Situado en el centro de Europa, el territorio de la actual República Checa ha sido a lo largo de la historia, con sus diferentes denominaciones, a la vez testigo y protagonista de eventos clave que moldearon el Viejo Continente.
En la Segunda Guerra Mundial la naciente democracia checoslovaca se vio sacudida por la invasión nazi y, más tarde, por la ocupación de las tropas soviéticas. En la actualidad es un miembro de la OTAN y uno de los países geográficamente más próximos al gigante ruso, un gigante que muestra los dientes ya no solo a Ucrania, sino también a Polonia, donde esta semana despachó varios drones.
De paso por Buenos Aires en viaje oficial, el vicecanciller checo, Jiří Kozák, explicó a LA NACION su visión sobre la guerra, sobre Vladimir Putin, el obtuso militarista “que solo entiende el poder”, y sobre Donald Trump, el aliado “que a veces no es fácil interpretar”.
-En este momento la guerra en Ucrania parece entrar en una nueva fase, con los drones que Rusia lanzó sobre Polonia. ¿Rusia tomó a los europeos con la guardia baja?
-Hubo una acción inmediata de varios ejércitos de países vecinos, incluida la República Checa. Así que creo que demostramos estar bien preparados para este tipo de sorpresas, que nunca ocurren por casualidad. Tenemos nuestra propia experiencia con Rusia: 40 o 41 años de régimen comunista dirigido por Moscú. Pero también en 1968, cuando los ejércitos del Pacto de Varsovia llegaron a Checoslovaquia liderados por el Ejército soviético, y también en 2014, cuando dos agentes rusos perpetraron un ataque terrorista y mataron a dos personas. Así que tenemos nuestra propia experiencia con Rusia y sabemos que nada sucede por casualidad. Creo que fue parte de una campaña deliberada contra los miembros de la OTAN.
-¿Entonces esperan más sorpresas?
-Esperamos que van a seguir poniendo a prueba a los miembros de la OTAN y la UE. Lo llevan en su ADN. No queremos involucrarnos en la guerra porque se intensificaría a dimensiones que no deseamos. Queremos que la agresión rusa termine lo antes posible y no queremos que la OTAN ni los miembros de la UE se involucren militarmente hasta que haya negociaciones de paz. Y cuando las negociaciones de paz concluyan, habrá algunas misiones de mantenimiento de la paz. Podemos hablar de la participación de nuestros ejércitos, pero hasta entonces no queremos involucrarnos en la guerra ni reaccionar. Solo queremos defender nuestras fronteras para garantizar la seguridad de nuestros pueblos. Y estas provocaciones solo buscan involucrarnos en la guerra, y no lo queremos.
-¿Y por qué lo quieren los rusos? ¿Qué buscan?
-En mi opinión, Putin está actuando principalmente para su propio público, el público ruso. Porque si observamos el estado de la economía rusa, la gente está pasando apuros, los precios suben, es muy difícil conseguir productos básicos. La economía está en declive. Así que, para desviar la atención del pueblo ruso de los problemas económicos, Putin debe tomar nuevas medidas y decir: ‘Los protejo de las potencias occidentales que quieren venir a destruir Rusia. Soy su protector’. Y esto es un teatro para el ciudadano ruso de a pie. No les importa la economía, les importan las relaciones internacionales.
-Entonces Putin espera una gran reacción de los europeos, así puede decir de nuevo que él es el ofendido y atacado. ¿No está pagando un precio muy alto?
-Bueno, todo el ataque contra Ucrania es muy costoso. Rusia tiene muy poco que ganar. Pero aun así, gastan mucho dinero en el ejército, en armas. Si nos fijamos en el porcentaje del PBI que destinan al ejército, es enorme. Gastan mucho dinero en el ejército, lo que significa que no invierten en infraestructura, hospitales ni en las necesidades básicas de la población. Así que es costoso desde el principio, pero a Putin no parece importarle.
—Su país estuvo bajo la influencia rusa durante mucho tiempo. ¿Los checos son más sensibles a este tipo de ataques o a la guerra de Ucrania que otros?
-Son más sensibles que la gente de países que no sufrieron el totalitarismo comunista. Pero la cuestión es que trabajé con proyectos de memoria nacional durante muchos años y sé que la gente tiende a olvidar. Desde la caída del comunismo han pasado más de 30 años. Es mucho tiempo, son dos generaciones. Y la gente ya se ha olvidado, no todos, pero sí muchos, de lo que era el régimen comunista y de cómo la influencia rusa cambió nuestras vidas. Así que podría resultarles atractivo ver la fuerza rusa. Al mismo tiempo, sabemos que Rusia invierte dinero en propaganda en nuestro país, en otros países de Europa, en África y en otros lugares. Por lo tanto, estas personas son objeto de una enorme propaganda prorrusa y contra Ucrania. Si no tienes educación, es más probable que caigas, y así lo hacen. Por eso nuestra sociedad está parcialmente dividida. Hay quienes no creen que Rusia sea el agresor, y nuestro deber es convencerlos de que la criminal es Rusia.
-¿Cómo funciona esa propaganda?
-Personalmente, culpo a las redes sociales, al anonimato de las redes sociales, porque a veces las mayores mentiras se difunden desde cuentas anónimas de diferentes redes sociales, y en una sociedad democrática es muy difícil detenerlo, lamentablemente. Es muy difícil captar toda la propaganda, y a veces es aún más difícil porque, como sabemos por otros países europeos, los rusos les pagaron a políticos para que difundieran información favorable sobre Rusia. No tengo pruebas, pero si escuchas a algunos políticos, empiezas a preguntarte: ¿les pagan, son estúpidos o qué?
—En la Segunda Guerra Mundial Hitler invadió Checoslovaquia sin que las potencias europeas intervinieran. Quizás hay checos que aprecian más a los rusos desde entonces…
-Algunas personas discuten sobre la contribución del ejército ruso a la liberación tras la Segunda Guerra Mundial. Algunos no ven el hecho de que la liberación del ejército soviético condujo a otro régimen totalitario. Dicen que fuimos liberados. De hecho, fuimos liberados del régimen nazi, pero después vino otro régimen totalitario.
-¿Qué piensan en la Unión Europea sobre Donald Trump ahora mismo? Se ve un hombre difícil de manejar…
-En primer lugar, necesitamos la colaboración entre los países europeos y Estados Unidos. Esto es lo más importante porque el vínculo transatlántico es muy fuerte. Es una combinación de países que luchan activamente por la democracia. Interpretar a Trump a veces no es fácil. Envía mensajes contradictorios. Eso es seguro. Pero por las conversaciones que mantenemos con nuestros amigos estadounidenses, sabemos que el objetivo principal es detener la guerra, detener a Rusia. Así que no nos ajustamos a lo que leemos en los diarios. Intentamos mantener un contacto estrecho con los estadounidenses. Una de las razones por las que Europa no está tan presente en el diálogo entre Trump, Putin y Zelensky es porque sabemos que dialogar con Putin es muy difícil. Solo entiende el poder.
-¿Prefieren no hablar con él?
-Es imposible hablar porque él no quiere y nosotros no queremos hablar con él de paz mientras esté matando ucranianos. Así que necesitamos algún tipo de alto el fuego. Ucrania ha presentado una propuesta sobre cómo proceder, ese es el camino que debemos seguir y luego podremos empezar a hablar con Putin sobre los acuerdos. Dicho esto, la forma más fácil de terminar la guerra es que Rusia simplemente se retire de Ucrania, y eso no está sucediendo en este momento. Por eso seguimos apoyando militarmente a Ucrania con suministros para que pueda defenderse. Idealmente, Rusia comprenderá que no puede ganar esta guerra y se retirará, y entonces podremos empezar a hablar con ellos.