“Estamos muy contentos y orgullosos de socializar las propuestas que llevamos adelante desde el espacio de la Escuela de Robótica y la Subsecretaría de Ciencia y Tecnología del Gobierno de Junín”, destacó la coordinadora de la Escuela Municipal de Robótica, María Luz Muracciole.
Invitada al auditorio de Ticmas, Muracciole compartió con los presentes el trabajo que vienen realizando para formar ciudadanos críticos y capaces de potenciarse con las nuevas herramientas tecnológicas en comunidad.
Tender puentes hacia la tecnología
Psicopedagoga de formación, Muracciole destacó cómo fue romper con esa barrera de salir del consultorio para trabajar en procesos que incorporan la tecnología: “Yo me hacía esta pregunta: qué voy a aportar en la escuela de robótica, en los nodos tecnológicos, en las propuestas que surjan de ahí. Y la verdad que en ese encuentro donde pensamos el aprendizaje que nos atraviesa a lo largo de toda nuestra vida y que es nuestro motor para encontrarnos y conocer el mundo; ese fue el vector para ubicar ahí la tecnología que hoy nos está interpelando”.
A partir de preguntas sobre el uso de la tecnología, la singularización de la misma y cómo compartirla en comunidad es donde para la profesional se ubica la psicopedagogía: “Con un ojo clínico, con la escucha, con la posibilidad de ser permeables a esos procesos y poder ver esos intersticios, esos blancos que quedan para poder de alguna manera desplegar estrategias que nos permitan acercar a los chicos de una manera cuidada”.
“Junín habla mucho de que el futuro llegó y está acá y tiene que ver con estos espacios donde se abren las puertas a niños, niñas y adolescentes para vincularlos con este futuro, pero el futuro son ellos. Entonces, [a partir de] propuestas creativas, innovadoras, docentes disponibles a la formación, a dejarse desafiar por esto nuevo que cambia constantemente”, celebró.
Educar en comunidad
Muracciole explicó que la creación de la Escuela de Robótica -como parte de un Plan Estratégico Informático– no fue azarosa sino que surgió a partir de “mirar qué oportunidades se podían ofrecer en relación a lo que quedaba por fuera, para acompañarlos, de la experiencia educativa”; en referencia a la educación determinada a los planes de estudio.
Y agregó: “Pensar qué pasa con la programación y la robótica, que era una demanda y en realidad era algo donde los ojos de los chicos estaban puestos ahí. Tenemos chicos que de repente son súper creativos, queriendo resolver cuestiones que se enfrentan en lo cotidiano. Ese espacio [la escuela de robótica] es una oportunidad pedagógica para armar un escenario”.
Para la especialista, se trata de abrir preguntas que dialoguen con las nuevas realidades tecnológicas y entender de manera simple “cómo maniobrar” ante ellas y que los chicos “sean autores de soluciones”.
A leer en vivo
“¿Qué pasa con la vinculación de los chicos con la lectura? Y ahí aparece la propuesta de Ticmas A leer en vivo”, contó Muracciole en referencia al programa desarrollado por la plataforma integral Ticmas que motiva la comprensión y fluidez lectora a partir del juego y a convertirse en un “streamer”.
“La verdad que fue una experiencia que seguimos construyendo, porque nos vamos encontrando con distintos puntos de entrada. Volvemos al tema de la tecnología, hay niños que llegan a la Escuela de Robótica y es la primera vez que van a manipular una tablet y ponerse auriculares”, explicó y diferenció que “hay niños que ya vienen con la idea de poder ser streamers y armar su programa y vienen con contenido”.
“Ver la cara, el rostro del niño cuando se escucha por primera vez luego de leer es un punto para analizar”, reflexionó Muracciole abriendo nuevas preguntas sobre el proceso de enseñanza y el impacto tecnológico.
Y destacó cómo se les da a los niños el poder de elegir qué leer, cómo y cuántas veces escucharse creando nuevos espacios de juego y de reflexión sobre el aprendizaje tanto para estudiantes como para docentes. También sumó cómo este tipo de experiencias no solo obliga a “descontracturar” situaciones y espacios sino que también crea “nuevas oportunidades” en el aprendizaje y la observación de métricas para poder mejorar.
La Escuela de Robótica tiene abiertos turnos de mañana, tarde y vespertinos y permite el ingreso a sus talleres a niños desde los seis años hasta el último año de la secundaria. Muracciole aseguró: “Que un niño esté deseando aprender y que eso le abra un mundo de oportunidades es fundamental”.
Acompañar a los chicos
Así como la revolución tecnológica abre puertas a nuevos desafíos en la enseñanza, también lo hace en términos de preocupaciones sobre cómo abordar ese contacto de forma segura y positiva. “Hay que enseñar a usarlas, enseñar y transmitir cuidados para que puedan tener una experiencia cuidadosa”, planteó Muracciole y destacó que ese foco también forma parte de la política pública propuesta por el Gobierno de Junín.
A partir de talleres y visitas a escuelas trabajan en diversas situaciones de riesgo y que los chicos “sientan que pueden decidir con quienes vincularse”. Y destacó la importancia de concientizar sobre el grooming y su impacto en las infancias y adolescencias.
Actualizar a los docentes y ¡disfrutar!
“Lo primero que tratamos de hacer nosotros es poder hablar y armar equipos docentes, de parejas pedagógicas y una comunidad docente donde se sientan acompañados, donde vos sabés una cosa, yo sé otra y este es el objeto de estudio, llámese la tecnología, con el cual vamos a tener que interactuar”, resaltó. Y agregó: “Me parece que en ese punto es volver al deseo de enseñar. Eso nos tiene que llevar a querer leer, a querer formarnos, a querer transmitir”.
“Los docentes de la Escuela de Robótica te podría decir que son súper apasionados en esto muchas veces se acercan pidiendo: me gustaría dar este espacio, me gustaría proponer esta idea. Y buscamos generar que eso sea contagioso para replicar las propuestas y para que otros docentes de la comunidad de Junín también se acerquen a formarse en esta construcción”, subrayó.
Inclusión, tecnología y educación
“Junín viene trabajando desde hace un montón de tiempo, y tiene la licencia como ciudad de conocimiento, entonces desde ese punto se trabajó mucho para armar este ecosistema que es vivo”, explicó Muracciole.
Y sumó que se creó una red de aprendizaje continuo que atraviesa los distintos niveles del Gobierno y que “Se sigue trabajando para que desde la Escuela de Robótica, los nodos tecnológicos y la Escuela de Innovación sean faros para formar a la comunidad. Hay un montón de gente que se está formando en estos distintos espacios”.