John Fogerty cumple 80: los esenciales años con Creedence, sus celos y el involuntario “Brasil decime qué se siente”

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En las analogías que se hacen entre la música y el fútbol, la gloria llega cuando una hinchada se adueña de una canción. Es probable que el rockero John Fogerty no haya pasado ni cerca, en su Berkeley natal, de una cancha de once. Ni siquiera de un potrero. Pero por esas cosas inexplicables que tiene la vida, uno de los éxitos más grandes de la banda que había fundado en 1967, Creedence Clearwater Revival, terminó coreado por miles de argentinos (se cambió la letra de “Bad Moon Rising”), en aquel fatídico mundial que se realizó en Brasil, en 2014.

Fatídico para la Argentina, porque perdió 1 a 0 en tiempo suplementario frente a Alemania, en la final de aquella Copa; fatídico para Brasil, porque fue arrasado por la potencia germana en una semifinal que terminó en un verdadero oprobio (los futuros campeones, 7; los anfitriones, 1).

John Fogerty, cuando su grupo Creedence era una de las bandas más famosas del mundo

Pero esa es otra historia. Porque el californiano Fogerty no soñaba con el esférico sino con canciones. Fue el creador de temas que, a más de medio siglo de haber sido escritas, siguen sonando como grandes clásicos del rock. Y, además, fue por aquel tiempo creador de un estilo sonoro que, a finales de los sesenta, marcaba la contracara de la avanzada británica en materia rockera. Mientras que algunos intentaron establecer una no del todo fundada rivalidad entren los británicos The Beatles y los surfers californianos The Beach Boys, Fogerty y los suyos se movían por un andarivel paralelo. Si se quiere, lo mismo que han hecho The Rolling Stones, aunque no sirvan aquí las comparaciones.

John Fogerty, que este 28 de mayo cumple 80 años, tiene una vida artística que, entre 1967 y 1972, llegó al cénit de su popularidad. Y todo eso estuvo concentrado en apenas ese lustro que tuvo a Creedence como una de las grandes usinas de canciones del rock mundial.

En la simpleza de esas canciones, quizá se pueda ver una trastienda que se pudo ver a telón abierto el día que el cuarteto -John junto a sus compañeros de colegio secundario, Doug Clifford y Stu Cook, y a su hermano mayor Tom Fogerty- mostraron en la portada del álbum Willy and the Poor Boys.

Tapa del disco Willy and the Poor Boys

Nada queda hoy de aquella esquina donde estaba el Duck Kee Market que el grupo eligió de escenografía para una foto que parece casual, aunque no lo fuera, donde se los ve como aquellos cuatro muchachos que están descriptos en la canción “Down on the Corner”. Willy and the Poor Boys fue el título del álbum, una especie de alter ego del grupo; era esa banda que Creedence quería ser cuando tomaba un espíritu más de raíz y la instrumentación que aparece en la portada del álbum. A pesar de esto (y del fanatismo de Fogerty por Winnie the Pooh, su personaje de Disney favorito, y también el de su hija), Creedence siempre sonó de una manera que sintetizó cruces culturales en la zona de influencia de la bahía de San Francisco y eso fue lo que marcó a fuego su sello que es tan indisimulable como incorruptible.

“Abajo en la esquina, en la calle, Willy y los chicos pobres están tocando. Trae una moneda de cinco centavos, mueve los pies”. La voz de John Fogerty repite el estribillo con toda su aridez, como si tuviera en su garganta la potencia de un megáfono de propaladora de pueblo. Parece que en algún momento, por semejante esfuerzo, se va a quebrar o se va a partir en mil pedazos, pero eso nunca sucede. Su voz y todo lo que suena detrás fluyó mucho más de lo que cualquiera hubiera podido imaginar.

Banda viajera: Creedence Clearwater Revival en el Royal Albert Hall de Londres, en los 70

Si bien John estaba predestinado a ser el frontman de un proyecto que dejaría huella, tuvieron que pasar muchos años para que esto tomara forma. Primero, tanto él como sus compañeros de colegio se alistaron en el proyecto del hermano mayor de John. El primer grupo con esta formación se creo en 1959 como Tommy Fogerty and the Blue Velvet. Luego, con contrato discográfico mediante, pasó a ser The Golliwogs. Poco tiempo después, el grupo decidió buscar horizontes con los que se sentiría más cómodo. Así nació, en 1967, Creedence Clearwater Revival, con un John Fogerty que había terminado el servicio militar y estaba listo para convertirse en la voz cantante del grupo.

El primer disco del la banda, publicado en el 68, tuvo como primer single a “Susy Q”, tema que no pertenecía al cuarteto; en realidad había sido un hit de la década del cincuenta que no llevaba la firma de los muchachos de California.

En aquellos años, la producción fue verdaderamente prolífica. Se publicaron siete discos en cuatro años. Creedence Clearwater Revival (1968), Bayou Country, Green River y Willy and the Poor Boys (1969), Cosmo’s Factory y Pendulum (1970) y, finalmente, Mardi Gras (1972).

El pico creativo de John se manifestó en ese tiempo. El segundo álbum marca la esencia de la banda, gracias a temas icónicos como “Proud Mary”. Lo curioso es que el cantante no le escribió al amor sino a una comunidad. La historia de esta canción habla de una persona que intenta ganarse la vida con distintos oficios. Llega pobre al río, donde la gente es igual de pobre pero encuentra la manera para estar bien. En el estribillo suena la rueda del barco “Orgullosa María” (“Proud Mary”). Su ritmo, a medio tempo, constante y sin cambios -más allá del riff en el puente que suele ser muy identificatorio- es una especie de marca de agua en la historia sonora de este cuarteto.

En los siguientes discos aparecieron otras canciones que terminaron convertidas en grandes clásicos: la mencionada “Down on the Corner”, el clásico rocanrol “Travelin’ Band”, el cadencioso “Who’ll Stop the Rain” y “Have You Ever Seen the Rain?”, “Molina”, “Green River” (“Río verde”), “Lodi”, y la ya mencionada “Bad Moon Rising” (esa que terminó convertida en “Brasil, decime qué se siente”, cuarenta años después).

En los países que no son angloparlantes, la curiosidad puede pasar inadvertida. Pero en aquellos en los que se habla la misma lengua de estas canciones no se puede pasar por alto el tono pesimista de estas piezas. Y aquí la curiosidad es que hayan tenido tanto éxito. “Lodi”, por ejemplo, dice: “Hace casi un año me puse en camino. Buscando mi fama y fortuna. Buscando una olla de oro. Las cosas se pusieron mal y empeoraron. Supongo que conocerás la melodía. Oh, Dios, atrapado en Lodi otra vez”.

“Bad Moon Rising” tampoco es un derroche de felicidad: “Veo la luna llena saliendo. Veo problemas en camino. Veo terremotos y relámpagos. Veo malos tiempos. No vayas por ahí esta noche. Bueno, seguro que te quitará la vida”.

La fuerza del carácter

En el último tiempo de Creedence, John Fogerty tomó un rol tan protagónico, tanto frente al micrófono como en la composición, que no quiso darle demasiado espacio al resto de los integrantes.

En 1971, antes de la grabación y publicación del último LP, su hermano dio un paso al costado y, al año siguiente, la banda terminó totalmente desmembrada. Solo los dos viejos compañeros de secundario, Doug y Stu, recrearon la música de su juventud con una banda que giró por el mundo durante décadas con el nombre de Creedence Clearwater Revisited. Fogerty, en cambio, nunca quiso volver sobre sus pasos. Desde 1973, con la publicación de The Blue Ridge Rangers, sostuvo una carrera en solitario. Y a pesar de que recurrió a la justicia para intentar impedir que sus viejos amigos llevaran adelante aquel proyecto de giras, no logró para él resultados favorables.

John Fogerty, en una gira europea

Otra vez que tuvo que atravesar cuestiones legales, esa vez en su contra, fue cuando escribió una canción titulada “Zanz Kant Danz”, que parecía tener el objetivo de descalificar al fundador del sello discográfico Fantasy Records, Saul Zaentz. Fue demandado y debió cambiar el nombre de la canción.

Tom Fogerty murió en 1990 a causa del HIV. Se contagió mediante una transfusión de sangre. Para la familia fue doloroso el hecho de que los hermanos llevaban años sin hablarse. La distancia, según aseguró John en una entrevista, surgió por diferencias que el cantante tuvo con el sello Fantasy por regalías.

El rencor lo marcó durante décadas. En 1993, a veinte años de la separación del grupo, Creedence fue inducido al Salón de la Fama del Rock and Roll. Cada celebración está caracterizada por una ceremonia a la que asisten los homenajeados y se termina con música sobre el escenario. Sin embargo, Fogerty no quiso que sus viejos compañeros de aventuras estuvieran en semejante celebración y contrató músicos de sesión para el tributo que recibió. Además, lo acompañaron otros músicos de fama mundial al momento de interpretar algunos de sus clásicos.

Más allá de esto, sus pergaminos no se arrugan. Hace tres semanas, sus cuentas oficiales en redes publicaron un mensaje sobre el evento en el que fue distinguido. “Anoche -dice el texto- fue un gran honor para John ser reconocido entre un increíble elenco de talentosos artistas: Smokey Robinson, Emmylou Harris, Tom Morello, Joe Ely y Bruce Springsteen. Fue un placer para John acompañar a Bruce en el escenario para interpretar “Fortunate Son” y “This Land Is Your Land”, de Woody Guthrie, junto a todos los increíbles músicos de la noche. ¡Gracias al Center for American Music y a los Springsteen Archives por este reconocimiento y por organizar una noche musical tan memorable!

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