El miembro de la Misión de India, ante las Naciones Unidad, Rentala Srinivas, acusó a Pakistán de ser epicentro del terrorismo global durante la sesión anual de la Asamblea General de la ONU celebrada en Nueva York desde la semana pasada. Srinivas utilizó el término “Terroristán” para referirse al país vecino e insistió en que las huellas dactilares de Pakistán estaban presentes en los atentados cometidos en diversos lugares, calificándolo como una amenaza para la región y el mundo.
El diplomático defendió que “sus huellas dactilares son evidentes en el terrorismo de varios lugares. Es una amenaza no solo para sus vecinos, sino para el mundo entero. No hay argumentos ni mentiras que puedan blanquear los crímenes de Terroristán”, según su declaración recogida en el foro multilateral.
La respuesta del portavoz paquistaní, Muhammad Rashid, rechazó el uso del término “Terroristán” como “un intento deliberado de calumniar e insultar a un pueblo entero” y acusó a Nueva Delhi de buscar la desestabilización de la región. Además, denunció la supuesta utilización de operaciones encubiertas por parte de los servicios secretos indios y calificó a la India como un “abusón regional”.
Una historia de tensiones
India y Pakistán, ambas potencias nucleares, mantienen una rivalidad marcada por la disputa de Cachemira y la acusación mutua sobre terrorismo desde su independencia del Reino Unido en 1947. La partición provocó desplazamientos masivos y enfrentamientos sectarios, iniciando desde entonces varias guerras y una permanente desconfianza.
El maharajá de Jammu y Cachemira optó inicialmente por integrarse en India, lo que desencadenó la primera guerra indo-paquistaní en 1947-48. Los conflictos bélicos continuaron: en 1965 por Cachemira, y en 1971 cuando India apoyó la secesión que dio lugar al nacimiento de Bangladés. Una nueva escalada ocurrió en 1999 con el conflicto de Kargil, cuando tropas paquistaníes ocuparon posiciones en territorio de Cachemira bajo control indio y Nueva Delhi respondió militarmente.
Desde los años ochenta, la insurgencia armada en Cachemira alimentó la tensión permanente. India acusa a Pakistán de apoyar a grupos como Lashkar-e-Taiba y Jaish-e-Mohammed, responsables de atentados como los ataques de Bombay en 2008 y Pulwama en 2019. Islamabad rechaza estas alegaciones y sostiene que solo respalda la autodeterminación de la población cachemir.
El clima bélico se agravó en 2025 tras un atentado contra turistas en Pahalgam, Cachemira india, con 26 muertos, lo que desembocó en operaciones militares, intercambios de ataques y un frágil alto el fuego el 10 de mayo. Hoy, la militarización de la región, las suspensiones de tratados y el bloqueo diplomático y comercial mantienen a ambos países en un estado de enfrentamiento continuo, mientras la comunidad internacional observa con preocupación la persistente escalada entre dos potencias nucleares.