Isla Maciel. El enclave peronista que mostró números arrasadores y el jardín de infantes donde LLA quedó tercera

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“No entiendo de qué me hablás”, dice desorientada Yanina Escobar, vecina de la Isla Maciel, al ser consultada sobre si ayer, en las elecciones legislativas bonaerenses, votó a Fuerza Patria. Su mirada cambia por completo al escuchar el nombre de Jorge Ferraresi, intendente de Avellaneda desde 2009 y primer candidato a concejal de esa lista. “¡Ah, sí! Obvio que lo voté, cómo no lo voy a votar”, exclama la mujer, de unos 35 años, mientras abre la puerta de su casa, en la nueva urbanización conocida como Barrio Nuevo Maciel, impulsada por el municipio.

Al igual que muchos de sus vecinos, Escobar afirma que no conoce a nadie que haya votado a otra lista. Tiene sentido: en la Isla Maciel, la zona de Avellaneda que balconea a La Boca y al Riachuelo, el peronismo cosechó sus cifras más robustas: lo apoyó el 87,70% del electorado. El barrio, de unos 8500 habitantes es, al mismo tiempo, el escenario de una de las peores derrotas de La Libertad Avanza en territorio bonaerense: alcanzó apenas el 6,53% de los votos.

Gastón Encina, de 40 años, vive desde hace tres años en una de las casas de la nueva urbanización de la Isla Maciel

En el jardín municipal N°3, sobre la plaza principal, se ubicó la máxima expresión del triunfo del peronismo: se llevó el 89,35% de los votos para diputados provinciales. Somos Buenos Aires obtuvo el 4,49% y LLA, el 2,54%, en un lejano tercer lugar. En la categoría concejales, el porcentaje de Fuerza Patria llegó al 90,04.

Llegar a “la isla”, donde no todos se animan

Entrar a la Isla Maciel no es fácil. Y no porque el acceso sea complicado, ya desde hace décadas que el paso por tierra desde la Autopista Buenos Aires-La Plata es la opción más práctica: lo problemático es, más bien, la inseguridad. Hay conductores de taxis y de apps de transporte que eligen no ingresar.

A los cronistas que quieren recorrer estas calles se les recomienda estar acompañados por algún local. Los mismos habitantes indican que, si bien la seguridad ha mejorado, todavía es un sitio complicado, y que el negocio de las drogas aún “está en cada esquina”.

En las boletas de Fuerza Patria, el intendente de Ferraresi aparecía sonriente, al igual que en los carteles de propaganda que todavía pueden verse desperdigados sin competencia, tanto en las calles como en los frentes de algunas de las obras que la intendencia inauguró en los últimos años. En el nuevo SUM municipal, el rostro del jefe comunal se ubica junto a un cuadro de Evita.

Ferraresi, que en su cierre de campaña arengó por Axel Kicillof presidente, fue ayer un candidato testimonial, reconocen desde el gobierno local. No tiene previsto dejar su puesto al frente del municipio para asumir la banca de concejal. Pero es evidente en la Isla Maciel que su presencia en la boleta generó el efecto esperado. O mayor aún.

“Entramos al cuarto oscuro y no dudamos”

“Fuimos a votar como caballos -asegura la jubilada Marta Vagner, imitando con sus manos las anteojeras que limitan la visión de estos animales-. Entramos al cuarto oscuro y no dudamos: Ferraresi”.

Las voces a favor del peronismo abundan. “Yo no tengo idea cómo es eso de los testimoniales. Pero lo que te puedo decir es que Ferraresi nos dio de todo”, suma el vecino y exremisero Pedro Vargas, de 64 años, mientras pasea por la plaza principal. “¿Ves la luminaria que ahora hay por todo el parque? Antes no estaba. El intendente hizo el club social de enfrente, varios comedores, un polideportivo… Acá al lado está la fundación del Padre Paco que, bancada por el municipio, nos da bolsones de mercadería. A mí esa comida me viene bárbaro”, describe Vargas.

Al histórico centro de la Isla Maciel, con sus casas de fachadas de colores, muchas de ellas tomadas, lo rodean lugares vulnerables que, con el tiempo, comienzan a urbanizarse. De una cuadra a la siguiente los pasillos angostos con tachos revueltos, casillas de material, chapa y lonas dan lugar a calles anchas con viviendas sociales de uno o dos pisos, pintadas en un mismo tono.

Desde el gobierno local aseguran que las urbanizaciones tuvieron un segundo efecto en la localidad: al contratar a vecinos, aumentó la oferta de trabajo

Bajo la gestión de Ferraresi, afirman desde el municipio, se han inaugurado 92 propiedades y, actualmente, hay otras 200 en construcción. En un principio se hicieron con aporte nacional, y hoy el proyecto avanza con financiación municipal y provincial.

El peronismo irrumpe en todos los rincones. Los espacios comunitarios tienen una fuerte carga política y simbólica, como el Centro Cultural Kirchner. Cuando Javier Milei le cambió el nombre al original CCK, en Avellaneda lo rescataron para el recién inaugurado centro cultural de la Isla Maciel. En la plaza, que remodelaron por completo, también aparece la impronta kirchnerista, con un enorme busto de Néstor Kirchner.

Los resultados de las elecciones legislativas bonaerenses en la Isla Maciel para la categoría diputados provinciales; en este barrio se dio el mayor éxito electoral del PJ dentro de Avellaneda

Desde el gobierno local aseguran que las urbanizaciones tuvieron un segundo efecto positivo en la localidad: además de mejorar las condiciones de vivienda, aumentaron la oferta de trabajo en albañilería.

La tarea social también está asociada al Club Atlético San Telmo que tiene su cancha en “la isla”. Los colores del candombero, azul y celeste, forman parte de la escenografía de estas calles.

“Seguimos mal”

La mayoría de los entrevistados aseguran haber votado “a favor de Ferraresi”; otros dicen que se pronunciaron “en contra de Milei”.

“Antes estábamos mal, pero se llegaba a fin de mes. Ahora ya no hay más asado, es imposible. Ni siquiera estamos comprando pollo, nos estamos alimentando a base de fideos y arroz”, afirma Gastón Encina, gastronómico desempleado, de 40 años, a quien se le otorgó una de las viviendas sociales ya terminadas.

En “la isla” son varios los vecinos retirados y, en su mayoría, humildes. Entre ellos hay varios que cobran una jubilación mínima y para cubrir sus gastos salen a cartonear. Uno es Juan de Dios Silva, de 73 años, exempleado portuario, que despliega cartones y chapas sobre el pasto. Tras ordenar la carga, cuenta, saldrá a venderla.

“Seguimos mal, yo debería poder vivir sin cartonear. La jubilación es muy baja y no alcanza. Pero al menos ahora tengo mi casa. Antes vivía en un rancho”, relata en la mañana siguiente a los comicios.

Viviendas precarias pegadas a las vías del tren de cargas que pasa con poca frecuencia por la Isla Maciel

La inclinación política está un poco más dividida entre los jóvenes. Junior Alejandro Orrego Aguirre, de 19 años, expresa ese segmento. “Yo voté a La Libertad Avanza. Me parece buena la propuesta que tiene y quiero que la Argentina pueda salir adelante, salir de estar siempre en el mismo lugar”, señala el joven, que actualmente cursa su último año de secundaria y hace prácticas en una empresa gráfica.

Comenta que entre sus compañeros hay varios que piensan como él, pero que la gente adulta de la Isla Maciel es “muy peronista”.

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