Jonathan Majors, estrella de Creed III, tuvo una emotiva aparición en el pódcast Den of Kings de Kirk Franklin, donde reveló uno de los capítulos más oscuros de su vida: un período en el que se encontraba “en vigilancia por suicidio” y no quería seguir viviendo.
El actor explicó que, aunque rara vez hablaba directamente con su esposa, la actriz Meagan Good, sobre sus luchas internas, su presencia fue decisiva para mantenerse a flote.
“Hubo momentos en los que no quería estar aquí más. Se lo dije claramente a ella, pero nunca me dejó solo. Yo tampoco me permití estar solo”, confesó.
El actor detalló que su sufrimiento no se limitaba a los recientes desafíos públicos, sino que tenía raíces mucho más profundas.
“Piensas que el punto de quiebre es cuando sucede algo grande, como ser arrestado o perder un trabajo, pero para mí iba mucho más allá. Hubo momentos en los que bebía demasiado, fumaba aunque no fumo, vivía en azoteas, escribía cartas de despedida. He estado al borde”, relató.
Por si fuera poco, Jonathan Majors explicó que parte de su lucha se relaciona con la presión social y los estereotipos que afectan especialmente a los hombres negros.
“Nacemos en una historia que nos pone en desventaja. Terminas fingiendo ser otra persona solo para atravesar ciertas puertas. Es una manera de vivir muy pesada”, reflexionó.
El actor compartió que, durante esos momentos de crisis, se esforzaba por no aislarse, manteniéndose acompañado incluso si no hablaba del tema, y reconociendo su vulnerabilidad.
Esta honestidad fue aplaudida por los demás invitados del pódcast, entre ellos Kevin Fredericks, NLE Choppa, Ray J y el Dr. Jay Barnett, quienes destacaron la valentía de Majors al abordar un tema que a menudo permanece en silencio dentro de la comunidad afroamericana.
Manteniéndose firme ante la adversidad
El año pasado, Jonathan Majors enfrentó un episodio legal que también lo marcó profundamente.
Fue arrestado por violencia doméstica contra su ex pareja, Grace Jabbari, y aunque inicialmente se le imputaron ocho cargos, un jurado de Nueva York lo declaró culpable de un cargo menor de asalto y uno de acoso.
No pasó tiempo en prisión, pero tuvo que completar un programa de consejería presencial de 52 semanas. Durante todo ese proceso, Meagan Good permaneció a su lado, apoyándolo en medio de la presión mediática y legal.
“Meagan ha estado conmigo en todos los niveles, incluso antes de que nos casáramos este año. Su apoyo ha sido fundamental para que pueda reenfocarme en mi vida personal y profesional”, dijo.
La pareja selló su relación con el matrimonio, y según Majors, parece que finalmente su vida está retomando un rumbo más estable.
Por otra parte, Jonathan Majors subrayó que su recuperación no se basa solo en superar problemas legales o profesionales, sino en un proceso de sanación emocional y mental.
“El hecho de hablar sobre esto, de admitir que estuve al borde, es un paso crucial. No se trata de buscar simpatía, sino de mostrar que incluso en los lugares más oscuros, con amor y acompañamiento, es posible encontrar luz”, concluyó.
Majors espera que su testimonio inspire a otros hombres a reconocer y abordar sus problemas de salud mental, mostrando que la fortaleza también puede encontrarse en la apertura y la honestidad.