En términos futbolísticos, el histórico salvataje de Donald Trump a Javier Milei equivalió a un gol sobre la hora que le permitió al equipo libertario igualar un partido que parecía irremediablemente perdido y alentar la esperanza de que podrá dar vuelta el resultado durante el tiempo de alargue si sus jugadores no pretenden festejar un triunfo por anticipado y no siguen cometiendo garrafales errores no forzados.
Del otro lado, al mileísmo lo aguardan los rústicos jugadores de un kirchnerismo abroquelado en torno de consignas que tienen 80 años, tales como “Patria sí, colonia no” y “Bessent o Perón”, identificando al secretario del Tesoro norteamericano con el recordado embajador Spruille Braden. Como es recurrente, el peronismo vuelve a demostrar que tiene un gran pasado por delante. Y, al margen de las falencias que pueda exhibir el plan económico del gobierno de Milei, el principal motor del pánico de los inversores y de la huida del peso argentino es la posibilidad de un retorno del kirchnerismo al poder. El “riesgo kuka” existe para los mercados.
Si tradicionalmente prevaleció entre los argentinos una cierta animadversión hacia Estados Unidos, hoy el sentimiento antinorteamericano no está en su apogeo. Así lo demuestra un estudio internacional del prestigioso Pew Research Center que midió este año la percepción sobre el país del Norte en el resto del mundo. Según ese trabajo, el 43% de los argentinos considera a Estados Unidos como su más importante aliado, en tanto que solo el 24% de ellos lo ve como la mayor amenaza. El lugar que ocupa el país de Trump entre los argentinos es visiblemente mejor que el de cualquier otra nación: apenas el 11% menciona como principal aliado a Brasil y un porcentaje similar se inclina por China.
Es llamativo que solo en cinco países analizados la población mencione a Estados Unidos como más relevante aliado en porcentajes mayores a los que refieren los argentinos: Israel (95%), Corea del Sur (89%), Japón (78%), Canadá (55%) y Reino Unido (51%). Ni en Brasil (41%) ni en México (37%), Estados Unidos es valorado en mayor medida que en la Argentina.
El kirchnerismo pretenderá mostrar la ayuda de Trump a Milei como una suerte de abrazo de oso. Podría existir cierto riesgo de que este acercamiento sea percibido como una entrega o subordinación que afecte el sentimiento nacional vinculado con la búsqueda de soberanía política e independencia económica. Esa percepción podría ayudar al peronismo a consolidar su núcleo duro de votantes, pero difícilmente alcance al electorado de Milei o a su potencial voto blando, como se denomina a aquellos electores que, sin haberlo apoyado en la primera vuelta presidencial de 2023, contribuyeron a su éxito en el balotaje frente a Sergio Massa.
En la cabeza de Milei, existiría la posibilidad de avanzar hacia una dolarización de la economía pero no antes de los próximos cuatro años
No quiere decir esto que no puedan surgir dudas o cuestionamientos acerca de la letra chica que podría ocultar el anunciado acuerdo con el gobierno estadounidense, que incluiría un swap de 20 mil millones de dólares y la posibilidad de que el Tesoro norteamericano invierta en títulos de deuda argentinos.
Basta con analizar algunos mensajes del flamante embajador estadounidense en la Argentina, Peter Lamelas, para deducir que uno de los objetivos del gobierno de Trump es limitar el espacio de influencia china en América Latina. ¿Exigirá Estados Unidos que se desarme el swap de China acordado con la Argentina? ¿Reclamará un trato preferencial para la explotación de “tierras raras” y de minerales estratégicos, además del litio y otros elementos esenciales para la industria militar y las nuevas tecnologías? ¿Pretenderá poner limites a la expansión china a través de la base espacial neuquina o frenar el proyecto para avanzar en Atucha III con financiamiento chino? ¿Tratará de desarrollar un proyecto para habilitar una base con la presencia permanente de efectivos militares estadounidenses en Tierra del Fuego? Por ahora, solo se trata de hipótesis.
Más ruido, en cambio, provocaron las quejas de los productores agrícolas estadounidenses por el acuerdo financiero anunciado por el secretario del Tesoro, casi al mismo tiempo que el gobierno argentino anunció la eliminación temporaria de los derechos de exportación con que se benefició a las grandes cerealeras locales, pero también a China, que pudo adquirir soja a mejores precios, perjudicando supuestamente a los agricultores norteamericanos. ¿Podría Scott Bessent presionar al gobierno argentino para que se olvide de hipotéticas nuevas bajas en las retenciones a las exportaciones de soja?
Lo cierto es que el anuncio de la ayuda del Tesoro norteamericano llegó en el momento más delicado de la gestión de Milei, cuando el riesgo país registraba la mayor suba de todo su mandato, ante lo que el mercado percibía como serias dificultades del Estado argentino para honrar sus compromisos de deuda del año próximo. El swap de Estados Unidos blindaría a la Argentina a la hora de hacer frente a los vencimientos de sus bonos en 2026, que representan unos 8500 millones de dólares entre enero y julio. Las condiciones económicas del auxilio de Estados Unidos serán siempre más favorables que las que exigiría hoy el mercado.
Será preciso que Milei se mueva como zorro en el ámbito local, con la misma astucia que ha demostrado en el escenario internacional para granjearse la amistad de Trump
El economista Agustín Etchebarne, director de la Fundación Libertad y Progreso, asegura que, si se consideran las deudas netas consolidadas del Banco Central y del Tesoro Nacional, la Argentina habría pasado a deber en términos nominales 24 mil millones de dólares menos que al inicio del presente mandato presidencial. Para este analista económico de extracción liberal y afín al pensamiento del actual gobierno, habría llegado el momento de avanzar hacia una dolarización de la economía. Milei no ha desechado esta alternativa, pero la califica como un asunto complejo y no la considera factible en el corto plazo. Según el primer mandatario, el tiempo que demandaría dolarizar es el tiempo requerido para “poner en línea al sistema financiero”, calibrando la “duration” de los activos con la de los pasivos, ya que los bancos toman dinero a plazos cortos y los prestan a plazos más largos.
En la cabeza de Milei, existiría en consecuencia la posibilidad de avanzar hacia una dolarización de la economía pero no antes de los próximos cuatro años, una vez que los argentinos decidan dolarizar, algo que, desde su punto de vista, debería hacerse llamando a una consulta popular.
La tranquilidad en el mercado financiero parece una condición necesaria para que el Gobierno llegue con mínimas chances de éxito a las elecciones que tendrán lugar dentro de un mes. Sin el oportuno y contundente aval de Trump no hubiese sido posible dejar atrás la crisis cambiaria. Pero ese apoyo no se traducirá por sí solo en el fin de los problemas políticos ni en el cumplimiento del sueño electoral de La Libertad Avanza en octubre.
Si la coalición gobernante es derrotada, no habrá ayuda financiera que alcance para frenar una crisis mayor
Entre analistas de opinión pública, como Cristian Buttié, se esbozan tres hipótesis sobre el comportamiento del electorado en los inminentes comicios legislativos nacionales: dos de esas hipótesis son completamente antagónicas y una tercera es consecuencia de las dos primeras.
- La primera hipótesis sería que el voto blando que favoreció a Milei en el balotaje de 2023 se quede en su casa en octubre, como un efecto de arrastre de lo que sucedió en la provincia de Buenos Aires el 7 de septiembre último, en tanto que el voto antimileísta que se expresó en ese distrito se extienda al resto del país. Sería el peor escenario para el gobierno nacional.
- La segunda hipótesis pasaría por la posibilidad de que se despierte el voto blando y vuelva a manifestarse, como en el balotaje entre Milei y Massa, en favor de La Libertad Avanza por el temor a que triunfe el kirchnerismo. Un antecedente de este hipotético escenario sería el pasaje de las PASO a las elecciones generales de 2019, cuando el voto blando macrista que se había quedado en su casa en las primarias abiertas se asustó con los 15 puntos de ventaja que había obtenido la fórmula Alberto Fernández-Cristina Kirchner y concurrió en masa en ayuda de Mauricio Macri, permitiéndole achicar la diferencia final a ocho puntos. Se trataría del mejor escenario para Milei, por cuanto activaría la teoría del voto útil ante la necesidad de optar por el mal menor.
- La última hipótesis sería que en octubre se movilicen tanto los votantes blandos de Milei como los antimileístas, lo cual generaría una participación electoral superior al 72% del padrón.
Muchos son los aspectos acerca de los cuales Milei debería ensayar una autocrítica. Entre otros, su silencio inicial frente a las sospechas de corrupción en la Agencia Nacional de Discapacidad y su endeble defensa posterior; sus innecesarias agresiones verbales a muchos que, con buena fe, pudieron haber cuestionado sus decisiones e incluso a dirigentes que contribuyeron a su triunfo electoral en 2023, a quienes despectivamente calificó de “ñoños republicanos”; la impericia e inexperiencia puesta de manifiesto por sus colaboradores en el armado de la coalición oficialista en el presente proceso electoral; la incapacidad exhibida para avanzar por medio del diálogo en acuerdos parlamentarios con sectores de la oposición dispuestos a sostener las variables esenciales del plan económico vigente, y la soberbia evidenciada en no pocas declaraciones del jefe del Estado y de su ministro de Economía, Luis Caputo.
Para que la ayuda de corto plazo no se transforme en un problema de largo plazo, el Presidente debe dejar de agraviar y empezar a explicar, sin confundir firmeza con intransigencia o con intolerancia. Sus últimas apariciones públicas, comenzando con su mensaje por la cadena nacional para anunciar el proyecto de presupuesto 2026, lo han mostrado en la buena senda. La economía requiere de la política.
El pensador florentino Nicolás Maquiavelo recomendaba que el príncipe debía actuar como león para atemorizar a los lobos, pero también como zorro para conocer las trampas. Se trata de combinar la fuerza de uno con la astucia del otro, así como la audacia con la prudencia. La fuerza bruta y la vehemencia del discurso no le garantizarán a Milei la victoria. Será preciso que se mueva como zorro en el ámbito local, con la misma astucia que ha demostrado en el escenario internacional para granjearse la amistad de Trump. Si no se muestra capaz de negociar con los gobernadores provinciales ni de construir alianzas parlamentarias, aprovechando las divisiones de la oposición, de poco le servirá la fuerza del león, que irá perdiendo vigor en la medida que se sigan sucediendo los traspiés, tanto en el Congreso como en la calle.
El veredicto se conocerá en los comicios del 26 de octubre y, por lo que se desprende de las sugerencias del propio secretario del Tesoro estadounidense, si la coalición gobernante es derrotada, no habrá ayuda financiera que alcance para frenar una crisis mayor.