La compañía alemana Kik llegó a España en septiembre de 2022, en pleno auge de la crisis inflacionista, con una propuesta clara: “Vístete de los pies a la cabeza por 30 euros”. La primera tienda abrió sus puertas en Sevilla, en la calle Gonzalo Bilbao, y fue el inicio de una expansión rápida. Tres años después, la firma ya cuenta con más de un centenar de establecimientos repartidos entre Andalucía, Madrid y la zona levantina. Las tiendas suelen oscilar entre los 500 y los 1.000 metros cuadrados, con una distribución sencilla, de una sola planta y situadas en zonas comerciales de fácil acceso en coche.
El éxito de Kik se apoya en una estrategia similar a la de Primark y otros gigantes del retail: adquirir grandes volúmenes de producto y venderlo al por menor con márgenes muy ajustados. Su propio nombre es toda una declaración de intenciones: Kik proviene del lema alemán “Der Kunde ist König”, que significa “el cliente es el rey”, reflejando así su enfoque en poner al consumidor en el centro de todas sus decisiones.
Aunque la moda asequible para toda la familia constituye el núcleo de las ventas, la compañía amplía su catálogo con productos de decoración, accesorios, juguetes o artículos de belleza. Ninguno de ellos supera los 20 euros, un límite que asegura atraer tanto a familias que buscan precios bajos como a jóvenes en busca de básicos económicos. Esta variedad ha sido una de las claves de su éxito y de su capacidad para conectar con un público tan amplio.
La satisfacción de los clientes ha acompañado el crecimiento de Kik en España. En las reseñas, se repiten las mismas ideas: “precios irresistibles”, variedad de artículos y un “trato cercano” por parte del personal.
Una red de 4.000 tiendas en Europa
Kik nació en Alemania hace más de 30 años y hoy cuenta con 2.600 tiendas en su país de origen. Su expansión en los últimos años ha sido notable: hoy ya está presente en 13 países europeos, entre ellos Austria, Italia, Países Bajos, Portugal o Polonia. En total, supera los 4.000 establecimientos en el continente. Con 29.000 empleados y una facturación neta anual de 2.400 millones de euros, la compañía se ha marcado un objetivo ambicioso: alcanzar las 5.000 tiendas en Europa en los próximos años.
La llegada de Kik a España coincide ahora con un contexto de pérdida de poder adquisitivo de las familias, lo cual ha impulsado el consumo low cost, terreno en el que Primark reina desde hace más de una década. La compañía alemana busca hacerse un hueco en ese mercado con una propuesta clara: precios reducidos, variedad de productos y atención al cliente.
En apenas tres años, Kik ha pasado de inaugurar una sola tienda en Sevilla a convertirse en una red consolidada con más de 100 locales. Todo indica que su estrategia seguirá la misma dirección en los próximos años: expandirse y consolidar su posición en España, mientras mantiene la vista puesta en su gran objetivo europeo.