Karina Buzeki: su vuelta al teatro, el trauma que vivió de chica y qué le dijo Alejandro Romay cuando la conoció

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Durante algunos años Karina Buzeki se alejó del medio para formar una familia, y ahora volvió al teatro para protagonizar La sortija, un thriller psicológico que puede verse todos los sábados, a las 19.15, en el Multiescena. La popular actriz de Clave de sol, La familia Benvenuto, Inconquistable corazón y tantas otras ficciones, habló con LA NACION sobre el motivo de su regreso, recordó el momento más triste de su juventud y los años de éxitos. Además, contó su historia de amor con León Quiroga Linck, que es el papá de sus hijos Brenda y Dante.

-¿Por qué volvés a trabajar ahora, después de tantos años?

-En realidad, hace un tiempo estuve en el Paseo La Plaza con Mujeres que hablan, un ciclo de monólogos de humor que hicimos con María Carámbula, Silvia Peyrou y Malena Rolón; las extraño un montón porque era un grupo hermoso y nos divertíamos mucho. Tenía ganas de seguir, pero cuando empezaron los ensayos de La sortija me di cuenta de que necesitaba poner toda la energía en la obra. También hice algunas presentaciones con un show de tango, y ahora voy a regalárselo a mi hermana en su cumpleaños.

Karina Buzeki le contó a su amiga Carolina Papaleo sobre su proyecto teatral y ella no solo la alentó a hacerlo, sino que también es la directora de la obra

-Contaste hace un tiempo que te habías alejado del medio para formar tu familia… ¿no?

-Sí, es verdad que me alejé del medio porque mi deseo era formar una familia y ahora que la tengo y los chicos están más grandes, puedo empezar a soltar. Brenda tiene 15 años y estudia para ser modelo y Dante tiene 13 y está escribiendo una serie; los dos me salieron artistas y me encanta [risas]. Ahora todos tenemos bastante más libertad y además mi marido se ocupa de los chicos mientras ensayamos y también los sábados, cuando tenemos función. León tiene una escuela de árbitros y otra de técnicos de fútbol y puede manejar sus tiempos, así que nos complementamos bien. Por otra parte, solté un poco, aunque confieso que me ocupo mucho de mis hijos y me encanta acompañarlos y ser parte de todo lo de ellos. Me apasiona, no quiero que esta época no se termine nunca [risas].

-Volvió a picarte el bichito de la actuación…

-Estoy retomando mi profesión con mucha fuerza y ganas. La sortija es un proyecto que soñé, que generé y pude concretar. A veces no puedo creer que se haya hecho realidad porque los deseos no siempre se cumplen. Hacía tiempo que quería interpretar a una niña y se lo conté a Carolina Papaleo, que es amiga mía. Quería poner a mi niña interior en algún lado que no fuera en la vida [risas]. Le gustó la idea y me presentó a Fabricio Origlio, que es escritor y psicoanalista, lo cual está bueno porque los traumas tienen origen en la niñez, y quizá hay muchas vivencias que no recordamos, pero tejen la trama de nuestra historia adulta. Además, el tema me interesa porque hice terapia hasta el año pasado que terminó mi psicoanálisis. Así nació La sortija, que es la historia de una mujer que recuerda su niñez, tiene una relación complicada con su madre y hay un secreto que se revela al final. Es un thriller psicológico de mucho suspenso y tensión dramática.

-¿Y quiénes están con vos sobre el escenario?

-Me acompañan Raúl Rizzo, que hace dos personajes, el psicólogo de la niña y el de la adulta; Mónica Salvador que interpreta a mi madre, y yo también hago dos personajes, de mujer y de niña. Y Carolina Papaleo hizo una puesta muy creativa y dirige espectacularmente. También tenemos música en vivo con Carlix Zabala que acompaña cada momento. Nos gustó el título La sortija porque representa aquello que querés y no podés alcanzar. Hay una frase hermosa que a Raúl (Rizzo) le encanta y es “quién es ese adulto que te debe un premio”. Y otra de Mónica (Salvador) que le dice en un momento a mi personaje: “No te quedes ahí”. Y está bueno porque muchas veces en la vida necesitás que te digan que sigas adelante.

Karina Buzeki junto a su familia, en la fiesta de 15 de su hija Brenda

-¿Cómo es bucear en tu niña interior?

-Hermoso. Mi niña tiene algo muy fresco, tal vez por mi personalidad porque soy muy espontánea. Y también tiene algo que no me gusta y es que soy bastante dramática; trato de trabajar eso y callarlo un poco. No tuve una niñez traumática, en realidad. Quizá lo más traumático fue la muerte de mi padre en 1991 cuando yo estaba haciendo La familia Benvenuto…

-¿Y cómo viviste ese momento?

-Fue muy difícil porque en el medio de tanto éxito fue desgarrador vivir ese gran dolor, pero en ese momento ya tenía 21 años. Siempre hice terapia, amo el autoconocimiento y me gusta investigar los hilos que se mueven detrás de la conducta. Cuando te analizás, tenés más herramientas. No me pasó nada tremendo, pero pude sacar a mi niña interior en la obra. Los actores somos un poco niños para poder jugar un personaje, y de alguna manera creo que necesitamos el cariño de la gente. Me parece que tenemos una sensibilidad diferente; con Mónica lloramos muchísimo en la obra.

-Claro, debe haber sido muy difícil hacer el duelo de tu papá en el medio de tanta popularidad…

-Fue tremendo. Mi papá murió en octubre, después de un accidente. Algo completamente inesperado. Estuvo dos meses internado y falleció. Fue muy fuerte tener tanto éxito y vivir un momento tan hermoso por un lado, y por el otro, duelar a un ser querido. Mi papá me acompañaba a todos los programas de Los Benvenuto y en el canal lo recibían con los brazos abiertos porque era muy sociable. En diciembre de ese año, cuando Telefe hizo la fiesta, fue doloroso porque habíamos planeado ir juntos, pero como todo en la vida, lo he superado. Y además sé que él me acompaña siempre.

Buzeki recordó cuando estaba viviendo un gran éxito de la mano de La familia Benvenuto y a la vez tuvo que afrontar el dolor por la abrupta muerte de su padre

-Antes contabas que en la obra llorás mucho, y Alejandro Romay fue quien te dijo que tenés hermosos ojos para llorar, ¿es así?

-¡Sí! Nos encontramos en la fiesta de Más allá del horizonte. En ese momento yo estaba haciendo una novela de producción italiana, y él me dijo “qué hermosos ojos para llorar en mis novelas”. Y a partir de ahí empecé a hacer novelas en Canal 9. Estuve en Inconquistable corazón y Ricos y famosos.

-¿Qué dicen tus hijos de tu vuelta al trabajo? Porque te vieron actuar por YouTube…

-Están felices. Mi hija vino al teatro y me dijo: “Mamá, esta obra la tienen que venir a ver todos porque es demasiado espectacular”. Mi hijo no la vio porque considero que es chico todavía y no quiero que me vea llorar, quizá no entienda. Para qué ver llorar a la mamá, pero me vio en el monólogo de humor y se divirtió mucho.

La actriz recibió el apoyo de su marido y de sus hijos para volver a su gran pasión: la actuación

-¿Y tu marido?

-Está encantado, siempre me acompaña y esta vez también, y acomodó todo para que yo pudiera ir a los ensayos. Nos conocimos en un centro de meditación y yoga, cuando yo estaba haciendo dos obras de teatro al mismo tiempo: Solas y solas en el Teatro de la Comedia y Noche de perros en el Centro Cultural de la Cooperación. Con León tenemos muchas cosas en común, mucha conexión.

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