En una remota zona de California, bajo un viejo puente forestal, un gato de pelaje anaranjado y con un ojo nublado sobrevivía en soledad, pero su rutina cambió cuando un equipo de construcción arribó al lugar para realizar trabajos de reparación.
Durante los primeros días, el felino merodeó con cautela alrededor del sitio hasta que uno de los trabajadores, al notar su presencia, le ofreció algo de comida. Allí fue donde comenzó la historia de un esperado reencuentro.
Jenifer Bird, hermana del trabajador y rescatista experimentada de la organización Felines of Philo, regresó al día siguiente con una bolsa grande de croquetas. “Corrió y metió la cabeza en la bolsa de comida para gatos… Inmediatamente se mostró amigable y se alegró de verme”, relató a The Dodo For Animal People, una plataforma con enfoque emocional hacia el cuidado y la defensa de los animales
“Tenía hambre, estaba delgado y parecía un gato viejo”, afirmó. Al verlo devorar la comida, Bird comprendió que no era un animal salvaje, sino uno que había conocido la vida doméstica. Fue entonces cuando decidió escanear al gato en busca de un microchip y encontró uno. “Reconocí el número del chip como uno corto y antiguo”, recordó.
Investigando más a fondo, descubrió que el dispositivo electrónico fue emitido en 2013 por Heavenly Angels Animal Rescue, una organización ubicada en Nueva York.
Un pasado en la costa este y una larga desaparición
Según información del refugio neoyorkino, el gato fue rescatado cuando tenía aproximadamente un año, luego de ser encontrado en una vivienda con condiciones de hacinamiento. “Era un gato joven, cariñoso e inteligente”, recordó Lori Carpino, directora de la organización, citada por The Dodo.
Un año más tarde, en 2014, Bayou fue adoptado por un hombre y una mujer que residían en Queens. “Lo adoptó una pareja increíble… Lo adoraban. Estaban completamente enamorados de este gato”, aseguró Carpino al medio citado. Tiempo después, la familia se mudó a California, llevando consigo a su mascota.
Ya en la costa oeste, Bayou disfrutaba de una vida tranquila. “Se desparramaba en los rayos del sol, dormitaba bajo los limoneros y merodeaba por la cerca como un león”, publicó el refugio en su página oficial de Facebook, sin embargo, en 2018, una tormenta cambió su destino, cuando asustado por el mal clima, el minino huyó del hogar y no volvió.
La familia desplegó una intensa búsqueda que incluyó volantes, publicaciones en redes sociales y recorridos constantes por el vecindario, pero los esfuerzos fueron infructuosos. “Su manta permaneció doblada en el sofá, su cuenco guardado discretamente. Pasaron siete años”, escribió Heavenly Angels en la publicación.
Después de casi una década, pese a que la familia se mudó nuevamente dentro del estado, nunca dejaron de pensar en Bayou ni perdieron la esperanza de volver a verlo.
El regreso de Bayou
No se tiene certeza sobre el paradero de Bayou durante los siete años posteriores a su desaparición, sin embargo, su capacidad de sobrevivir en un entorno hostil como el bosque californiano sorprendió a los rescatistas. Tras confirmar su identidad mediante el microchip, Bird se comunicó con Carpino en Nueva York y le envió una fotografía.
“¿Estás segura de que tienes al gato correcto?”, fue la primera reacción de la mujer, pero al revisar los registros y consultar con antiguos voluntarios, uno de ellos reconoció al felino como uno de los animales rescatados en 2013. No obstante, contactar a los primeros adoptantes fue un desafío, ya que su información estaba desactualizada.
Durante varias semanas, Bayou permaneció bajo el cuidado de Felines of Philo, donde comenzó a mostrar señales de recuperación. “Empezó siendo tímido, pasando la mayor parte del día comiendo y durmiendo”, comentó Bird para The Dodo. Con el tiempo, el gato recuperó parte de su energía y volvió a jugar, una conducta inusual para un animal que había pasado tantos años en la calle.
El desenlace llegó gracias a una publicación antigua de Facebook, donde la familia había reportado la desaparición de Bayou años atrás. Carpino logró contactarlos y la respuesta fue inmediata, llena de incredulidad, emoción y lágrimas. “Obviamente estaban muy contentos, pero también conmocionados”, afirmó Bird.
El pasado mes de agosto, Bird condujo varias horas para llevar al mamífero al norte de California, donde fue recibido por su antiguo dueño. El reencuentro fue descrito como profundamente emotivo. Según relató Carpino, la familia aseguró: “Es el mismo gato que adoptamos hace 12 años”.
Bayou, pese a los años y las cicatrices visibles en su pelaje, parecía saber que estaba en casa. Se frotó contra las piernas de sus humanos, ronroneó y se acomodó a sus pies como si nunca se hubiera ido.