“Yo disfruto de los silencios. Y para actuar me gusta mucho y más aún cuando los montajistas dejan los silencios”, afirma Juan Minujín en conversación exclusiva con Teleshow durante el lanzamiento de Adulto, su más reciente trabajo cinematográfico. “Me da pena cuando hay que llenar y se cortan esos espacios entre las escenas. Para mí un silencio puede ser muy narrativo”, interpreta el actor, defendiendo el valor de lo no dicho en el relato audiovisual. “Un rostro, en un contexto, dice mucho más, sobre todo porque lo dice con una poética que el espectador puede leer múltiples cosas. La palabra siempre cierra un sentido”, asegura Juan.
De a poco, Minujín desgrana su conexión personal con la obra y el papel que le toca encarnar: “No es que el nene está literalmente con un adulto, no sabe qué hacer con su padre y lo tiene que cuidar y llevar de acá para allá, pero sí claramente el niño ocupa de golpe un lugar un poco más adulto que el propio padre”.
Aceptar este proyecto fue una decisión natural, expresa Minujín: “Me gusta mucho cómo trabajamos, cómo filma Mariano. Es una persona sumamente sensible y que tenía idea de lo que quería hacer. Y además él trabajando con su hijo. Para mí, que te inviten a hacer un viaje tan personal así es un privilegio enorme”, afirma el actor a Teleshow.
—Es una película con muchos silencios, pero con muchas palabras a la vez…
—Para mí, parece un lugar común, pero un silencio puede ser muy narrativo también. Muchas veces mucho más que una palabra. Un rostro, en un contexto, dice mucho más, sobre todo porque lo dice con una poética que el espectador lo recibe con su propio sentimiento.
—La sensación es que ese niño te quiere decir algo. ¿Pero quién es el adulto?
—Bueno, un poco eso me parece que es el tema, los roles están un poco torcidos. Los roles no te digo que están subvertidos, pero sí están torcidos. Y eso… me interesó mucho de la propuesta de Mariano.
—¿Por eso aceptaste hacer la película?
—Sí, claro, había visto su película Los Globos, y me había gustado mucho. Me encontré con él, me parece una persona sumamente emocional.
—¿Y como actor, eso te presentó algún desafío particular o lo viviste de una manera natural?
—Lo viví muy pegado a cómo lo íbamos construyendo con Mariano, junto a su hijo, y todo el entorno. Lo que me interesaba era ese choque, de responsabilidades cruzadas, de ternura y de dificultad para comunicarse desde todos los costados.
—¿Cómo ves a ese padre?
—Creo que está muy autocentrado, que juega mucho al límite, y que tiene esa relación con el hijo en donde lo toma más de par, se ubica en un lugar un poco raro también al no haber una figura de madre circulando, relación totalmente distinta.
—¿Eso fue algo que ya estaba presentado en el guion o lo fueron armando?
—Más que hablarlo o leerlo, fue construir todo el tiempo en cada escena. Mariano le da como una sutileza y una contradicción a todo que hace, que sea muy humano.
—La experiencia se vuelve más intensa cuando hay ese nivel de cercanía…
—Totalmente. Todo fue muy íntimo. El hecho de estar con la familia, de tener a su hijo ahí, de usar incluso su ropa (la de Mariano director y padre de Alfonso) te pone en un lugar muy particular para crear el personaje. Te atraviesa de otra manera.
—Tu papel está en toda la película, pero a la vez estás ausente, eso requiere mucha generosidad para con la historia…
—A mí me parece que es mucha generosidad de la historia con el actor, porque es muy lindo cuando sos un personaje que te cuentan otros también. En este caso, es una película en donde a este padre lo cuentan otros, lo cuenta ese nene con la chica que lo cuida, con la vecina. Lo cuenta ese nene con sus compañeros y la gran preocupación que tiene por su papá.
—¿Eso fue lo que más te conmovió?
—Son dos cosas. Una, el nene tratando de hablar con el padre y tratar de entender en qué está. Eso me pegó mucho y fue lo que me hizo decir: ‘Che, esta película la quiero hacer’. También, el padre decepcionando al hijo, me resulta muy conmovedor. No es como decepcionar a un jefe o a una pareja. Es otra cosa. Y decir: ‘Te mentí porque me avergüenza lo que hice, estuvo mal’.
—¿Pudiste aportar al guion o a la construcción del personaje?
—No por modificar específicamente el guion, pero sí por construir a la par con Mariano, quién era este padre, a qué se dedicaba, con quién iba a salir, por qué se viste así, cómo le pregunta al hijo si la campera le queda bien… Era tan poquito lo que yo aparezco en cámara, que cada momento debía ser muy significativo. Juan Minujín contó que su primer contacto con la obra terminada ocurrió precisamente en una sala del Certamen Internacional de Shangai, donde compartió la función con el público local. Destacó que lo que más le impactó fue la reacción de la audiencia china ante la película. “Me sorprendió mucho que sentía que se reían de lo mismo que me reía yo, que hacían silencios tensos en los mismos lugares en donde me pasaba a mí”.
—¿Hasta qué punto te era familiar la película al verla así montada por primera vez?
—Pensá que yo también hay muchas partes de la película que me sorprendieron ahí en la sala del Festival en China, porque yo estuve en una parte pequeña de rodaje y todo lo otro no lo vi. Fue todo muy especial.
—Sentiste en esa sala que la historia es universal…
—Sí. La infancia y la adolescencia son distintas etapas. Uno puede conmoverse aunque no tenga que ver con su cultura. Hay algo de lo humano y de la comunicación que es universal.
El film “Adulto”, dirigida y escrita por Mariano González, producido por PAN Contenidos y protagonizada por Alfonso González Lesca (hijo del director), junto a Juan Minujín, Camila Peralta, Valeria Lois y Sofía Gala, se estrenó en los cines el 4 de septiembre.