
Fuentes locales describieron cómo las autoridades israelíes han cerrado parcialmente los accesos a la ciudad de Qabatiya mediante el uso de excavadoras, además de reportar daños directos a la infraestructura urbana, como la destrucción del asfalto en diversas calles. En este contexto, activistas y residentes han denunciado un proceso de desplazamiento forzado y graves restricciones a la movilidad, en el marco de lo que consideran una intensificación de las acciones militares en Cisjordania. Según informó la agencia oficial de noticias palestina WAFA, estas medidas se enmarcan en una operación de gran magnitud por parte del Ejército de Israel, que alcanzó su segundo día este sábado, y ha generado preocupación entre la población local.
De acuerdo con WAFA y otros reportes reproducidos por medios internacionales, la intervención militar en Qabatiya forma parte de una denominada operación “antiterrorista” por parte de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). El objetivo principal ha sido asegurar la demolición de la vivienda del individuo acusado de perpetrar un ataque con arma blanca y atropellamiento en varios puntos del norte de Israel el pasado viernes, evento que resultó en la muerte de dos personas. El Ejército israelí difundió en su sitio web que, como parte del operativo, los “coordinadores de Inteligencia” han interrogado sobre el terreno a personas consideradas sospechosas y, en coordinación con las FDI, han puesto en marcha ejercicios de mapeo para preparar la demolición del domicilio vinculado al presunto autor del ataque.
El medio WAFA y activistas locales informaron que las acciones de las fuerzas israelíes no se limitaron a la demolición y los interrogatorios asociados al caso investigado. Resaltaron la existencia de redadas intensivas sobre distintas viviendas, varias de las cuales habrían sido convertidas en espacios controlados por el ejército, con el propósito de utilizarlas como cuarteles militares temporales. Según recogió la agencia WAFA, estas actividades han derivado en “campañas de interrogatorios de campo dirigidas a decenas de ciudadanos”, lo que, de acuerdo con habitantes y organizaciones locales, constituye un patrón de desplazamientos forzados e imposición de control militar en zonas residenciales de la ciudad.
Entre los daños a la infraestructura, se reportó que maquinaria pesada, como excavadoras, ha sido empleada para cerrar parcial o totalmente los accesos a Qabatiya, limitando la circulación de personas y vehículos. Fuentes vinculadas a la comunidad indicaron que tales acciones recuerdan a operativos llevados a cabo en meses anteriores en diferentes campos de refugiados del norte de Cisjordania, donde también se registraron cierres perimetrales, daños a la infraestructura urbana y restricciones sobre la vida cotidiana de los habitantes.
Las protestas de los residentes y organizaciones locales se enfocaron en denunciar las consecuencias humanitarias de estas operaciones, entre las que se incluyen desalojos, interrogatorios extensivos y la conversión forzosa de viviendas en instalaciones militares. Voces locales, citadas por WAFA, cuestionaron la proporcionalidad de las medidas y enfatizaron el impacto que representan sobre la vida de la población civil, que debe enfrentar intensas restricciones de movimiento y el deterioro de la infraestructura necesaria para el desarrollo de las actividades cotidianas.
La operación en Qabatiya añade presión al ambiente ya tenso en los territorios palestinos ocupados, donde incidentes similares han contribuido a un clima de constante vigilancia y temor entre la comunidad. Según reportó la agencia WAFA, estas acciones representan la continuación de una política que incluye redadas recurrentes, demoliciones de viviendas asociadas a personas acusadas de actos violentos contra ciudadanos israelíes y campañas sistemáticas de control sobre agrupaciones consideradas como focos de resistencia.
El comunicado oficial del Ejército israelí subrayó que las acciones obedecen a un enfoque de prevención de nuevos ataques y a la desarticulación de estructuras que, según sus informes de inteligencia, estarían involucradas en la planificación o ejecución de actividades catalogadas como terroristas. No obstante, según publicaron WAFA y otras voces de la sociedad civil local, esta estrategia ha derivado en medidas que afectan a la generalidad de la población, desplazando familias, generando interrogatorios masivos y ocasionando daños significativos a calles y viviendas.
Las tensiones en Qabatiya se intensificaron a raíz del suceso fatal del viernes en el norte de Israel, que propulsó la intervención militar inmediata en la ciudad cisjordana. Mientras el Ejército declara que las medidas buscan salvaguardar la seguridad, los residentes insisten en que se trata de una imposición de castigos colectivos bajo una vigilancia militar estricta. La preocupación por las repercusiones sociales y humanitarias se ve reflejada en testimonios recabados por WAFA, donde se plantea que la dinámica de cierre, destrucción de infraestructuras y desplazamiento podría prolongarse a otras localidades en situaciones similares, de acuerdo con los antecedentes registrados por la prensa palestina.
