Después de toda una vida en el foco mediático, Isabel Preysler ha decidido relatar en primera persona su biografía en Mi verdadera historia, unas memorias que se han publicado este miércoles 22 de octubre y que repasa los episodios más destacados de la vida de la socialité. Entre los aspectos que la ‘reina de corazones’ aborda en este libro, llama especialmente la atención la revelación de las cartas de amor de Mario Vargas Llosa, unos escritos que reflejan la evolución de su relación, sus conflictos por los celos del escritor y la ruptura definitiva de la pareja.
Seis meses después de la muerte del Nobel de Literatura, Preysler ha decidido poner fin a las especulaciones y zanjar definitivamente el asunto de su relación con Vargas Llosa. En el último capítulo del libro titulado ‘Desmentidos y cartas de amor’, Isabel comparte el contenido íntegro de ocho de las misivas que le enviaba el escritor entre 2015 y 2022, a las que se suma la carta de despedida que ella misma redactó el 12 de diciembre de 2022, apenas días antes de que la ruptura trascendiera públicamente.
Pasión, admiración y gratitud
Las cartas de amor de Vargas Llosa recorren toda la evolución de la relación, desde la pasión inicial hasta la madurez y el agradecimiento. En la primera misiva, fechada el 21 de marzo de 2015, el escritor expresa su temor a la distancia y la importancia que Preysler adquirió en su vida: “Nunca imaginé que me harías tanta falta, que, en tan poco tiempo, te hubieras vuelto alguien tan imprescindible y querido en mi vida”. A lo largo de las cartas, Vargas Llosa recurre a un lenguaje cargado de imágenes poéticas y halagos, describiendo a Preysler como “bella entre las bellas”, con “esa risita medio burlona y pícara, y esa lucecita verde en el fondo de las pupilas”.
El tono de las misivas varía con el paso de los años. Las primeras, marcadas por la ilusión y el deseo, incluyen referencias a momentos íntimos y a la transformación que supuso la relación para el Nobel. “Desde la noche maravillosa de la peletera (…) mi vida se llenó de juventud, de sueños, de deseos”, escribe Vargas Llosa. En otras, el escritor detalla su admiración por los gestos y la personalidad de Preysler: “Amor mío, cada vez descubro en ti cosas bellas, delicadas, pequeños detalles que me llenan de admiración y de felicidad”.
Con el tiempo, las cartas reflejan una serenidad creciente y un profundo agradecimiento. En la quinta carta, fechada el 18 de febrero de 2018, Vargas Llosa reconoce: “Te quiero mucho, cada día más, y, ahora, además del apasionamiento casi adolescente que sentí por ti desde la primera vez que te vi, mi amor es también más sereno y profundo, apoyado en una complicidad que ha ido surgiendo de los días y las horas compartidas”. En la sexta, el Nobel subraya la felicidad cotidiana: “Gracias a ti, he sido muy feliz, más, creo, que en el resto de la vida”.
La última carta de Vargas Llosa, escrita el 18 de febrero de 2022, anuncia un “regalo” que nunca llegó a materializarse: una novela dedicada a Preysler. El escritor expresa su deseo de que ella esté presente en los momentos decisivos de su vida y reafirma su amor incondicional: “Porque te quiero mucho y te querré siempre, hasta el último día”.
Reproches y ruptura
El giro más abrupto de la historia llega con la carta de ruptura que Isabel Preysler escribió el 12 de diciembre de 2022. La socialité expone con franqueza los motivos del final: la pérdida de ilusión, la rutina y la falta de intereses comunes. Preysler señala que “nuestra relación ya no se parece en nada a la que teníamos al principio” y argumenta que, al no estar casados ni tener hijos, no existen razones para continuar juntos. La carta va más allá del desencanto y recoge reproches directos al comportamiento de Vargas Llosa.
En la misiva, Preysler critica las “escenas de celos infundados” del escritor, calificándolas de “ridículas” y “fuera de lugar”, y lamenta que estas situaciones se repitieran. “Lo que de verdad hace imposible la convivencia es la mala educación y tú estás muy mal educado. Mi casa no es un hotel en el que las personas van y vienen sin tener en cuenta a los demás”, escribe. Ante la ruptura definitiva, Isabel le indica a Mario que abandonará su casa durante unas horas para que pueda recoger sus pertenencias: “Por favor, manda a alguien a recoger todas tus cosas”, concluye la carta, firmada con un escueto “un abrazo”.
Con la publicación de la autobiografía, Preysler ha abordado públicamente el desenlace de la relación y las circunstancias posteriores al fallecimiento de Vargas Llosa. “Mario fue muy feliz”, afirma en el libro, invitando a los lectores a sacar sus propias conclusiones. Además, la socialité revela que no pudo despedirse del escritor antes de su muerte: “Ni tuve ocasión de despedirme de él antes de su fallecimiento, ni me lo hubiese permitido la familia”.