Isabel de Sebastián: sus ilustres abuelos, el regreso de Metrópoli, su vida en Nueva York y su opinión sobre las chicas del pop actual

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Mediados de los 80. Plena primavera democrática. A tono con los nuevos aires de libertad empezaban a aflorar propuestas artísticas tan eclécticas como renovadas. Y muchos raros peinados nuevos. En ese contexto de ebullición creativa nacieron varias bandas pop que le sumaron ritmo, glamour, desfachatez y alegría a la alicaída escena musical. Una de las más importantes fue Metrópoli, liderada por Isabel De Sebastián, que en su primera formación también contaba con Ulises Butrón, Richard Coleman y Celsa Mel Gowland. El grupo llegó a grabar dos álbumes: Cemento de contacto, en 1985 y Viaje al más acá, en 1987. Y a hacerse famoso por un par de hits potentes: “Contractura” y “Héroes anónimos”. Sin embargo, en su mejor momento, se disolvió.

Ahora, después de una vida y una carrera cimentadas en Estados Unidos, De Sebastián regresa para homenajear al mítico grupo. La cita es el 18 de octubre en el ND Teatro y el eslogan: “Todos somos héroes anónimos”.

-¿Qué recuerdos tenés de la escena musical de los 80?

Yo recuerdo que era una especie de estallido creativo multidimensional, te diría. La gente se subía a un escenario a cantar, pero también hacía otras cosas. O sea, actuabas, pero también hacías la escenografía. Era todo muy experimental y muy artesanal. Recuerdo que estábamos todos bastante unidos, había tres o cuatro lugares por donde circulábamos todos. Había pocos canales de difusión, y había que arreglárselas como podíamos. Los que hacíamos música en los 80 estábamos muy relacionados con las artes performáticas y la poesía. Yo siempre digo que fue como que abrieron las gateras y salimos todos desbocados a descubrir el mundo porque había cambiado el aire, la atmósfera.

-Por aquel entonces las mujeres empezaron a imponerse en el medio de otra manera, ¿no?

-En los 80 hubo una presencia femenina que no sé si hubo en los 90. Por ejemplo, yo también cantaba con [Luis Alberto] Spinetta, con Virus. Y no nos olvidemos que formé parte del primer grupo de chicas, Las Bay Biscuits (junto a Fabiana Cantilo, Diana Nylon, Viviana Tellas y Mavi Díaz, entre otras). Llegamos a presentarnos junto a Los Redonditos. Les hacíamos los coros y ellos tocaban nuestras canciones, que eran las primeras que yo componía, en principio de tinte humorísticas. Por ejemplo, junto a Fabi Cantilo hicimos “Mujeres aburridas”, en la onda del “Girls Just Want to Have Fun”, de Cyndi Lauper. Charly también nos convocó para actuar con él. Después Fabi se sumó a Los Twist y yo armé Metrópoli.

-Las Bay Biscuits no eran solo un grupo musical…

-No, no, en absoluto. Lo que hacíamos era teatro musical. Protagonizábamos performances. Eso era algo que estaba muy de moda afuera. En Nueva York y Londres había mucha movida de artes performáticas. Laurie Anderson, por ejemplo, era un gran personaje de la movida neoyorkina. Digamos que Las Bay Biscuits empezaron a ser más musical cuando yo me incorporo. Ellas cantaban, sí, pero no demasiado. Hasta que yo empiezo a componer para el grupo.

-Recién mencionaste a Los Redonditos. ¿Es verdad que hicieron los coros en los primeros demos de la banda y que después no quedaron en el registro final? ¿Por qué?

-Sí, grabamos los coros de los demos, pero después no sé qué pasó. Porque yo en realidad escucho el primer disco y yo escucho mi voz. Es rarísimo. Claudia Puyó me asegura que los cantó ella, pero yo te juro que escucho mi voz. Algún día se lo tendré que preguntar a Sky o al Indio.

Isabel De Sebastián fundó Metrópoli tras su alejamiento de Las Bay Biscuits

-¿Cómo nace Metrópoli?

Nace cuando me alejo de Las Bay Biscuits para concretar un proyecto más musical. Ahí me junto con Celsa Mel Gowland. Y se nos ocurrió poner un aviso en una revista buscando músicos. Y fue entonces que aparecieron Ulises Butrón y Richard Coleman. Ellos ya venían haciendo canciones juntos, luego las empezamos a hacer Ulises y yo. Al tiempo Richard se abrió de Metrópoli para hacer Fricción y Celsa sólo llegó a grabar el primer disco. Por último, el grupo se redujo a un dúo, conformado por Ulises y yo.

-Aunque la conformación fuese mixta, ¿se podría decir que Metrópoli fue la primera banda nacional de pop/rock feminista?

-No sé si feminista, pero sí la primera liderada por una mujer. Hasta entonces la gente no estaba acostumbrada a que una mujer estuviera al frente de un grupo, y que encima esa mujer sea compositora. Sí estaba Celeste, que componía, pero era solista. Recién un tiempo después vinieron las Viudas. Ojo, no fue fácil, ¿eh? Me ha pasado llegar a la sala de ensayo y que de golpe un plomo nuevo me dijera: “Nena, vos andá a la cocina a hacer unos matecitos”. Por suerte a partir de ahí los liderazgos femeninos fueron más usuales.

-¿Qué sentiste cuando años después el hit “Héroes anónimos”, que vos compusiste, fue versionado por Catupecu Machu?

-En ese momento yo estaba un poco alejada de todo, viviendo en Estados Unidos y teniendo hijos. Digamos que estaba en otra. Pero siempre es lindo que una canción se mantenga viva. Ese es uno de los motivos por los que volveré a cantar con Metrópoli, por la vigencia de algunas canciones y, fundamentalmente, de sus letras. Porque la verdad que “Héroes anónimos”, que dice “estamos atrapados en la misma red, viajando por un laberinto” es tan pero tan actual aunque se pueda pensar que hoy la red es otra. Y “Estamos sosteniendo una pared, por favor no la dejes caer; me bombardean otra vez, vuelvo a construir mi casa con esa fuerza al más allá que encuentro en tu mirada”… sigue siendo un poco la historia de la Argentina y de la humanidad en general, ¿no?

La influencia de Spinetta

-Dijiste que llegaste a cantar con Luis Alberto Spinetta y con Virus. También coescribiste con Gustavo Cerati y Charly Alberti una canción para Soda Stereo, “En camino”. ¿Cómo te nutrieron todas esas experiencias?

La relación con Luis fue fundamental en mi vida porque él no solo era poeta cuando escribía canciones o hacía música, lo era cada segundo que estaba despierto. Entonces, ver cómo se manejaba en el mundo, y cómo miraba la realidad con un filtro completamente poético fue una influencia enorme para mí, realmente. Yo agradezco muchísimo haberlo conocido. Y todo lo que hizo por mí, sin saberlo. Porque, cuando yo era chica era un poco sapo de otro poso en la escuela y me sentía bastante sola. Y recuerdo, a los 12 ó 13 años, en medio de esa soledad, escuchar de repente en mi casa el primer disco de Almendra y pensar que tal vez ya no estuviera tan sola. Sentía que había alguien que se sentía como yo. Era muy loca esa situación, pero a la vez muy real. Ese primer disco de Almendra fue un acompañamiento enorme en ese momento de mi vida. Por eso, haber terminado cantando con él, en su etapa de Privé, fue uno de esos momentos que atesoraré para siempre.

-¿Por qué se disolvió Metrópoli?

Porque Ulises tomó la decisión de sumarse al grupo de Miguel Mateos, que se llamaba Zas. Yo me había ido de viaje, él tomó la decisión y cuando regresé me lo dejó saber. Para mí fue un shock porque estábamos muy unidos y funcionábamos muy bien, sobre todo a partir del segundo disco, en que Metrópoli había crecido mucho. Estábamos componiendo para un tercer disco. A veces me pregunto, ¿qué hubiera pasado con ese nuevo disco? Yo creo que hubiera sido una bomba. Pero, bueno, ahí comencé mi carrera solista.

-Y te fuiste a Nueva York…

-Me fui a Nueva York en el 89 con la intención de grabar allí, a instancias del productor Oscar López, mi primer disco solista. Pero estando allí apareció la hiperinflación en la Argentina y hubo que hacer un parate. Se me ocurrió quedarme igual un par de meses para hacer mi experiencia neoyorquina. Pero enseguida lo conocí a Bob Telson, quien después fue el padre de mis hijos. Y me quedé a vivir allí.

Isabel De Sebastián reconoce que la influencia de su exmarido, Bob Telson, en su música es

-¿El encuentro con Bob fue decisivo en tu crecimiento como artista?

-La influencia de Bob fue enorme porque si bien es un tipo cuyo tronco musical es la música estadounidense, recibió mucha influencia del gospel y de toda la música afroamericana. Además tiene un enorme aprecio por todas las músicas del mundo. Para que se entienda bien su amplitud de gustos y conocimientos, te cuento cómo me conquistó: me pasó a buscar para ir a un concierto de Philip Glass, con el que había tocado bastante tiempo; después me llevó a cenar a un restaurant donde unos amigos tocaban música mexicana y después me llevó a un lugar donde una amiga bailaba música árabe. Digamos que en una noche me paseó por el mundo. Y así empezó nuestra relación y nuestros viajes por todos lados, siempre con la música como común denominador. Hasta que después de unas décadas y dos hijos nos separamos.

-¿En Nueva York abandonaste el pop por la world music?

-En realidad en Nueva York empecé a cantar tango. Fue mi manera de seguir conectada con la Argentina, a pesar de que siempre regresé al país periódicamente. Yo siempre tuve el corazón mirando al Sur; por eso, cuando descubrí el tango, Bob me acompañó en mi búsqueda. También grabamos un disco juntos (que incluyó el clásico “Calling You”, del film Bagdad Café, que compuso Telson, y otros temas en inglés).

-Más tarde grabaste dos discos solistas (Isabel de Sebastián, en 2013, y Corazonada, en 2020), con elementos de música latinoamericana y estadounidense. El segundo remite a los soundtracks de los films de Quentin Tarantino…

Sí, bueno, es que tiene un poco eso. Yo digo que hago boleros del lejano oeste. Tienen mucho de western, de spaghetti y de bolero. Encontré en esa mixtura el reflejo de mis dos mundos. Porque por un lado he vivido mucho tiempo allí. Por eso esas guitarras del lejano oeste me son tan familiares. Y por otro lado, yo tengo un enorme amor por la música argentina. Siento que autores como el Cuchi Leguizamón están entre los mejores del mundo. Lo bueno de vivir en Nueva York (aún sigo haciéndolo, parte del año) es que perdés el prejuicio. Al menos en materia musical, en Nueva York todo puede ser. Por eso no tuve el menor problema de incluir en mis discos una cumbia psicodélica peruana y enseguida un tema de Spinetta con letra de Rafael Alberti (la famosa poesía “Se equivocó la paloma”), algo muy poco habitual. Según la industria, tenés que tener un perfil muy definido, y cuando a la gente le gusta ese perfil tenés que seguir apostando a él siempre, sin grandes cambios. Pero como yo no siento que pertenezca a la industria, decidí otorgarme todas las libertades.

Los abuelos ilustres

-Acabás de nombrar a Rafael Alberti. Pocos saben que fue tu abuelo.

En realidad era el marido de mi abuela. Ella tuvo dos hijos con su primer marido de muy joven. Después la guerra de alguna manera los separó. Eran tiempos en que el divorcio era un tema muy difícil de superar para una familia en España. Por entonces era el padre el que tenía la potestad de los hijos. Por eso mi padre y su hermano se tuvieron que quedar con la familia paterna mientras mi abuela, digamos, armaba su nueva familia. Mi abuela volvió a formar pareja con Rafael y vivió un gran amor que duró 50 años. En esta casa (su refugio en Buenos Aires, en pleno Palermo) hay cuadros diseminados por todos lados, con escritos de él. Por ejemplo, está este con una dedicatoria para mí: “A Isabelita para que nunca se coma los pájaros con sus besos”. Yo soy argentina porque ellos se exiliaron en Argentina y mi padre volvió acá a reencontrarse con su madre. Luego conoció a la mujer de su vida y ahí nací yo.

Sobre María Teresa León, su abuela:

-¿Qué heredaste de Rafael?

-Por él tengo un amor profundo por la poesía española de la generación del 27, por la de Antonio Machado y Federico García Lorca. Tuvimos una relación muy estrecha y de hecho lo acompañé en un viaje al sur del país. Lo de él fue un legado de imaginación y de compromiso con su tiempo y la libertad. En el caso de mi abuela (María Teresa León), el legado es aún más importante. No sólo porque es la madre de mi padre sino porque fue una mujer única, y una de las más importantes de la cultura española del siglo XX.

-Hablame de tu abuela.

-Ella no solo fue una gran escritora, fue también actriz, creó “las guerrillas del teatro” y fue la que salvó de las bombas de Franco y los alemanes, en 1936, los cuadros del Museo del Prado. Ella en persona fue la que subió a un camión “Las meninas” para que de noche lo pudieran sacar. Hace muy poco Almudena Grandes le dedicó un texto hermosísimo al respecto. Asimismo, fue la secretaria de la Alianza de Intelectuales Antifascistas, amiga de Bertrand Russell y Bertolt Brecht, al que adoraba. También íntima de Ernest Hemingway, y de hecho estuvo viviendo un tiempo en su casa de Cuba. Yo armé un espectáculo en torno a su figura, con videos y canciones con letras de Rafael, que se pudo ver en el 2023 (cuando hubiera cumplido 120 años) en el Museo del Prado.

–¿Y de sus días en Argentina, qué rastros quedaron?

–Cuando estuvo radicada en la Argentina escribió el guión de La dama duende, que dirigió Luis Saslavsky, del que era muy amiga. Y también escribió muchísimas columnas en la revista Mucho Gusto, que fueron absolutamente liberadores para las ama de casa. Ella siempre se relacionó de igual a igual con todos los grandes, como Buñuel, Lorca y Neruda, porque ella también era una grande. Fue una mujer adelantada a su tiempo e inmensamente solidaria con las mujeres, en un tiempo en que la palabra sororidad no existía.

-¿Cómo se desarrolla tu vida hoy? ¿Mitad en Nueva York y mitad en Buenos Aires?

-Yo básicamente vivo en Brooklyn, pero también paso buena parte del año aquí. Y por el proyecto en torno a la figura de mi abuela viví bastante en España los dos últimos años. Hoy uno de mis hijos está en Estados Unidos y el otro, que es músico, aquí. Cuando estoy en Estados Unidos suelo actuar con una banda que se llama The Big Lazy y hacemos, como te dije antes, algo así como boleros del lejano oeste.

María Becerra, Lali y la hipersexualización

-En todo este tiempo que estuviste yendo y viniendo, ¿pudiste mantenerte al tanto de las novedades musicales? ¿Qué opinás de las nuevas cantantes pop argentinas?

He estado en contacto todo este tiempo con muchos músicos. De hecho cada vez que vengo me invitan a cantar. Me han invitado Daniel Melingo, Lidia Borda, Fabi Cantilo y Catupecu Machu. En cuanto a las cantantes pop actuales tengo la sensación de que el nivel vocal es inmensamente mayor que el de mi época. Y me alegro por eso. Pero nosotras, sin tanta libertad, escribíamos canciones que destilaban cierta carga de rebeldía, a veces en forma divertida, es cierto, pero rebeldía al fin. Y siempre con cierto contenido. Ahora, en cambio, toda la música urbana está relacionada con el “frontear”, con el demostrar lo conseguido a nivel material, con generar envidia. Las voces habrán mejorado, pero los contenidos, en absoluto. Además ahora se canta en una suerte de híbrido inexplicable. Sé que en los 80 algunos nos tildaban de foráneos porque de repente mechábamos un término en inglés, pero ahora no se entiende en qué idioma cantan. Después está el tema de la hipersexualización. Chicas de 22 totalmente botoxeadas, con las bocas siliconadas, cantando cual objetos sexuales. Entiendo que esto puede ser parte del empoderamiento femenino, pero para mí está distorsionado. No obstante María Becerra me gusta. Y Lali también; tal vez sea ella la artista pop argentina que más se aparta de ese estereotipo y además es una gran performer. Sin dudas tiene otra cabeza.

Ulises Butrón en los años 80, con Metrópoli. Foto de Charlie Piccoli

-¿Por qué ahora, a 40 años de su creación, revivís Metrópoli? ¿Se trata de una celebración eventual o de una segunda etapa de la banda?

-Estaría dispuesta a seguir tocando acá después de esta presentación, pero en principio está pensado como un único recital. Sentí la necesidad de volver a tocar los temas de Metrópoli y también de brindarle un homenaje a Ulises (murió en 2019). De hecho, del concierto va a participar también su hijo Luisito, que es guitarrista y un gran cantante, quien interpretará un par de temas de la etapa solista de Ulises. De la partida también serán David Bensimon (guitarrista), con quien ya trabajé en mi proyecto en España y Marcelo Vaccaro (bajista), que formaba parte de la última banda de Ulises: La Guardia del Fuego. También va a estar Matías Mango y otro guitarrista más, que es un estudioso de la música de Ulises: Ariel Radeland. Y Fernando Samalea en batería. Y por supuesto estará Celsa como invitada especialísima. Haremos algunos temas del primer disco, pero habrá preponderancia del segundo, porque es el que más nos gusta a todos. Hace semanas que estamos ensayando para que este revival de una sola noche sea una verdadera fiesta.

Metrópoli. Todos somos héroes anónimos. Función: sábado 18 de octubre a las 20.30. En el ND Teatro, Paraguay 918. Entradas, por Plateanet.

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