Nadie diría que se trata de un festejo prenavideño. Y sin embargo, lo es. De origen evidentemente pagano, y muy presente en la zona de los Alpes del Tirol, al “Krampus” lo llaman el “gemelo de Santa Claus”. Su misión (algo excesiva, dado su aspecto terrorífico): castigar a los niños que se portan mal durante la Navidad. Lo cierto es que, más allá de las creencias, la parte vistosa de la tradición se mantiene: aquí vemos un participante de la “Noche del Infierno” en Lana, al norte de Italia, consagrada al desfile de estos seres de máscara diabólica, cuernos y mantos de pieles. Podemos sospechar que hay mucha gente menuda entre el público del desfile, y que ya nada queda del pavor que alguna vez esta tradición generara. Ahora solo resta la fascinación por los disfraces y el perenne encanto del fuego, la noche y el hilo indefinible que suele unir a las multitudes.
Infernales
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