La conmovedora historia de Wren y Puddles: un conejo rescatado que le devolvió la alegría a una gata

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Tras sobrevivir a un accidente, un pequeño mamífero formó un lazo especial con una felina. (Lindsay Macaulay/The Dodo)

A principios de este año, durante una fría noche de febrero en Nueva Escocia, Canadá, un oficial de policía patrullaba por la carretera cuando notó lo que parecía ser una bola de pelusa blanca a un costado del camino. Decidió detenerse para supervisar el área y, al acercarse, descubrió que en realidad se trataba de un conejo gravemente herido, acurrucado en un charco de aguanieve.

Sin pensarlo dos veces, el uniformado lo recogió cuidadosamente y lo trasladó a una estación de policía. Desde allí, se comunicó con Honey’s Bunnies Rabbit Rescue, una organización local dedicada al rescate y reubicación de conejos domésticos.

Lindsay Macaulay, copropietaria de la organización, atendió la llamada y se movilizó de inmediato. “Algo muy malo le pasaba”, declaró la mujer a The Dodo For Animal People, una plataforma con enfoque emocional hacia el cuidado y la defensa de los animales. “Estaba sangrando. No podía usar las patas traseras. Así que lo llevamos de inmediato al veterinario de urgencias”.

Según el diagnóstico especializado, el animal sufría una hemorragia interna, padecía anemia y tenía la cola dislocada. Tomando en cuenta dichos factores, el equipo veterinario sospechó que el mamífero fue abandonado a la intemperie y posteriormente atropellado por un vehículo.

Tras recibir analgésicos, Macaulay decidió llevar al ejemplar de Oryctolagus cuniculus a su casa para vigilarlo durante la noche. Al respecto, confesó para The Dodo que, aunque su estado era delicado, ella percibía en él una inusual fuerza para sobrevivir. Así, le otorgó el nombre de Puddles.

“Incluso nuestro veterinario dirá que un conejo que llega… en las condiciones en que lo hizo él, muchos probablemente se habrían desplomado y muerto”, relató Macaulay. “Pero desde el primer momento, tenía unas ganas de vivir muy fuertes”.

Al día siguiente, un veterinario especializado en animales exóticos se unió al caso y elaboró junto a la copropietaria un plan de tratamiento que incluyó terapia láser para mejorar la circulación, además de un periodo de recuperación dentro de una jaula.

“Los conejos son animales muy sensibles”, explicó para The Dodo. “Cuando están enfermos o heridos, sin duda te lo hacen saber… no quieren comer. No quieren que interactúes con ellos”. Pero Puddles desafió las expectativas.

“Era un soldado”, dijo Macaulay. “Quería que lo acariciaran. Quería que lo quisieran y que le besaran la cabeza. Le puse comida esa primera noche… levantaba el rostro enseguida para agarrar la comida de mi mano. Era tan… completamente confiado”.

Una amistad inesperada y sanadora

El vínculo con Wren, una felina rescatada, transformó la recuperación en una historia de segundas oportunidades.  (Lindsay Macaulay/The Dodo)

A medida que pasaban los días, el animal comenzó a mostrar una asombrosa mejoría. Gracias a la fisioterapia y a los cuidados constantes, pronto empezó a moverse con más soltura e incluso a saltar por la casa de su rescatista.

Pero lo que más sorprendió a Macaulay no fue solo la recuperación física del conejo, sino el vínculo que desarrolló con uno de sus gatos. Según lo detallado por la fuente citada, mientras los otros dos felinos de la casa ignoraban a Puddles, Wren se acercó a él con curiosidad.

Muy pronto, la escena de ambos compartiendo el día a día se volvió habitual. “Son una pareja muy cariñosa”, comentó la mujer. “Puddles se acerca a menudo e inclina la cabeza hacia Wren para que ella lo acicale. Así que no es raro entrar a mi casa y ver, ya sabes, al gatito y al conejo durmiendo juntos en la cama y acicalarse mutuamente”.

Con el tiempo, ella se dio cuenta de que la conexión entre ambos animales superaba el afecto superficial: compartían un pasado difícil. La minina también fue rescatada de una situación complicada unos meses antes de la llegada de su nuevo compañero, y aún estaba en proceso de recuperación emocional.

“No solo yo me había enamorado de él, dijo Macaulay, ahora ella se estaba enamorando”.

Finalmente, conmovida por la historia y el vínculo entre ambos, tomó la decisión de adoptar oficialmente a Puddles. Hoy, el animal vive felizmente con su nueva familia, y aunque todavía enfrenta algunas limitaciones visuales y de movilidad, lleva una vida plena.

“Le llaman nuestro pequeño ‘conejito torcido’”, afirmó la copropietaria de Honey’s Bunnies Rabbit Rescue. “No es perfecto, pero se mueve. No siente dolor. Vive, sinceramente, la vida más feliz que un conejo podría. Es uno de los animales más dulces y confiados que he conocido”.

¿Pueden convivir conejos y gatos?

Conejos y gatos pueden convivir en armonía si se introducen de forma progresiva y bajo supervisión. (Helena Lopes/Pexels)

Aunque a primera vista puede parecer una convivencia imposible, ambas especies pueden llegar a ser grandes amigas, siempre que se tomen las precauciones adecuadas desde el inicio. Así lo explica Elena Torrens, educadora canina en el portal Experto Animal.

Si el conejo es el primero en llegar a la casa, podría desarrollar un comportamiento territorial y mostrar agresividad hacia el minino, sobre todo si este último es aún pequeño. Por el contrario, si el Oryctolagus cuniculus llega a un hogar donde ya hay un felino adulto, el segundo podría reaccionar instintivamente como si el más pequeño fuera una presa.

Si ambos animales son introducidos al mismo tiempo durante su etapa de cachorros, lo más probable es que la relación sea armoniosa, sin embargo, este escenario no siempre es posible.

En los casos más comunes, donde uno de los dos animales ya vivía en el hogar, Torrens recomienda iniciar la interacción desde la jaula del conejo. Es crucial que los barrotes sean lo suficientemente estrechos como para evitar cualquier accidente, y que el ejemplar tenga suficiente espacio para moverse sin sentirse amenazado.

El proceso debe ser progresivo y paciente, durando días o incluso semanas; una vez que el minino haya perdido el interés predatorio, se puede permitir un contacto más directo, siempre bajo supervisión. Si el gato muestra un comportamiento agresivo, se puede utilizar un spray de agua para condicionarlo negativamente sin hacerle daño.

“Los conejos son muy sensibles al estrés y los cambios bruscos”, señala Torrens. Por ello, antes de conocer a su compañero, éste debe habituarse a su nuevo entorno y sentirse seguro.

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