Hay decisiones en el ecosistema de Jannik Sinner, el número 1 del circuito tenístico, que llaman la atención. El jugador italiano, flamante campeón de Wimbledon, volvió a contratar a Umberto Ferrara, el preparador físico al que había despedido a mediados del año pasado después del doble caso de doping (por clostebol), en el que el propio PF había tenido responsabilidad.
Sinner siempre argumentó que la sustancia prohibida había ingresado en su cuerpo en forma “accidental” a través de las manos de su fisioterapeuta (Giacomo Naldi), que se había colocado un producto en aerosol (de venta libre en Italia) para curar un corte en un dedo meñique, trama que no todos creyeron. El tenista despidió a Naldi y, también, a Ferrara, que aparentemente había comprado la crema cicatrizante, Trofodermin, en una farmacia de Bolonia. Ante esta situación, tanto Naldi como Ferrara quedaron salpicados por el caso, sin embargo, este último vuelve al equipo de Sinner.
La decisión de contratar de nuevo al preparador físico fue tomada “de pleno acuerdo con el equipo de dirección de Jannik y en el marco de la preparación (…) para el Masters 1000 de Cincinnati y el US Open (…) Umberto ha tenido un papel importante en el desarrollo de Jannik”, comunicó VIMA Sports, la empresa que lo representa. En los últimos meses, Sinner trabajó con Marco Panichi, expreparador físico de Novak Djokovic, y con el fisioterapeuta argentino Ulises Badio (también exintegrante del equipo de Nole), pero antes de Wimbledon -en otra curiosa decisión- el italiano anunció el final de su colaboración con ambos.
En abril pasado, Ferrara habló públicamente por primera vez tras el caso y señaló al antiguo fisioterapeuta de Sinner. “No le di nada a Naldi; le sugerí que lo usara porque tenía un corte en el dedo que no cicatrizaba y le dificultaba el trabajo. Le expliqué con mucha claridad la naturaleza del producto y la necesidad de que no entrara en contacto con Jannik bajo ningún concepto. De hecho, solo permití su uso en mi baño personal. Naldi no negó haber sido informado, pero dijo que no lo recordaba”, contó Ferrara en el diario italiano La Gazzetta dello Sport. Y agregó: “Me sentó demonizado”.
Sobre el spray que lo incriminó, Ferrara contó: “Lo utilizo desde hace años porque me fue indicado por un médico especialista para tratar una patología crónica (…) Era perfectamente consciente de la prohibición y siempre lo mantuve guardado con la mayor prudencia, en mi neceser de higiene personal. ¿Por qué lo llevé a los Estados Unidos? [el doping se produjo en Indian Wells]. Porque lo podría haber necesitado para mi patología y tenerlo disponible, estando en el extranjero”.
Lo cierto es que más allá del cimbronazo, Sinner y Ferrara volverán a trabajar juntos. El líder del ranking comenzará su preparación en estos días en Montecarlo, ciudad en la que reside, con miras al Masters 1000 de Cincinnati, que comenzará el 7 de agosto.