El comisario pontificio que gestiona desde hace un año las cuentas y los pagos ordinarios del convento de Belorado (Burgos), Mario Iceta, ha asegurado al entrar en los Juzgados de Briviesca, donde tenía que declarar en calidad de investigado ante la denuncia de las exmonjas cismáticas por delitos de coacciones, administración desleal y revelación de secretos, que no tiene que defenderse de nada porque, como ha asegurado, ha ejércido su responsabilidad «desde el cargo que le ha encomendado la Santa Sede «y que el Vaticano le ha reconocido con ese nombramiento.
Es más, ha recordado que en marzo la Fiscalía estableció que no «había ningún ilícito penal» en los hechos que se le imputan y se acercó a Briviesca a mostrar «la falsedad de estos hechos».
Iceta ha precisado también que ha sido «reconocido tanto por el Ministerio de Justicia como por el de Interior», a pesar de los «múltiples recursos interpuestos, y que dicha resolución «es firme», al tiempo que el el comisario pontificio ha concretado que el conflicto radica en que las cismáticas están «intentando transformar una entidad canónica en una entidad civil», un asunto administrativo que las denunciantes han llevado a los tribunales de Madrid.
El arzobispo de Burgos ha sido rotundo al afirmar que no se puede transformar «una entidad jurídica canónica en una entidad privada de una serie de socias», en relación al estatus que quieren adquirir las cismáticas. «Así lo están diciendo continuamente los ministerios», ha apuntado; y por eso «no se inscribe en el Ministerio del Interior a una asociación porque no puede ser resultado de una transformación canónica».
Tales declaraciones las ha efectuado Mario Iceta al llegar a las puertas de Juzgado de Briviesca poco antes de las 10.30 horas, con mucha antelación dado que estaba previsto que declarara como investigado a partir de las 13.00 horas.
El prelado, que ha llegado acompañado de Sor Carmen, de la Federación de clarisas Aránzazu, y Sor Amparo, la única religiosa que abandonó Belorado de inmediato nada más producirse el cisma, ha asegurado que hasta «en seis ocasiones» se ha requerido tanto por burofax como por vía notarial «la entrega de documentación del monasterio, de las cuentas, de los contratos y, pese a ello, hasta el día de hoy no ha sido posible». Solo tienen dominio sobre algunas de las cuentas y sobre la gestión de ciertos gastos.
Las cismáticas no han entregado «ningún tipo de documentación» y el propio Iceta se ha ido enterando de algunos gastos poco normales. Hasta el momento, a la Federación de Clarisas «le ha costado 360.000 euros» la gestión y en el mes de abril «se acaban de ingresar 20.000 euros más» para pagar gastos corrientes.
Con ese dinero se paga «a empleados, la luz, gas, multas, impuestos, el rénting de dos coches, los seguros de cuatro coches y arreglar las cuestiones también laborales de once trabajadores», ha concretado Iceta.
Con respecto a la revelación de secretos, el religioso también ha rechazado tal imputación y concreta que su actuación se ciñe a «transparencia en la gestión» y a una forma de «arrojar luz», como se hace en los obispados.