La caída de una “narco-Barbie”: joven trans narró cómo le robó $500 millones a un adulto mayor y terminó en prisión

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La joven reveló detalles de lo vivido sin ningún arrepentimiento, aunque prometió salir de prisión a construir una nueva vida - crédito Colprensa

Vincent Pacheco, una joven trans nacida en Roma y criada entre Italia y Venezuela, tuvo una vida de lujo, engaño y delito, hasta terminar recluida en una celda de la cárcel de Guaduas (Cundinamarca). A sus 20 años, la joven desfiló en la Semana de la Moda de Bogotá, mientras mantenía una vida paralela como trabajadora sexual y extorsionista, según relató en el pódcast Más allá del silencio, conducido por Rafael Poveda.

La joven nació en 1999 y aunque su familia residía en Sicilia, tuvo que mudarse a Madrid antes de trasladarse a Venezuela, donde fue criada por su abuela hasta que la adulta mayor murió y en medio de una crisis económica, quedó sola a los 9 años. Su madre, que había emigrado a España, regresó a Venezuela para cuidarla, pero la convivencia se deterioró rápidamente y decidió irse de casa.

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Y es que la precariedad llevó a la joven a frecuentar clubes nocturnos siendo menor de edad, lo que provocó conflictos familiares y su expulsión del hogar a los trece años. En las calles de Maracay, Pacheco fue acogida por una fraternidad de mujeres trans dedicadas al trabajo sexual.

“Me dijeron: ‘Vas a vivir acá, pero esta va a ser tu peluca. Te vas a colocar esos tacones’”, recordó en el pódcast. Desde entonces, comenzó a ejercer la prostitución y, según su propio testimonio, desarrolló métodos para robar a sus clientes, como arrebatarles cadenas de oro o pertenencias durante los encuentros.

La entrevistada afirmó que quiso aprender el camino de la prostitución, aunque no quiso quedarse en lugares donde pagaban poco - crédito Imagen Ilustrativa Infobae

El siguiente capítulo de su vida transcurre en Colombia, llegó primero a Cúcuta y luego a Bogotá. En el barrio Santa Fe, se enfrentó a la realidad de la prostitución callejera, pero pronto decidió buscar clientes de mayor poder adquisitivo en zonas como Chapinero, la 93, la 85, La Calera, la 170 y la 100.

Su dominio de varios idiomas le permitió captar extranjeros y, según relató, perfeccionó un modus operandi que combinaba seducción, manipulación psicológica y extorsión. Así fue como relató cómo sabía los puntos débiles de sus víctimas: “Yo analizaba primeramente los cuadros. En los cuadros yo me daba cuenta de la familia, de todo, quién componía ese hogar”, explicó.

Vincent Pacheco grababa a sus clientes durante los encuentros sexuales. Posteriormente, fingía crisis emocionales y amenazaba con difundir los videos, aprovechándose de ser menor de edad –en ese entonces–, exigiendo sumas que partían de $5 a $10 millones. Si el cliente no accedía, recurría a tácticas como el paseo millonario, obligando a la víctima a comprarle artículos de lujo hasta agotar el saldo de sus tarjetas: “Me compraba todo lo que yo quería hasta que la tarjeta decía fondo insuficiente”, relató.

¿Por qué resultó en prisión?

El caso que la llevó a prisión comenzó cuando, a través de una plataforma fue contactada por un hombre de 74 años para un servicio sexual por $150.000. Al llegar a la casa del cliente en Teusaquillo, la joven, observadora, verificó su entorno, aunque lo que más le llamó la atención fue un clóset que describió como “el clóset de Narnia”, pues presentía que el adulto mayor escondía dinero allí.

Efectivamente, tras insistir, descubrió grandes sumas de dinero en efectivo: “Logré sacar $26 millones de ese clóset en ese momento, en ese día, por un servicio de $150 que terminó en $26 millones”, afirmó.

Durante los siguientes siete meses, Pacheco visitó regularmente al hombre, sacando dinero en cada ocasión. Cuando el efectivo se agotó, comenzó a extorsionarlo, amenazando con denunciarlo por abuso de menores, aunque ella estaba a punto de cumplir 21 años: “Siempre he tenido el poder de la transformación. Puedo ser quien yo quiera ser. Y puedo generar la actuación que yo quiera actuar”, sostuvo.

La extorsión escaló a acompañamientos al banco, donde el hombre debía retirar sumas de $10, $15 o $20 millones bajo la amenaza de ser denunciado. El dinero obtenido se destinaba principalmente a la compra compulsiva de artículos de moda: “Yo me obsesioné. O sea, mi obsesión siempre ha sido la moda”, confesó.

De hacer escenas dramáticas para conseguir más dinero, la joven pasó a amenazar directamente a sus clientes - crédito Europa Press

Tras agotar su dinero, Pacheco organizó un último encuentro con la víctima en la estación de Marly. Allí, tras recibir un sobre con dinero, fue detenida por agentes del Gaula que se habían camuflado en la zona: “Cruzo toda la Caracas, el señor está ahí, veo al señor a los ojos, el señor ya no me presenta la misma confianza que me presentaba siempre, sino que ya yo lo notó totalmente diferente conmigo”, narró.

Tras recibir el dinero y despedirse, intentó huir, pero fue interceptada y arrestada: “No pensé ni en mi familia, yo pensé en mi clóset”, admitió al recordar el momento de su captura.

Según su propio cálculo, el monto robado al adulto mayor superó los $500 millones. Tras su detención, Pacheco fue trasladada a la cárcel de La Picota y posteriormente a Guaduas, donde cumple condena y mantiene una conducta ejemplar.

En muchas ocasiones, la mujer llevaba a los clientes al centro comercial para que le compraran todo lo que quería hasta que su tarjeta dijera

Me hace sentir orgullosa lo fuerte que he sido en mi vida y que de todo lo malo que hice, me enorgullezco más del aprendizaje que del daño que causé tanto a mí misma como a la persona que robé, como a la persona que extorsioné”, declaró.

Asimismo, aseguró que, al recuperar la libertad, planea convertirse en una persona diferente y resocializada con su pareja, que se encuentra recluida en la cárcel La Picota, en Bogotá.

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