Ubicado en medio de los rascacielos, el Central Park funciona como un pulmón verde para Nueva York. Sin embargo, no solo los habitantes de la metrópoli y los turistas lo disfrutan. En el último tiempo, aparecieron unos visitantes inesperados: los coyotes. Empujados por la pérdida de sus hábitats naturales, esta especie aprendió a convivir con los seres humanos y algunos ejemplares se instalaron en el corazón de Manhattan.
Coyotes: una especie salvaje que se adaptó a vivir en la ciudad
La expansión urbana y la pérdida de hábitat empujaron a estos animales a convivir cada vez más cerca de las personas. Lejos de desaparecer, aprendieron a sobrevivir en escenarios que antes les resultaban hostiles, como los grandes centros urbanos de Estados Unidos. Según un estudio publicado en Urban Ecosyst, la clave está en su capacidad de adaptación a los riesgos, como el tránsito y la actividad humana.
En ciudades como Chicago ya se contabilizaron alrededor de 4000 ejemplares. Mientras que en Nueva York, los investigadores estiman que hay unos 20 coyotes. Aunque esta cifra puede parecer baja, para un entorno densamente poblado como Manhattan representa un fenómeno llamativo.
Los especialistas destacan que su expansión se relaciona con la desaparición de depredadores naturales como los lobos y con la transformación de áreas rurales en suburbios. Chris Nagy, biólogo de vida silvestre y cofundador de Gotham Coyote, afirmó a The Guardian que “los coyotes tienen crías cada año, y esas crías empiezan a dispersarse en todas direcciones”. Una de esas áreas es la ciudad. “Son lo suficientemente adaptables como para comprender el hábitat urbano y lo que necesitan hacer para vivir”, agregó.
Esa flexibilidad también explica su presencia en Nueva York, donde encontraron espacios vacíos, horarios predecibles y áreas tranquilas de noche, como los sectores de construcción temporal dentro del parque.
Romeo y Julieta, los coyotes más famosos de Nueva York
Entre los coyotes identificados en Central Park se destacan Romeo y Julieta. Según especialistas, Julieta llegó en 2019 desde Westchester y Romeo se sumó en 2023, tras recorrer las vías del tren hasta llegar a la isla. Ambos comenzaron a moverse por sectores como el Teatro Delacorte, lo que inspiró sus nombres.
Los fotógrafos locales los siguen de cerca. “Son realmente expertos en navegar por el parque sin ser vistos”, comentó Jacqueline Emery, fotógrafa que junto a su pareja dedica noches a documentarlos.
El interés que despiertan los coyotes atrajo a naturalistas y fotógrafos que dedican horas a observarlos. Chris St. Lawrence, estudiante de maestría en educación para la conservación en la Universidad de Nueva York, describió el desafío de encontrarlos: “Hay que mantener los ojos abiertos”.
El estudiante contó a The Guardian que, pese al cansancio de su trabajo diario, acude al parque con la esperanza de captar momentos únicos, como verlos jugar en el hielo o escucharlos aullar de noche.
Coyotes en Central Park: ¿Un riesgo para los visitantes?
Aunque la presencia de coyotes despierta cierta alarma, los expertos remarcan que no suelen representar un peligro para las personas. “No se acercan a la gente y no les interesan los perros. Tendrías muchas más razones para temer que tu perro sea mordido por otro perro”, afirmó David Lei, residente de Manhattan y fotógrafo de vida silvestre al medio citado.
El riesgo aumenta cuando las personas intentan alimentarlos o se acercan demasiado. Por eso, la ciudad de Nueva York lanzó en 2016 el programa WildlifeNYC, con el objetivo de promover la convivencia responsable entre humanos y fauna.
“Nuestro objetivo es garantizar que tanto las personas como los coyotes puedan usar nuestros parques de forma segura”, señaló Katrina Toal, subdirectora de la unidad de vida silvestre de Parques de la Ciudad.