“Nosotros no dormimos ya. Desde que llegó Lucía a nuestras vidas, no dormimos. Bueno, dormimos de forma intermitente”. Con esta confesión, Julián Trujillo revela el impacto tangible que la paternidad ha tenido en su rutina diaria, una transformación que trasciende el plano personal y se filtra en su desempeño profesional.
El actor, conocido por su papel en La hija del mariachi, atraviesa una etapa de cambios profundos: mientras encarna a uno de los personajes más recordados de la telenovela, asume fuera de cámaras el desafío de ser padre por primera vez, una experiencia que él mismo califica como la más significativa de su vida.
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En declaraciones recogidas durante una pausa en las grabaciones, Trujillo no duda en priorizar su nueva faceta familiar sobre cualquier logro artístico. “Yo creo que ser papá es lo más lindo que me ha pasado en la vida. Tener a mi hija cerca y verla crecer, saber que está bien. Creo que ha sido lo más espectacular que me ha pasado”, afirma, subrayando el peso emocional que la llegada de su hija Lucía ha traído a su cotidianidad. La paternidad, lejos de restarle energía, parece haberle otorgado una perspectiva renovada sobre su oficio y sobre sí mismo.
El actor describió en entrevista con el matutino Buen día Colombia para su sección Venga le cuento, cómo la convivencia con su hija ha modificado sus hábitos y su manera de afrontar las exigencias del set. Las jornadas de grabación, los llamados a primera hora y las escenas de alta intensidad se entrelazan ahora con las demandas de la crianza. Trujillo reconoce que el cansancio es una constante, pero también destaca la alegría que le produce compartir los pequeños momentos cotidianos con Lucía. “Mi hija tiene unos ojos hermosos, sacó los ojos del papá, pero en realidad sacó toda la belleza a la mamá”, comenta, dejando entrever el orgullo y la ternura que le despierta su paternidad.
El proceso de adaptación ha implicado para Trujillo el aprendizaje de tareas nuevas, algunas de las cuales le generaban aprensión antes del nacimiento de su hija. El actor admite que cambiar pañales le parecía una labor complicada, pero la realidad superó sus expectativas: “El cambio de los pañales es muy interesante porque yo siempre dije que iba a ser algo complicado para mí el tema de cambiar un pañal, pero resultó ser mucho más fácil de lo que yo creía y mucho más especial. Es uno de los momentos que compartimos más lindos y el tema de la comida también es muy bonito”. Estas actividades, lejos de ser una carga, se han convertido en instantes de conexión y aprendizaje mutuo.
La dinámica familiar se refleja también en la manera en que Trujillo organiza su tiempo fuera del set. El actor procura aprovechar cada oportunidad para estar con su hija, incluso durante los momentos de estudio de guion o preparación de escenas. “Yo cada vez que puedo, mientras estoy estudiando letra, mientras paso, mientras preparo todo, pues estoy con mi hija y ahí cargándola. Ahí la cargo”, relata, evidenciando la integración de su rol paterno en todas las facetas de su vida.
El equilibrio entre la vida profesional y la personal, lejos de ser una meta abstracta, se manifiesta en la rutina diaria de Trujillo. El actor transita del set al hogar con la misma entrega, encontrando en la paternidad una fuente de motivación y sensibilidad que enriquece su trabajo actoral. La experiencia de ver a su hija crecer, acompañarla en sus primeras comidas y consolarla en los momentos de incomodidad se ha convertido en el eje de su existencia, redefiniendo sus prioridades y su manera de entender el éxito.
Julián Trujillo contó que su participación en ‘La casa de los famosos’ le dejó marcas sicológicas: afectó su memoria
Dificultades para retomar la vida laboral y la desorientación temporal se convirtieron en parte de la rutina de Julián Trujillo al salir del reality del Canal RCN, La casa de los famosos Colombia.
Según confesó recientemente el actor originario de Bogotá, el periodo de más de cuatro meses en aislamiento absoluto dejó huellas profundas, muchas de ellas poco conocidas por el público.
Julián Trujillo, finalista de la primera temporada donde Karen Sevillano obtuvo el premio mayor, relató cómo su paso por el programa no solo marcó su carrera, sino que le generó impacto emocional.
El actor reconoció haber atravesado episodios de pérdida de memoria y alteraciones en la percepción del tiempo, al intentar reincorporarse a la cotidianidad después de la experiencia televisiva.
“Las horas se alargaban hasta parecer eternas”; más adelante, ocurrió lo contrario: “los días comenzaron a pasar con rapidez inexplicable”. “Un fenómeno que todavía no entiendo”, afirmó.
Hasta ahora, pocos conocían esas consecuencias resultantes, que van más allá de la competencia, e ilustran una realidad que acompaña a quienes participan en este tipo de formatos de entretenimiento.
En entrevista con la revista de entretenimiento Vea, el actor bogotano reveló detalles inéditos de los conflictos a los que se exponen los participantes cuando salen del programa.
La percepción espacial de una casa de seis mil metros cuadrados puede transformarse drásticamente en cuestión de días.
Así lo relata el actor, que tras permanecer aislado, describe cómo los extensos ambientes del inmueble pronto adquirieron una apariencia cada vez más limitada.
Según su testimonio, la vida dentro de esas paredes quedó marcada por la ausencia absoluta de estímulos externos: ningún libro, llamada, noticia o imagen televisiva tuvo cabida durante su estancia.