso universal a la atención sanitaria de calidad, la educación y otros servicios públicos básicos.
«Los jóvenes de Marruecos están formulando demandas muy claras para una mejor sanidad, una mejor educación y el fin de la corrupción», ha esgrimido Salah, que ha incidido en que «si el Gobierno puede financiar estados de fútbol, puede financiar el sistema sanitario». «Los que piden oportunidades justas para su futuro no deben hacer frente a fuerza letal y represión», ha zanjado.