La ayuda para la Argentina desata un conflicto para Trump con un sector vital de sus votantes

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NUEVA YORK.- La carambola a tres bandas entre la multimillonaria ayuda financiera para la Argentina, las ventas de soja argentina a China tras la quita de retenciones y la fuerte reacción de los agricultores norteamericanos, en pie de guerra por la pérdida de un mercado clave, pusieron al presidente Donald Trump en una posición incómoda ante un sector vital de su base de votantes.

“Los agricultores están muy molestos por la venta de soja de la Argentina a China justo después del rescate de Estados Unidos“, advirtió esta semana Chuck Grassley, senador republicano por Iowa, uno de los estados con mayor producción de soja del país.

Con el correr de las horas, las quejas se expandieron como reguero de pólvora entre entidades agrícolas, políticos y productores.

Trump considera a los agricultores estadounidenses como uno de sus sectores más leales. De hecho, en los comicios de noviembre pasado, el líder republicano aventajó por 40 puntos en ese sector del electorado a su rival demócrata, Kamala Harris, superando sus propios márgenes en 2020 y 2016, según un análisis del Pew Research. Los expertos afirman que en las zonas rurales el magnate aún tiene una amplia popularidad.

Sin embargo, la reciente decisión de su administración, a través del Departamento del Tesoro, de respaldar financieramente a la Argentina -tercer productor de soja a nivel global, detrás de Brasil y Estados Unidos- provocó la ira del sector agrícola.

Los presidentes Javier Milei y Donald Trump, en Nueva York.

Como parte de su esfuerzo por aumentar el flujo de capital en un momento de turbulencias económicas, la Argentina también suspendió temporalmente sus impuestos a las exportaciones, incluida la soja.

Estas medidas generaron un fuerte golpe para los productores de soja en Estados Unidos, que dependen en gran medida de las exportaciones a China y siguen excluidos del mercado global debido a los aranceles de Trump, que aumentan el costo de sus cultivos en medio de su intensa temporada de cosecha.

Un productor de soja norteamericano.

Según los resúmenes semanales de exportaciones del Departamento de Agricultura norteamericano (USDA, por sus siglas en inglés), China no ha comprado soja estadounidense desde mayo pasado.

¿Por qué Estados Unidos ayudaría a rescatar a la Argentina mientras se apodera del mayor mercado de los productores de soja estadounidenses? Deberíamos usar nuestra influencia en todo momento para ayudar a la debilitada economía agrícola. Los agricultores familiares deberían ser la prioridad en las negociaciones de los representantes de Estados Unidos», disparó Grassley, de una tradicional familia agricultora.

En medio de las negociaciones con Estados Unidos, que incluyeron esta semana una reunión del presidente Javier Milei y su comitiva con Trump y el influyente secretario del Tesoro, Scott Bessent, la Argentina fortaleció su alianza comercial con los compradores chinos, que encargaron unos 20 buques de poroto de soja de la Argentina (cerca de 1,3 millones de toneladas), según sector fuentes del sector.

La Argentina socavó a los productores de soja estadounidenses, aprovechándose de los aranceles imprudentes de Trump. ¿Ahora vamos a rescatar a la Argentina con miles de millones de dólares de los contribuyentes antes de restaurar los mercados de soja para los agricultores del corazón de Estados Unidos? ¡Es imposible inventarlo! ¿De verdad es Estados Unidos primero [America first] para esta administración?“, criticó Marcy Kaptur, representante demócrata por Ohio. En su posteo en X publicó un artículo titulado ”El rescate de Trump a la Argentina es el último golpe para los granjeros de soja de Indiana».

“Todavía no se vende soja de Estados Unidos a China. Mientras tanto, China sigue golpeando a nuestro país con un arancel de represalia del 20%. Necesitamos un acuerdo comercial con China ahora. Los agricultores necesitan mercados para impulsar la economía“, exigió Grassley.

“La frustración es abrumadora”, declaró el miércoles Caleb Ragland, presidente de la Asociación Americana de la Soja (ASA, por sus siglas en inglés).

Los precios de la soja en Estados Unidos están cayendo, la cosecha está en marcha y los agricultores leen titulares que no hablan de la consecución de un acuerdo comercial con China, sino de que el gobierno estadounidense otorga 20.000 millones de dólares en apoyo económico a la Argentina, mientras que este país elimina sus impuestos a la exportación de soja para vender 20 cargamentos de soja argentina a China en tan solo dos días”, amplió a través de un duro comunicado.

“La economía agrícola se resiente mientras nuestros competidores desplazan a Estados Unidos en el mayor mercado importador de soja del mundo”, concluyó.

“Desde luego que nos afecta. Estamos en el medio de la temporada de cosecha”, reconoció a LA NACION Trey Oliver, un productor en las afueras de Greensboro, en Carolina del Norte, que es un ferviente seguidor de Trump.

Trey Oliver, un productor en las afueras de Greensboro, en Carolina del Norte, que es un ferviente seguidor de Trump.

La soja representó casi el 20% de los ingresos por cultivos comerciales de Estados Unidos en 2024, al recaudar 46.800 millones de dólares, según datos del USDA. Cerca de una cuarta parte de todas las exportaciones de soja de Estados Unidos se destinan a China, pero los aranceles de represalia del régimen de Xi Jinping, como resultado de la guerra comercial que lanzó Trump, perjudicaron a los agricultores estadounidenses, mientras que países como Brasil y la Argentina ganaron cuota de mercado.

Para los agricultores, la dinámica cambiante de la cuota de mercado no es personal, sino simplemente comercial, señaló Ryan Loy, profesor adjunto y economista de la división de agricultura de la Universidad de Arkansas. “Hay mucha política involucrada, pero al final, depende de quién sea más barato en el mercado”, declaró a Fortune.

El presidente Donald Trump, en La Casa Blanca.

Los agricultores estadounidenses se ven perjudicados como resultado de esta dinámica, según los economistas. El número de pequeñas empresas declaradas en quiebra por agricultores ha alcanzado su máximo en cinco años, según datos recopilados por la agencia Bloomberg en julio.

Trump quiere prestar US$20.000 millones de nuestro dinero para rescatar a un aliado político y a sus inversores globales antes de una elección. Ah, y la Argentina acaba de llegar a un importante acuerdo con China que aplasta a los productores de soja estadounidenses que ya sufren los aranceles de Trump. ‘America First’“, criticó la senadora demócrata por Massachussetts Elizabeth Warren, quien ya se había trenzado en un ácido intercambio con Bessent por los reparos de la legisladora a la ayuda al Gobierno.

Ante las crecientes quejas del sector rural, Trump recogió el guante. El presidente declaró el jueves que esperaba destinar parte del dinero recaudado con sus aranceles a los agricultores norteamericanos.

Brooke Rollins, secretaria de Agricultura norteamericana, advirtió en una conferencia de prensa en Kansas City, Misuri, que el gobierno aún no estaba listo para anunciar un plan de pagos. Sin embargo, añadió: “Estamos muy cerca de comprender, saber y anunciar lo que haremos”.

Rollins es la funcionaria que quedó envuelta en el revuelo que se generó el viernes con una imagen del celular de Bessent que demostraba el enojo del sector rural.

El martes, durante la Asamblea General de las Naciones Unidas, Bessent recibió un mensaje privado de texto con una queja por la baja de retenciones en la Argentina en medio de los anuncios del Tesoro para rescatar financieramente al país.

El secretario del Tesoro, Scott Bessent, revisa un mensaje de texto en la Asamblea de la ONU, que muestra el enojo del sector rural.

“Ayer rescatamos a la Argentina y, a cambio, la Argentina eliminó los aranceles a las exportaciones de granos, lo que redujo su precio y vendió una gran cantidad de soja a China, en un momento en que normalmente estaríamos vendiéndole. Debido a esto, los precios de la soja siguen bajando. Esto le da a China más influencia sobre nosotros”, decía el mensaje, que reproducía un tuit de Ben Scholl, comerciante de granos estadounidense.

Si bien no era posible precisar el remitente, en la pantalla se veían las letras BR -además había otro participante en el grupo- que coinciden con las iniciales del nombre de Rollins. Tras enviarle los reclamos, el remitente le pide a Bessent, quien tuvo un papel central en las negociaciones por el salvataje al Gobierno libertario, hacer una llamada más tarde.

Los agricultores de cultivos como la soja, el maíz, el sorgo y el algodón han sufrido en los últimos años el aumento de los costos de productos básicos como semillas y fertilizantes, mientras que los precios de sus cultivos han ido a la baja. Algunos agricultores perderán dinero en su tercera cosecha consecutiva este año, y la agenda comercial de Trump, que redujo la demanda extranjera de cultivos estadounidenses, aumentó los desafíos de los agricultores.

Algunos funcionarios de la administración Trump sabían que este era el probable resultado de una guerra comercial, señaló The NewYork Times. La Casa Blanca evaluó los pagos a los agricultores desde marzo, incluso antes de que se impusieran aranceles a países de todo el mundo. Aún no se anunciaron los detalles de un posible rescate a los agricultores norteamericanos.

El presidente Donald Trump, en la Casa Blanca antes de abordar el helicóptero presidencial.

En zonas del Medio Oeste, como Dakota del Norte y del Sur, y Minnesota, la mayor parte de la soja se envía a puertos del Pacífico para su exportación. Sin embargo, al reducirse los envíos de soja, la oferta se acumula, lo que reduce el precio del grano. Desde su pico en 2022, los precios de la soja cayeron cerca de 40%, según expertos.

Muchos agricultores que intentan reducir sus pérdidas venden su soja a cooperativas agrícolas, que compran la cosecha, pero a un precio mucho menor que el del mercado.

“Mientras tanto, los productores que venden están sufriendo grandes pérdidas. Y van a tener que asumirlas”, dijo Kyle Jore, economista y agricultor de Thief River Falls, en Minnesota, y secretario de la Asociación de Productores de Soja de ese estado.

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