La muerte de Nelson Alberto Rodríguez Morales en Kennedy, Bogotá, mientras se dirigía al velorio de su madre, añade un nuevo capítulo de violencia a una serie de homicidios y ataques recientes en la región central de Colombia.
Este suceso, en el que Rodríguez Morales recibió un disparo en la cabeza, ha despertado interrogantes sobre posibles vínculos entre tres hechos violentos, separados por 22 días y 172 kilómetros, que involucran antecedentes judiciales compartidos y patrones similares de ejecución.
Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel
En el análisis de estos crímenes, las autoridades aún no han confirmado la conexión entre los asesinatos en Villavicencio, el municipio de El Colegio, en Cundinamarca (también conocido como Mesitas del Colegio) y la localidad de Kennedy, pero tampoco han descartado la relación entre los eventos.
Según información proporcionada por los órganos de investigación, los intervalos temporales, la corta distancia geográfica y el historial delictivo de todas las víctimas refuerzan la hipótesis de una posible escalada de retaliaciones entre organizaciones criminales de la zona.
¿Cómo serían las conexiones?
El primer suceso, que habría encendido las alarmas sobre una presunta guerra de bandas, se produjo el 29 de julio. Ese día, Norbey Olivares Rojas, conocido como alias el Diablo, perdió la vida tras un ataque perpetrado por tres hombres armados con fusiles, quienes llevaban prendas de la Policía Nacional mientras actuaban en una calle de Villavicencio.
Olivares Rojas era considerado uno de los líderes de la organización criminal Guatiquía y tenía antecedentes por homicidio agravado, tentativa de homicidio, concierto para delinquir agravado con fines de extorsión, así como por fabricación, tráfico y porte de armas de fuego.
Bajo la apariencia de empresario del reciclaje, ocultaba una amplia vida criminal, según registros de las autoridades.
Dentro de los hechos más recientes atribuidos a alias el Diablo se destacan dos ataques armados: uno en diciembre de 2023 en Villavicencio, donde murió una persona, y otro en marzo de 2024 en Corozal (Casanare), que dejó un herido.
Estas acciones muestran la frecuencia y el alcance de la violencia vinculada a la estructura liderada presuntamente por Olivares Rojas.
Veintidós días después de ese asesinato, el martes 19 de agosto, un nuevo acto de violencia sacudió la vereda San Ramón en El Colegio. Cuatro hombres llegaron en dos motocicletas al predio conocido como Villa Claudia y, tras preguntar por una supuesta caja fuerte, abrieron fuego contra los presentes.
La incursión dejó tres muertos —Ángel Natalia Vaca Santamaría (24 años), Sol Margarita Morales Lara (67 años) y Jobany Javier Chivata Daza (44 años)— quienes recibieron disparos en la cabeza, cuello y rostro. También resultaron heridos Jairo Vélez Rodríguez (36 años), Luis Alberto Rodríguez (68 años) y Claudia Teresa Rodríguez (49 años), todos miembros de una misma familia.
Las pesquisas iniciales revelan que tanto los fallecidos como los heridos presentaban antecedentes por delitos como homicidio, porte ilegal de armas, tráfico de estupefacientes, concierto para delinquir, hurto y violencia intrafamiliar.
Por esta razón, la primera hipótesis de la policía apunta a que el ataque respondería a un ajuste de cuentas por disputas entre bandas delincuenciales.
No obstante, una declaración reciente del alcalde de El Colegio, Diego Andrés López, ha abierto una nueva línea de investigación que aún permanece bajo reserva y que podría modificar el rumbo del caso. En diálogos con Caracol Radio, el mandatario local reveló que la familia “venía del llano, estaba en una especie de descanso en esta finca, en una especie de refugio, podríamos decirlo”.
Funeral en Bogotá fue interrumpido por sicarios: el asesinado es hijo de una de las víctimas de la masacre de Mesitas del Colegio
La búsqueda de los responsables de un nuevo acto de violencia en el barrio Carvajal, en el occidente de Bogotá, moviliza a las autoridades después de que Nelson Alberto Rodríguez Morales, de 45 años, fuese asesinado a bala frente a familiares y asistentes al velorio de su madre.
El crimen ocurrió la noche del 22 de agosto de 2025, apenas tres días después de que Sol Margarita Morales Lara —la madre de la víctima— perdiera la vida en una masacre ocurrida en Cundinamarca.
Según información confirmada por las autoridades policiales, los investigadores han enfocado sus esfuerzos en determinar la relación entre ambos hechos, que estarían vinculados a un ajuste de cuentas entre organizaciones criminales que operan en la zona.
La Policía Nacional, que hizo públicas estas hipótesis el 23 de agosto, señaló que “el segundo ataque contra la misma familia parece reforzar la tesis de una disputa violenta entre bandas delictivas”.