En los últimos 40 años no ha parado de trabajar. Si bien acá lo conocimos a partir de éxitos como Vivir sin permiso, Entrevías o el film Contratiempo, lo cierto es que José Coronado tiene una larga trayectoria en España. Ganador del Premio Goya en dos oportunidades, este madrileño de 68 años no piensa jubilarse por el momento. “A mí me apasiona el oficio. Actuar en inglés se dice ‘to play’, que significa jugar y a mi si hay algo que me gusta en todos los órdenes de la vida es jugar. Cuando puedo tener un oficio en el que estoy jugando y encima me pagan por ello, es muy difícil que prefiera quedarme en casa leyendo el periódico o libros”, confiesa el actor en una reciente entrevista con Ver Tele.
De hecho, su pasión por el trabajo es tal que a poco de estrenar la cuarta temporada de Entrevías, el intérprete decidió cambiar el traje de ferretero por el de un magnate de la comunicación en Legado, una nueva serie que podrá encontrarse a partir de este viernes 23 de mayo en el catálogo de Netflix. “Me he quitado el traje de ferretero que en definitiva es un hombre muy primario para encarnar a este que tiene mucho poder en todos los niveles. Es un personaje muy interesante”, cuenta quien en este drama familiar al estilo Succession se pondrá en la piel de Federico Seligman, un reconocido periodista y dueño de uno de los grupos de comunicación más importantes de España que, tras haberse ausentado durante dos años debido a una enfermedad, descubre que sus hijos están destruyendo su legado.
Este papel no sólo sedujo a Coronado por su poder sino porque claramente le recuerda sus inicios cuando, salvando las distancias, protagonizó Periodistas. Esa serie lo hizo saltar a la fama en su país y por ella creció el número de matriculados en la carrera de periodismo. “A mí me apasionó esa serie y el periodismo. Tanto en vuestro oficio como el nuestro, son oficios que te llevas a la piel, que te los llevas a casa por las noches. Es contar historias, no estamos haciendo tornillos”, asegura en diálogo con el medio español.
Un comienzo tardío
Nacido el 14 de agosto de 1957 en Madrid, José María Coronado García creció en una familia acomodada. Hijo de un ingeniero de telecomunicaciones y una ama de casa, fue a la universidad antes de trabajar en los medios. Cuatro años de medicina y dos de derecho fueron suficientes para que el joven se diera cuenta que su vocación estaba en otro lado: la publicidad.
Un comercial de whisky en Menorca (por el que cobró una importante suma de dinero) fue el puntapié inicial para que Coronado empiece a transitar este medio y el del mundo de los negocios, ya que abrió su propia agencia de modelos y con el tiempo otra de viajes y un restaurante. Por aquellos años, este empresario era un gran aficionado de los deportes extremos. De hecho, siempre recuerda cuando casi pierde la vida al tirarse de un paracaídas. “Me acordé de abrir el segundo paracaídas cuando solo quedaban 300 metros para tocar el suelo”, le contó, entre risas, a Uppers.
Fue recién antes de cumplir los 30 que José decidió estudiar actuación. Sus primeras incursiones fueron en teatro con la obra El público (1987) y en el cine con la película de Kim Densalat, Waka-Waka (1987). Sin embargo, su gran salto a la fama fue con la serie Periodistas que no sólo le dio una gran popularidad en su tierra sino el Fotogramas de Plata como mejor actor de televisión en 1998.
“Soy un obrero de este oficio. He ido aprendiendo. En mis primeros años he destrozado personajes, me sentía supermaquillado, tenso… Fue el teatro lo que más me hizo aprender y con lo que yo, llevando casi 10 años de oficio, me dije: ‘Bueno, me pueden dar el carnet de actor’”, recuerda quién cuenta con una decena de obras de teatro, casi 60 películas y más de 20 series televisivas.
Su participación en Contratiempo y El Inocente, dos títulos protagonizados por Mario Casas, lo sumergieron en el mundo de las plataformas; sin embargo, su nombre traspasó fronteras con su interpretación del narcotraficante Nemo Bandeira en Vivir sin permiso y del ferretero Tirso Abantos en Entrevías, dos historias en las que repitió una imbatible dupla con Luis Zahera.
“Cuando me ofrecen un trabajo lo primero que veo, antes que mi personaje, es la historia. Luego, quien la lleva a cabo: producción y dirección. Y después me voy a mirar mi personaje. De nada te vale un personajazo cuando es una historia que no va a ningún lado o cuando es una productora o una dirección en la que no crees”, aclara sobre lo que prioriza a la hora de aceptar un proyecto.
El español que le dijo no a Hollywood
A lo largo de su carrera, el actor fue tentado por Hollywood y si bien hizo alguna que otra cosa con Andy García y Sharon Stone, Coronado prefirió seguir trabajando en su tierra. “Me han llegado propuestas pero estoy muy arraigado a mi España querida. Puedo vivir dignamente de mi oficio en mi país, entonces me cuesta mucho salir. Tengo muy buenos proyectos aquí y no tengo necesidad”, explica este madrileño que rechazó varias propuestas en el pasado.
“Cuando empecé de actor a los treinta años tenía un hijo, y me ofrecieron el salto a Hollywood, pero dije: ‘Tengo aquí mi familia, a mis amigos y el Madrid-Barca que ponen el domingo en la tele. ¿Por qué me voy a perder todo esto?’. Además, ir a trabajar en otros idiomas… Por mucho que aprendas no son tus idiomas maternos, los que de verdad respiras y con los que de verdad puedes dar los matices. Sí he rodado algunas cosas en inglés y en francés pero no disfrutas como cuando ruedas en tu propio idioma”, confiesa quién siempre mantuvo un perfil bajo en su profesión.
El mismo bajo perfil que pregona en su profesión lo elige para su vida privada. “Siempre he intentado pasar lo más desapercibido como persona, creo que la intimidad es un derecho que también tienes. Tus cosas las quieres compartir con tu familia, con tus amigos, con la gente que conoces, no con todo el mundo”, advierte quién cuida su intimidad bajo siete llaves y no es asiduo a las redes sociales. “Se gasta mucho tiempo en las redes, y eso te deja sin leer un libro o ver buen cine. No tengo tiempo a mi edad de estar preocupándome de estas cosas (…) No estoy dispuesto a colocar mis hobbies o donde estoy… ¿A quién le importa? (…) Intento utilizarlas de forma profesional porque impera en el mundo y hay que adaptarse a los tiempos. Sé que mueven mucho y son muy necesarias, y para mí lo son en mi trabajo”, explica.
Romances
En lo que respecta a su vida amorosa, José Coronado también ha intentado mantener cierta discreción sin embargo, algunos nombres con los que se lo ha relacionado han quebrado esta regla por momentos.
Su primera relación famosa fue con Paola Dominguín, la hermana de Miguel Bosé. El actor y la modelo se conocieron en 1987 durante el rodaje de Brumal y pronto se convirtieron en una de las parejas más atractivas de la industria. Si bien nunca pasaron por el altar, sellaron su amor con un hijo: Nicolás Coronado. Tres años después del nacimiento del pequeño, Coronado y la hija de Luis Miguel Dominguín pusieron punto final a su relación. ¿El motivo? El affaire del actor con Isabel Pantoja, a quién conoció en el rodaje de Yo soy esa, donde la cantante debutó como actriz.
“Me dijo: ‘estoy enamorado de Isabel’ y le dije: ‘pues disfruta y adiós’. Era una relación sincera, prefiero que me lo digan a que me mientan. Lo aceptas con dolor, lo pasé mal y por eso lo dejé”, reveló la madre de su hijo tiempo después en Telecinco. “Simplemente no quiero una pareja así y por eso no me la quedé. Cuando alguien te dice estoy enamorado, no hay más que hablar, como es lo más bonito, disfrútalo”, agregó.
Si bien el affaire entre la cantante y el actor comenzó en secreto, la química que se veía en pantalla era tan evidente que no pasó mucho tiempo para que el rumor llegue a las principales portadas de las revistas del corazón, generando una gran revolución en la audiencia.
Su segunda hija, Candela, fue fruto de su amor con la cantante Mónica Molina, hija del célebre Antonio Molina, a quien conoció en un desfile de Roberto Torretta. Su historia fue tan intensa como inestable y, luego de convertirse en padres, terminó debido a sus continuos altibajos.
Las conquistas que siguieron fueron breves aunque no pasaron desapercibidas. En 2003, Coronado fue descubierto junto a la actriz Paula Echevarría en Canarias. La diferencia de edad entre ellos (él le lleva 20 años) hizo que lo suyo sea sólo un amor de verano. Con Esther Cañadas también fue fotografiado por las calles de Nueva York. Sin embargo, la modelo española nunca pasó la categoría de rumor.
Su siguiente pareja estable fue recién en 2010 cuando conoció a la periodista Elena González de Prado. Su relación también tuvo algunos idas y vueltas rompiendo en 2013 y reconciliándose tres años después. Fue en medio de ese impasse que el actor tuvo un fugaz romance con Eugenia Martínez de Irujo, la duquesa de Montoro. La pareja compartió un viaje a Ibiza y otro a París, donde la aristócrata acompaño al actor mientras rodaba la película El Hombre de las mil caras. La diferencia de edad (ella es once años mayor) y sus mundos tan diferentes hicieron que la relación no prospere más allá del verano.
“La vida me ha tratado muy bien. No me puedo quejar de lo que he amado y lo que me han amado y de lo que amo y lo que me aman, y de lo que amaré y me amarán”, confesó el intérprete en una entrevista con Icon en 2017.
El amor que le dejó Entrevías
Después de varios fracasos sentimentales, José Coronado parece haber encontrado la estabilidad junto a la actriz Irene López Juárez, a quién conoció hace tres años en el set de Entrevías. La actriz, que practica yoga y juega al ajedrez, estuvo en el tercer episodio de la segunda temporada; tiempo suficiente para flechar al protagonista. Desde entonces, la pareja prefiere el bajo perfil y son pocas las veces en que se han mostrado juntos. “Estamos muy a gusto juntos”, dijo el galán español durante la promoción de La chica de nieve confirmando el romance.
En abril de este año, la pareja disfrutó de unas románticas vacaciones en un crucero por el Rin. “Mi todo”, escribió ella junto a una fotografía donde él la sostiene en brazos durante una de las paradas del viaje. Del otro lado del lente estaba su hijo Nicolás, quién también fue parte de este viaje familiar y mantiene una excelente relación con la novia de su padre. Al parecer, su media hermana Candela también aprueba este vínculo, ya que al ver la imagen comentó: “Mi gran pareja favorita”. Comentario que inmediatamente fue apreciado por la actriz que respondió: “La niña de mis ojos”, junto a un corazón.
Nicolás y Candela siempre han sido un pilar fundamental para su padre. Sobre todo, cuando en 2017 el actor sufrió un infarto que lo obligó a hacer una pausa en su carrera. Este parate, más los cuidados que tuvo que afrontar (entre ellos dejar de fumar) lo llevaron al borde de la depresión, un cuadro que pudo superar gracias al apoyo de ellos. “He tenido dos hijos muy queridos, a los que quiero y estoy absolutamente satisfecho de haberlos tenido y me dan la vida”, le confesó por aquel entonces a Vanity Fair.
Con su primogénito la relación es especial. Además de compartir viajes y clases de meditación, ambos son embajadores de “Ayuda en Acción” y trabajan juntos en múltiples iniciativas solidarias. También comparten el amor por el campo, donde el actor se refugia entre proyecto y proyecto.