La industria de protección de cultivos vivió años turbulentos recientemente provocados por una sucesión de hechos negativos como la fortísima sequía de la campaña agrícola 2022/23 y los desequilibrios macroeconómicos de esos años. Las compañías que capearon el temporal, tanto grandes como medianas, reajustaron sus estrategias con el propósito de mantenerse como pilar clave del desarrollo agroindustrial.
El maíz requiere de políticas y planes para lograr el despegue necesario
“El mercado está en transición”, dijo Federico Alonso-Hidalgo, gerente general de Gleba, una firma creada hace 75 años por investigadores y docentes de la Universidad Nacional de La Plata. Ubicada en Melchor Romero, a 15 kilómetros de La Plata, próxima al cordón hortícola de la capital bonaerense, la compañía cuenta con una planta que formula y elabora herbicidas, fungicidas y otros fitosanitarios tanto para la agricultura extensiva como para la intensiva. Desde 1997 forma parte del conglomerado chileno Anasac, que adquirió el 80% la firma y en 2006 el 100%.
Tanto la planta de producción como el laboratorio de investigación y control de calidad que posee integran una red internacional que tiene el grupo Asia, Oceanía, Sudáfrica y otros países de América latina. La expansión en la Argentina formó parte de una estrategia de crecimiento local e internacional del grupo chileno que nació en 1948.
Con ventas anuales por US$319 millones, que incluyen una división de productos para jardín, Anasac cuenta con tres plantas de elaboración de fitosanitarios. Una está ubicada en la localidad de Longyou, en China, otra en Lampa, a 30 kilómetros de Santiago de Chile y la tercera en Melchor Romero.

Como parte de esa transición hacia un mercado en crecimiento Alonso-Hidalgo informó durante una presentación a la prensa especializada que prevén invertir unos cinco millones de dólares en los próximos cinco años para mejorar la capacidad de formulación, logística e investigación de Gleba. “Las condiciones climáticas de esta campaña agrícola son favorables para la producción”, añadió. Y destacó: “como parte de la cadena agroindustrial apostamos al mediano y al largo plazo con el agregado de valor como ejes”
“Buscamos potenciar las moléculas clásicas”, explicó Daniel Corvalán, gerente de Marketing y Desarrollo de la firma. “Queremos anticiparnos a lo que vendrá”, añade, en referencia a los distintos momentos que plantean las campañas agrícolas. Para Corvalán, uno de los principales desafíos que tiene hoy la agricultura argentina es la expansión de las malezas resistentes. Pero también, hay una exigencia por productos específicos frente a la aparición de enfermedades en los diferentes ciclos de la campaña agrícola. Para responder a esa demanda, tienen convenios con instituciones y entidades como el INTA y la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid). Además, Corvalán informó que para los próximos dos años prevén lanzar 18 nuevos productos para el agro. “Apuntamos a los segmentos de alto valor”, dijo Alonso-Hidalgo.
Consultados si, como compañía dedicada a la protección de cultivos, tienen interés en la industria de semilla, los directivos de Gleba lo descartaron debido a las tendencias que se reflejan en la actividad con compañías internacionales que separan sus divisiones de fitosanitarios de las de semillas.
En Melchor Romero, Gleba formula sus propios productos y además presta el servicio de elaboración y formulación para compañías de origen europeo, norteamericano y asiático. Cuenta con tres unidades de producción de herbicidas con una capacidad total de cinco millones de litros al año, mientras que en fungicidas elaboran un millón de litros al año. En cultivos intensivos, abarcan productos para la frutihorticultura. En el laboratorio, además, realizan controles de calidad para sus productos y prestan servicios para terceros. También cuentan con depósitos certificados por la Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos (Ciafa).
