Hace ya algunos años que Kaitlin Olson es uno de los secretos mejor guardados de Hollywood. La actriz de 49 años lleva un poco más de 25 años en la industria del entretenimiento, pero hasta hace poco el público masivo apenas la registraba. Sin embargo, su carrera dio un giro completo hace pocos meses cuando la cadena ABC estrenó la serie policial High Potential: detective inesperada que pronto se transformó en la más vista de la TV de aire en los Estados Unidos y una de las propuestas más entretenidas que sumó la plataforma Disney+ en los últimos meses. Basada en la serie francesa Morgana: La detective genial (acá se vio por la señal de cable Lifetime), la nueva ficción cumple con todas las reglas del género policial televisivo y respeta la estructura de “el crimen de la semana”, pero se distingue del montón gracias a su personaje central y, especialmente, gracias a la interpretación de Olson.
“El término técnico es alta capacidad intelectual. Eso significa que tenés habilidades cognitivas avanzadas: creatividad, memoria fotográfica, cosas como esas. ¿Suena bien, no? ¡Error! No es un don. Me obsesiono con todos los pequeños problemas que veo. Mi mente está permanentemente fuera de control, lo que hace que sostener un empleo, una relación o una conversación sea imposible para mí. No es un don”, le espeta Morgan a los policías que la increpan en el primer episodio por haber reacomodado los archivos de una investigación mientras limpiaba la comisaría. La explicación derivará en su incorporación como asesora independiente de los detectives de homicidios de Los Ángeles, que en principio tienen dificultades para tomarla en serio. A su limitado respeto por la autoridad se suman su estilo que combina minifaldas cortísimas, botas altísimas y el maquillaje más llamativo.
Claro que esos son apenas los aspectos más visibles de su extravagante personalidad, un dechado de virtudes y excentricidades que Olson despliega en cada escena con notable maestría. Algo que los espectadores de la longeva aunque no del todo apreciada sitcom It’s Always Sunny in Philadelphia (también disponible en Disney+) ya descubrieron hace años. Estrenada en 2005, la comedia tiene el récord de ser la sitcom que más años y más temporadas lleva en pantalla. Un raro éxito de la TV de cable norteamericana que le cambió la carrera y la vida a todos los involucrados. Empezando por Olson que había llegado cinco años antes a Los Ángeles desde Oregon para cumplir con el sueño de ser una estrella televisiva como las que veía en pantalla desde la niñez. “No recuerdo un momento de mi vida en el que no haya querido ser actriz. En mi casa solíamos ver la tele en familia y recuerdo haberme sentido fascinada por Carol Burnett y las comediantes que aparecían en Saturday Night Live, esas mujeres ruidosas y expresivas que se mostraban como eran y no estaban preocupadas por verse lindas en pantalla. No quería actuar en una telenovela, quería ser una actriz graciosa como ellas. Así fue como empecé a participar de las obras teatrales del colegio”, contó hace poco Olson a la revista Cosmopolitan.
Más allá de su evidente interés por el humor como espectadora, la actriz confirmó su vocación para la comedia de manera literalmente accidental. Es que a los 12 años luego de sufrir un accidente con su bicicleta, Olson ingresó a la secundaria con la cabeza rapada y una cicatriz gigante en la cara. “Estaba resignada y pensé: ‘ Vas a ser fea por el resto de tu vida, así que mejor te dedicas a ser graciosa’”, recordó la actriz.
Aquella decisión adolescente la llevó años después a incorporarse al grupo de improvisación The Groundlings, conocido en Hollywood por ser una incubadora de futuros talentos de la comedia. Aunque en su caso, luego de dos años de entrenarse en sus filas, fue excluida del elenco que se presentaba en el escenario de la escuela. De todos modos, Olson se quedó en Los Ángeles, buscando el papel que por fin la llevara a la pantalla chica.
Así, tuvo pequeñas participaciones en la película Coyote Ugly y en cuanta sitcom necesitara una actriz para el episodio de la semana, pero su gran oportunidad llegó cuando se presentó en la audición de Always Sunny…, una peculiar comedia escrita por Rob McElhenney, un joven guionista y actor, y sus mejores amigos, para interpretar a Dee Reynolds, la integrante aparentemente más sensata de un desaforado grupo de muchachos de Filadelfia. Con el tiempo, en manos de Olson, Dee demostró ser tan irreverente como el resto de los personajes, una veta que la actriz ayudó a desarrollar. La sitcom se convirtió no solamente en su primer trabajo estable en la TV, sino también en el escenario de su romance con McElhenney, con el que está casada desde 2008 y con el que tiene dos hijos.
Gracias a la comedia, otros en Hollywood empezaron a reconocer su especial habilidad para el humor y la improvisación. Así, participó en varios episodios de Curb Your Enthusiasm y se sumó al elenco de Hacks, una de las mejores series cómicas de los últimos años. En la ficción de Max, Olson encarna a D.J., la hija de la formidable Deborah Vance que interpreta Jean Smart. Inmadura, irresponsable y definitivamente afectada por el egocentrismo de su madre, en las manos de otra actriz D.J. podría haber sido una colección de estereotipos, pero Olson hace de ella un personaje tan desopilante como trágico, una niña rica con tristeza que tuvo que crecer a la sombra de una diva. Gracias a ese papel, Olson fue nominada al Emmy como Mejor actriz de reparto, un reconocimiento que la sorprendió casi tanto como el ofrecimiento de protagonizar un policial.
“Siempre me gustó hacer drama, pero la última vez que había tenido la oportunidad fue cuando trabajaba en teatro. Hacks me acercó un poco a ese mundo, pero no me imaginaba poder llegar a ser la protagonista de una serie dramática del prime time”, relevó la actriz en una entrevista que compartió con su marido para Variety, donde los presentan como la pareja más poderosa de la TV en la actualidad. Una distinción que consiguieron gracias al éxito de High Potential. Hasta ahora McElhenney era el integrante más reconocido de la pareja gracias al sostenido éxito de It’s Always Sunny…, la buena recepción de Mystic Quest (disponible en Apple TV+), otra comedia creada y protagonizada por él y el suceso de Bienvenidos a Wrexham, el documental sobre el equipo de fútbol de Gales que compró junto a Ryan Reynolds que ya lleva cuatro temporadas en Disney+ y ocho premios Emmy ganados. Su amistad con Reynolds y su público apoyo a Blake Lively frente a sus recientes problemas de imagen y los enredados asuntos legales que atraviesa también ayudaron a hacer crecer la figura de McElhenney en la industria audiovisual. Pero ni él pudo lograr lo que consiguió su esposa: ser la protagonista de una de las series dramáticas más vistas de la televisión abierta y una de las figuras responsables del renovado interés del público por la TV tradicional.