Al igual que ya habían hecho sus hijos José Fernando y Gloria Camila, José Ortega Cano también ha viajado hasta el sur para acompañar a la familia de Michu en su último adiós tras su fallecimiento inesperado a los 33 años. En esta ocasión eran Mari Carmen y Aniceto los que acudían a la estación de tren de Cádiz para recoger al maestro a su llegada donde lo veíamos especialmente afectado.
También muy pendiente de su teléfono móvil en todo momento y especialmente triste ante la situación que están viviendo, Mari Carmen reconocía que estos «son momentos muy difíciles» para todos sin saber aún cuál será el destino de la pequeña Rocío. «Todo muy complicado» confirmaba la hermana de José Ortega Cano minutos antes de reencontrarse con él en la estación tras un largo viaje desde la capital madrileña.
Visiblemente cansado, Ortega Cano recurría a las gafas de sol para ocultar la mirada reconociendo que están intentando «hacer las cosas lo mejor posible» en medio de esta complicada situación. Cuando le preguntaban por su nieta y qué pasará con ella de aquí en adelante, el diestro mostrba su lado más sincero ante las cámaras: «No lo sé, ahora mismo no le puedo decir». A pesar de estas palabras, Otega Cano dejaba muy claro que a la pequeña no le va a faltar de nada: «Hombre, es una niña preciosa».