El cáncer colorrectal (CCR) constituye un problema sanitario de magnitud creciente en la Argentina. Según datos del Ministerio de Salud de la Nación, se registran aproximadamente 16.000 nuevos diagnósticos por año, lo que lo ubica como el segundo tipo de cáncer más común tanto en hombres como en mujeres, y también el segundo en mortalidad, con cerca de 7500 muertes anuales. Pese a ser una enfermedad prevenible y tratable en etapas tempranas, una gran proporción de los pacientes es diagnosticada cuando el tumor ya presenta un estado avanzado o metastásico.
En este escenario, la Argentina se transformó en el primer país de América Latina en disponer de fruquintinib, un nuevo tratamiento oral autorizado por la ANMAT para adultos con cáncer colorrectal metastásico (CCRm) que no han respondido a la quimioterapia ni a otras terapias dirigidas. Es la primera molécula desarrollada específicamente para esta etapa de la enfermedad en más de diez años y busca responder a una necesidad terapéutica aún insatisfecha en pacientes con tumores refractarios.
Fruquintinib, que ya fue aprobado por las agencias regulatorias de Estados Unidos (FDA) y Europa (EMA), actúa bloqueando la formación de nuevos vasos sanguíneos que los tumores necesitan para crecer y alimentarse. Al cortar ese “suministro” de sangre —un proceso conocido como angiogénesis— el medicamento busca frenar el avance del cáncer y limitar su capacidad de propagarse.
El estudio internacional FRESCO-2, realizado en Estados Unidos, Europa, Japón y Australia, evaluó el uso de fruquintinib en pacientes con cáncer colorrectal metastásico refractario y demostró una reducción del 34% en el riesgo de muerte y una disminución del 68% en el riesgo de progresión o fallecimiento frente al placebo.
Los pacientes tratados con fruquintinib alcanzaron una sobrevida global media de 7,4 meses frente a 4,8 meses en el grupo control, y una sobrevida libre de progresión de 3,7 meses frente a 1,8 meses, con una tasa de control de la enfermedad del 55,5%. Los efectos adversos más frecuentes de grado 3 o superior fueron hipertensión, astenia y síndrome mano-pie, con un perfil de seguridad considerado manejable y coherente con estudios previos.
Estos resultados confirman que fruquintinib ofrece un beneficio clínico significativo y una nueva alternativa terapéutica para pacientes sin opciones eficaces. Previamente, el estudio FRESCO, realizado en China y publicado en JAMA en 2018, ya había mostrado beneficios similares y permitió la aprobación inicial del fármaco en ese país.
El desarrollo de esta molécula buscó alcanzar eficacia comprobada con un perfil de toxicidad más tolerable que otras alternativas existentes. Los estudios clínicos evidenciaron que duplicó la sobrevida libre de progresión y mejoró la sobrevida global, dos parámetros centrales en el abordaje del cáncer avanzado. Estos resultados respaldaron su aprobación por diversas autoridades sanitarias, incluida la Argentina.
“Contar con una nueva opción terapéutica para el cáncer colorrectal metastásico representa un avance significativo en el tratamiento de una enfermedad que es de difícil manejo y que cuenta con opciones limitadas una vez que fracasa el tratamiento estándar. Hoy podemos ofrecer una nueva perspectiva a pacientes que ya han atravesado múltiples líneas de terapia”, señaló Juan Manuel O’Connor, jefe del Departamento de Tumores Gastrointestinales del Instituto Alexander Fleming.
En la misma línea, Guillermo Méndez, jefe de la Sección Oncología del Hospital de Gastroenterología Carlos Bonorino Udaondo y del Hospital Universitario Fundación Favaloro, y miembro de la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AAOC), sostuvo que las personas con cáncer colorrectal avanzado ahora cuentan con una opción oral, sin quimioterapia, que puede ser indicada independientemente del estado de los biomarcadores tumorales. “Esto es esperanzador y fue muy bien recibido por la comunidad médica oncológica”, aseguró.
“Los resultados del estudio FRESCO-2 han demostrado que fruquintinib no solo mejora la sobrevida global de los pacientes, sino que también duplica la sobrevida libre de progresión. Además de ser un fármaco eficaz, tiene un perfil de toxicidad que permite mantener una buena calidad de vida durante el tratamiento”, afirmó O’Connor.
La evolución del cáncer colorrectal depende en gran medida del estadio en que se detecta la enfermedad. Según Méndez, la supervivencia a cinco años de los pacientes con cáncer colorrectal en etapas tempranas supera el 90%, mientras que en los casos avanzados o metastásicos es considerablemente menor. Se estima que uno de cada cinco pacientes presenta metástasis al momento del diagnóstico y que cerca de la mitad de los casos inicialmente localizados desarrollan metástasis con el tiempo, lo que refuerza la necesidad de tratamientos eficaces para las fases avanzadas.
Junto con la innovación terapéutica, los especialistas subrayan la relevancia de la prevención y la detección temprana. Entre las medidas recomendadas se incluyen los chequeos médicos regulares y la adopción de hábitos saludables, que implican mantener un peso adecuado, evitar el sedentarismo, reducir el consumo de alcohol y tabaco, y priorizar una alimentación equilibrada. La Sociedad Americana Contra el Cáncer (ACS) aconseja iniciar los estudios de detección —como la prueba de sangre oculta en materia fecal o la videocolonoscopía— a partir de los 45 años.