Kiko Rivera e Irene Rosales se han separado después de 11 años de relación -9 de ellos como marido y mujer-, y dos hijas en común, Ana (9) y Carlota (7). Una triste e inesperada noticia, ya que la pareja ha superado numerosos obstáculos y dificultades juntos y parecían inseparables, que ha revelado en exclusiva en su portada este miércoles la revista ‘Semana’ (apuntando que se trata de una decisión muy meditada, tomada de mutuo acuerdo y sin la existencia de terceras personas) y que el hijo de Isabel Pantoja ha confirmado a través de sus redes sociales hace tan solo unos minutos.
«Quiero dejar claro algo desde el principio: no voy a sacar partido económico de esta situación, ni voy a acudir a televisión para hablar de mi vida privada. Me ha costado mucho llegar a esta paz mental, y por eso hoy escribiré estas palabras… y después comenzaré a adaptarme a mi nueva vida» comienza el mensaje en el que ha roto su silencio sobre el complicado trance personal que está viviendo tras haber puesto fin a su matrimonio con Irene.
«Después de 11 años de relación y dos hijas en común, mi mujer y yo hemos decidido separar nuestros caminos» ha confirmado, confesando que aunque «no es fácil, nunca lo es», «tomar la decisión correcta a veces es lo más difícil, pero también lo más necesario». «Y en este caso, lo hacemos con respeto, con gratitud y con la certeza de que lo más importante seguirá siendo lo mismo: nuestras niñas» ha expresado, apuntando que Ana y Carlota «son la mayor prueba del amor que hubo, y seguirán siendo el motor que nos una de por vida». «Seremos padres siempre, y ese lazo no se rompe con una separación» ha asegurado.
A corazón abierto, Kiko reconoce que «hablo desde la madurez de aceptar que a veces soltar es la mejor manera de cuidar lo que realmente importa. Lo vivido queda en el corazón, y lo que viene, aunque diferente, puede ser más sano, más real y más honesto».
«Hoy cierro un capítulo con gratitud, pero abro otro con esperanza. La vida continúa, y estoy convencido de que lo mejor aún está por llegar. Porque a veces lo que más duele es lo que finalmente nos hace más fuertes» ha añadido.
Y, como ha querido dejar claro respecto al complicado trance que está viviendo es que «hoy no empieza un final, empieza una transformación». «La vida me ha enseñado que incluso en medio del dolor hay lugar para la gratitud, y que de cada cambio nace una oportunidad. El futuro es incierto, sí, pero también está lleno de posibilidades, y voy a recibirlo con la fuerza de alguien que sabe que lo más valioso ya lo tiene: mis hijos y la paz de haber hecho lo correcto». Una declaración de intenciones sobre cómo afronta -con optimismo y fortaleza- esta nueva etapa tras haber puesto fin a su matrimonio con Irene.