Independiente, el gigante que siembra problemas cuando empiezan a crecer las soluciones

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Sábado 9 con River en Avellaneda; miércoles 13 frente a Universidad de Chile en Santiago; domingo 17, visita a Vélez, y miércoles 20, revancha contra los trasandinos en el Libertadores de América. Repartidas entre el torneo Clausura de la Liga Profesional y la Copa Sudamericana, Independiente se apresta a vivir dos semanas de máxima intensidad que, sin dudas, van a marcar su marcha hasta fin de año. No solo porque los resultados que obtenga determinarán si se reacomodará en el certamen local (y en la tabla anual) y/o sigue adelante en la competición subcontinental sino también, y sobre todo, porque servirán para disipar o profundizar la crisis en ciernes que destapó su errático inicio de semestre.

Los mismos hinchas que despidieron con aplausos al equipo pese a que había caido por penales en una semifinal del Apertura no salen del desconcierto que les provocan las tres derrotas al hilo cosechadas tras el receso, los bajos rendimientos individuales, el último puesto en la tabla y la pronta eliminación en la Copa Argentina. Pero ahora, además, asisten asombrados a una serie de hechos que permanecían bajo la alfombra mientras el equipo ganaba y que salieron a la luz –o reclamaron la atención que se les debía dar– cuando la pelota dejó de entrar en el arco de enfrente.

Lomónaco en el partido ante Gimnasia; el defensor fue uno de los que bajaron su nivel del torneo Apertura al Clausura.

La secuencia abarca todos los ámbitos: el dirigencial, el del cuerpo técnico y el del vestuario. Y pone una vez más en evidencia la inestabilidad crónica que desde hace al menos tres décadas aqueja la psique y el cuerpo de un club que se empeña en buscarle un problema a cada solución.

La marcha del colombiano Álvaro Angulo al mexicano Pumas ha sido, en ese sentido, un punto de inflexión. La Pantera Negra Turbo causó el primer temblor cuando manifestó su deseo de irse “por sentirse mal tratado por los directivos del Rojo” antes de su última presentación en el equipo, ante Gimnasia, de Mendoza, por Copa Argentina, el 29 de junio. Los antecedentes del futbolista en su país hicieron sospechar una maniobra especulativa por su parte para lograr una mejoría en sus ingresos, teoría que el propio club se encargó de difundir. Confirmada su salida, el silencio que suele rodear los fichajes y las ventas del Rojo se tornó ensordecedor al tratarse de un jugador que había calado hondo en el público, y la sombra de la duda se posó sobre lo sucedido.

Álvaro Angulo desencadenó un conflicto por las condiciones de su contratación y se marchó del club alegando que la dirigencia lo había maltratado.

Esta semana, desde su nuevo destino, Angulo echó algo más de leña a la hoguera. Aclaró que en su día el club le compró 85% por ciento de su pase (llegó en calidad de jugador libre) y no 50%, como sí se informó en su momento, y que en este receso él no había pedido mejorar sus ingresos anuales sino que le abonaran deudas. Un comunicado emitido de inmediato por el club y las declaraciones del presidente Néstor Grindetti hechas el lunes en Radio La Red quedaron muy lejos de aclarar la situación.

El documento incluye un error inexplicable: afirma que al futbolista le deben 35.000 dólares cuando indica la cifra con números, pero eleva la cantidad a noventa mil al escribirla con letras. “Fue un error material”, intentó explicar Grindetti. El mandatario aseguró que Angulo le manifestó personalmente su voluntad de irse a México sin aceptar una oferta de aumento en sus ingresos, pero llamativamente eludió varias veces responder el importe exacto que se había pagado por su adquisición (tema que también se ignora en el citado documento). Por fin, Grindetti partió la diferencia y dejó caer un 70% muy poco convincente.

Néstor Grindetti (segundo desde la izquierda) con Julio Vaccari (tercero), en la presentación del director técnico; el presidente no acierta con las explicaciones económicas, y el entrenador, con las declaraciones deportivas.

El posible cambio de proveedor de la indumentaria oficial –la empresa local Atomik, con muy pocos antecedentes en el mundo del fútbol, sustituiría a Puma– agregó alguna chispa al descontento, y destapó las disputas internas que existen en la comisión directiva, a las que los éxitos en los primeros meses del año venían disimulando.

En el escalón inmediatamente inferior aparece Julio Vaccari. El director técnico santafesino tiene por norma hablar solo en las conferencias de prensa, pero lo hace sin poner muchos filtros a sus palabras. En el último mes dejó frases fuertes, como las siguientes:

  • “Es una obligación y una necesidad incorporar jugadores”.
  • “Si Independiente quiere tener aspiraciones serias de pelear en los tres torneos necesita dos futbolistas de elite para el fútbol argentino por puesto”.
  • “Cuando terminó el primer semestre pasé seis nombres de centrales de jerarquía, por derecha e izquierda. Me dijeron que eran imposibles. Con los que nos pusimos a analizar después, el margen de error es más grande”.
  • “No creo que Independiente sea candidato”.

Varias de ellas sonaron a sincericidio.

Los

Por un lado, generaron disgusto en parte de la dirigencia, que se sintió apuntada. Por el otro, el plantel, que mira de reojo las compras y ventas ya que se le debe dinero (los rumores hablan de dos meses de sueldos; “algunos premios, nada importante”, señaló Grindetti), percibió cuotas de menosprecio en los dichos de su director técnico.

El combo, en todo caso, enrareció el clima en el vestuario. Y el club no satisfizo las aspiraciones del entrenador. Independiente empezó el Clausura sin haber reemplazado a los dos defensores laterales izquierdos que se habían ido (Milton Valenzuela y Facundo Zabala se incorporaron recién para la tercera fecha) y tiene apenas cuatro centrales (uno, Sebastián Valdez, se recupera de una operación, y otro, Kevin Lomónaco, se iría en cualquier momento si algún club europeo abona su cláusula). Para colmo, esta semana se confirmó la llegada del uruguayo Matías Abaldo, expuntero de Gimnasia, una posibilidad que llegó al club y el DT dio por buena. Del quinto zaguero central solicitado no hubo más noticias.

Cuando todos nos alineamos detrás de un funcionamiento, fue cuando peleamos de igual a igual con cualquiera. El camino es seguir intentándolo, con las mismas ganas, la misma predisposición, y saber que si queremos pelear por cosas importantes tenemos que trabajar más y mejor como equipo. Yo sigo estando orgulloso de cómo se entrenan y se brindan estos futbolistas”, subrayó Vaccari luego de la eliminación de Copa Argentina. “Tenemos que poner toda la bronca, la de los jugadores y la de la gente, para dar vuelta este momento”, enfatizó el capitán, Rodrigo Rey, pocos minutos después del partido frente a Belgrano.

“No voy a dejarme llevar por estos partidos para tomar una decisión con Vaccari. Valoro su transparencia y su sinceridad además de sus cualidades técnicas. Revalorizó el plantel y hay que tener serenidad”, dijo el lunes el presidente Grindetti, pensamiento que no es unánime en la dirigencia. En las dos próximas semanas, River, Vélez y por partida doble Universidad de Chile pondrán a prueba la inestable psique de este Independiente que siembra problemas cada vez que empiezan a crecer las soluciones.

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