Javier Okseniuk: “De ninguna manera se deslindó la inflación del tipo de cambio”

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“Es una buena noticia lo que ha ocurrido en julio. ¿Esto quiere decir que ya dimos la vuelta de página respecto de deslindar la inflación del tipo cambio? No, de ninguna manera”, dice Javier Okseniuk, economista de la consultora LCG, al analizar el movimiento del dólar y su efecto en la inflación, luego de que la firma relevara un salto del 2% en los precios de los alimentos en la primera semana del mes.

En diálogo con LA NACION, el analista advierte por el frágil nivel de reservas en el Banco Central y las consecuencias de la dinámica cambiaria sobre el sector externo y el nivel de actividad. “El deterioro de las cuentas externas fue lo suficientemente fuerte como para que el mercado tomara nota de eso, y ya no compra esta expectativa de un deterioro del saldo comercial externo financiado con entrada a capitales”, dice Okseniuk, y agrega: “Es cada vez más es evidente que los distintos partícipes del mercado quieren ver a Argentina generando divisas de manera genuina, y esto es comprando y vendiendo bienes y servicios que el mundo quiere comprar en cantidades y calidades y precios que el mundo requiere. Ese es un gran interrogante”.

-¿Cuál es su análisis?

-Creo que de acá a futuro se abren tres dudas importantes. Una es cuál es el tipo de cambio que podría equilibrar estas cuentas extras de alguna manera. La segunda es si es suficiente con los movimientos cambiarios para equilibrar estas cuentas externas, sin ningún deterioro del nivel de actividad, porque básicamente ahí nos vamos a una pregunta que es básicamente una pregunta sobre la historia económica argentina. Y una tercera que sería qué cuestiones estructurales hacen que Argentina realmente pegue un salto en el nivel de exportaciones de manera permanente. Y ahí vas a una agenda de largo plazo. El Gobierno apuesta a que, desregulando todo, eso naturalmente te lleva a un equilibrio de exportaciones más altas.

-¿Qué impacto ven respecto del movimiento del dólar en la inflación?

-En esta última semana hubo un cambio importante. En los relevamientos pasados se dio que, a pesar de una depreciación bastante sensible del tipo de cambio en las últimas semanas, no se verificó un traslado a precios como podía haber ocurrido en otras ocasiones. Es una buena noticia lo que ha ocurrido en julio. ¿Esto quiere decir que ya dimos la vuelta de página respecto de deslindar la inflación del tipo cambio? No, de ninguna manera. El primer relevamiento semanal de agosto mostró un fuerte aumento de alimentos y otros rubros, del 2% semanal. Tampoco significa esto una remarcación muy fuerte, y depende del día en que uno releva. Nos venía dando algunos rubros bastante deflación en las últimas semanas, y ahora se recompuso de manera bastante más pronunciada. Hay que esperar, y mucho va a depender del nivel de actividad que, si sigue en un terreno mediocre como el de ahora, es posible que a lo mejor convivamos con niveles de inflación más atenuados. Un nivel de actividad menguada y precios boyando entre el 1% y el 2% es un escenario muy factible en los próximos meses. Y todo dependerá también de lo que suceda con el valor del dólar.

-¿Qué perspectivas hay en cuanto a los ingresos?

-En los últimos meses, el salario formal real fue en caída, el nivel de empleo se encuentra bastante estancado, y los empleos que crecen son en baja calidad en términos de cobertura. En términos macroeconómicos y a futuro lo plantearía en los siguientes términos, atándolo al punto anterior y con un ejemplo muy claro, para ilustrar un poco estas restricciones entre el mundo externo, las exportaciones y el nivel de actividad. El primer trimestre vino muy bien, y de hecho, distintos funcionarios del Gobierno resaltaron adecuadamente el incremento del consumo, que había subido un 12%. Poco se dijo que, de ese incremento, el 80% obedeció a consumo de productos importados. Y el consumo de productos locales creció muy poquito en ese primer trimestre. La inversión también tuvo un componente importado importante, menor, del 65%, lo cual nos muestra bien a las claras lo que es la restricción típica de Argentina de que para crecer necesita dólares para poder comprar esas importaciones, ya sea para consumo o para inversión.

-¿Y qué pasa con este nivel cambiario?

-Esto de que para crecer necesitás dólares es resumir en una frase la historia económica argentina, que surge de nuestra dificultad de vender bienes y servicios al mundo exterior. Sí confiamos en el campo, bajamos retenciones para que liquiden, cruzamos los dedos por Vaca Muerta, pero lo cierto es que para que Argentina realmente no tenga más esas restricciones tiene que exportar más de un 20% o un 25% de su PBI, y hoy está en un 15%, con Vaca Muerta y el agro incluido. Hay un desafío muy importante, donde se abren dos escenarios. ¿Qué dice una configuración clásica de la economía? Devaluás, el mercado te llevará un dólar más alto y listo. Se encarecerá un poco algunos bienes transables, sube un poco la inflación transitoriamente, pero ya tenés encausada la cuenta corriente. Pero lo que sucede es que en Argentina no es tan así.

-¿Por qué?

-Cuando uno analiza lo que los economistas llamamos elasticidades, de cómo reaccionan las importaciones y exportaciones al tipo cambio, realmente esa sensibilidad no es tan alta como se piensa. Entonces, el dólar puede subir, nadie tiene una idea realmente cuál es el dólar que podría ser equilibrar el sector externo, pero imaginémonos que se pueda a $1400, $1500, y a lo mejor no es suficiente. ¿Por qué? Y, se me ocurren preguntas muy burdas. Si una persona ya sacó pasaje para ir al exterior en el verano, el dólar en el medio se deprecia 30%, ¿va a dejar de ir? ¿Va a dejar de comprar el alojamiento y todo el consumo que tenga allá? Posiblemente piense que tiene que gastar más porque el dólar está más alto. Un importador que ya hizo todas las averiguaciones de proveedor del exterior, consiguió la garantía de crédito para establecer un lazo comercial y demás, el dólar se deprecia un 30%, ¿va a dejar de tener ese lazo con el proveedor, sabiendo que a lo mejor esa importación es mucho más barata de lo que se consigue localmente? En las páginas de Internet de compras online chinas, donde ya funcionó el boca a boca, y se compran cosas a una cuarta parte de lo que valen acá, ¿van a dejar de comprar si sube un 30% el dólar o pagarán más en pesos? A lo mejor las importaciones no tienen esa sensibilidad que el tipo de cambio podría llegar a anunciar, entonces hay que poner una duda respecto de su eficacia para encauzar las cuentas externas. Y si ese fuera el caso y la respuesta a todas esas preguntas que hice es negativa, la única manera de encauzar las cuentas externas es con un nivel de actividad económica más bajo, que es básicamente lo que los economistas llamamos restricción externa. Y ese creo que va a ser el debate que viene, pensando en 2026, después de las elecciones.

Entrevista? con el economista Javier Okseniuk.

-¿Y qué puede pasar?

-Realmente creo que si las exportaciones no pegan un salto importante, y aun asumiendo que van a pegar un salto por el lado de Vaca Muerta, y a lo mejor cruzando los dedos para que la cosecha sea buena y demás, y que los precios de los commodities van a ser altos, lo cierto es que muy probablemente estemos frente a una restricción de crecimiento, que no significa una recesión o una crisis, pero sí que va a ser como bastante timorato la actividad económica, en tanto que no tenemos los dólares suficientes. Eso va a ser un factor importantísimo.

-El FMI en el último informe advierte por la cuestión de las reservas y la falta de dólares.

-Hay un tema de flujo, que es lo que estaba contando, y un tema de stock, que es el nivel de reservas que te permitiría, eventualmente, administrar un déficit externo en el caso que lo necesites. Si tuvieras US$200.000 millones podrías bancarte un déficit de cinco años y el mundo no se va a mosquear por eso. Pero lo cierto es que por más que puedas conseguir US$5000 millones, más la plata del Fondo que ya vino y puedas conseguir un puñado más, da la sensación de que no va a ser factible de que te financien ese agujero externo en este contexto de déficit de cuenta corriente y reservas negativas. Esa combinación de un flujo deteriorado en un stock bastante irrisorio para llo que es nuestra actividad económica, da la pauta de que la solución es o te cree el mundo y te financia permanentemente este agujero, que no va a ocurrir eso, porque a la Convertibilidad te financiaron 10 años, en el 2017 fue un año, y acá no creo que llegues a unos meses… Osea, llega un punto que el inversor externo ha tomado nota que a Argentina solamente le prestamos si sabemos que puede generar estos dólares de manera genuina. Y ahí vamos a temas súper estructurales de cómo exportar productos y servicios.

-¿Cómo analiza los planteos del FMI y el cambio en las metas?

-Básicamente ha habido una claudicación en la acumulación de reservas para 2025. Mi lectura es que el FMI dice ‘Valoro el esfuerzo fiscal que está haciendo el Gobierno, no se la voy a complicar mucho ahora en lo inmediato, y dejo más o menos la expectativa de que realmente te las arregles de conseguir los dólares más adelante’. Pero en algún sentido, estamos chocando siempre con estas restricciones. Respecto de lo monetario, creo que es uno de los puntos flojos del Gobierno, sobre todo por su comunicación. Si bien todo el tiempo menciona que lo monetario es lo más importante para la inflación, lo cierto es que en los hechos ha mostrado que lo que más le interesa es el tipo de cambio. Yo comenté que para el Gobierno la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno cambiario, para provocar un poco, porque realmente en los hechos, si suben las tasas de interés o si las bajas, básicamente es para mantener el dólar en un determinado nivel, relativamente satisfactorio. Cuando tenía el crawling peg era un ancla cambiaria. Y ahora el Gobierno estableció un programa monetario, que también ahí yo lo llamo clandestino, porque nadie sabe muy bien cómo funciona ese programa monetario.

-¿En qué sentido?

-Muy pocos saben que existe, menos saben que cómo se calcula ese M2 transaccional, nadie sabe realmente si se cumplió, si había metas en junio, no hay un cartel en la página del BCRA sobre si y cumplimos la meta, no existe tal cosa. Tampoco se sabe muy bien cuál es la pauta de crecimiento de ese M2 para los próximos tres meses. Básicamente, cuando establecés un programa monetario es para orientar expectativas, y típicamente se utiliza arrojando un número. Eso no existe, y eso pierde mucha eficacia. Tiene que haber un ancla nominal para romper con los componentes inerciales típicos de los procesos de inflación como en Argentina, no hay ninguna duda de eso, pero los programas monetarios en el pasado reciente han sido más un problema que una solución.

Javier Okseniuk, director de LCG

-¿Y en cuanto a la banda de flotación y el esquema cambiario? El FMI en abril había planteado que un tipo de cambio más apropiado sería hoy más alto que el techo de esa banda.

-Da la sensación de que el FMI concibió ese acuerdo con la fuerte posibilidad de que el BCRA interviniera en lo inmediato y que el dólar estuviera bollando siempre en un lugar más cercano de la del techo que del piso. A mí me sorprendió que inmediatamente firmado ese acuerdo, distintos funcionarios dijeron que tenía que ir a $1000, con toda una argumentación atrás que era falaz por muchos sentidos. Hoy no hay duda de que esa iniciativa de querer llevar el dólar a $1000 era equivocada. Y volviendo a hoy, si la inflación no se ubica por debajo del 1%, que es lo que sube la banda superior, en algún momento el techo de la banda va a estar atrasado. Y no hay ningún drama con eso, en algún momento se recalibrará el acuerdo. Eso va a ocurrir seguramente después de las elecciones, tal vez a fin de año o para el año que viene. Todo va a depender también de cómo actúe el mercado. Porque grabar en piedra un número que, aunque sea móvil, subiendo al 1% en un país como Argentina, que donde todavía no se ganó la batalla con la inflación, es jugar con fuego. Todos estos programas hay que concebirlos como programas de transición.

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