Los efectos de la contaminación atmosférica producen 62.000 ingresos urgentes al año en España, lo que representa el 2,5 por ciento del total de hospitalizaciones urgentes que se producen en el país, y un coste aproximado de 900 millones de euros, según recoge una monografía publicada por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) con datos de 11 investigaciones realizadas en los dos últimos años.
La Unidad de Referencia en Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano de la Escuela Nacional de Sanidad (ENS-ISCIII) ha analizado el impacto que tienen a corto plazo los principales contaminantes atmosféricos urbanos sobre la salud y su estimación económica, relacionándolo con los efectos del cambio climático en la calidad del aire, las normativas y niveles de referencia, y los distintos tipos de contaminantes.
Del total de ingresos por causas respiratorias, la contaminación se relacionaría con el 7,8 por ciento de los casos, lo que supone 33.000 altas hospitalarias al año, y con el 6,9 por ciento en relación a los ingresos que se producen por causas cardiovasculares, esto es, 9.000 hospitalizaciones anuales. Asimismo, la polución se relaciona a corto plazo con 320 ingresos por causas neurológicas, lo que representa el 12,5 por ciento de los ingresos por estas dolencias.
Por comunidades autónomas, la Comunidad Valenciana es la que presenta mayor número de ingresos atribuibles a corto plazo de carácter urgente a la contaminación con 13.500 ingresos al año, seguida de la Comunidad de Madrid con 11.500 ingresos al año y Cataluña con 9.600 ingresos al año.
La monografía del ISCIII recoge que los principales contaminantes perjudiciales para la salud en las grandes ciudades españolas son el dióxido de nitrógeno, el ozono troposférico y el material particulado menor de 2,5 micras, así como el menor de 10 micras. En concreto, el dióxido de nitrógeno y el ozono troposférico son los que se relacionan en mayor medida con los ingresos en el hospital, seguidos del material particulado.
Ante estos resultados, los autores del artículo han hecho hincapié en la recomendación de reducir el tráfico en las ciudades, instaurar zonas de bajas emisiones y fomentar la movilidad sostenible para disminuir los niveles de los principales contaminantes que afectan a la salud.
Además, las conclusiones apuntan que el efecto de los extremos térmicos, es decir, las olas de calor o de frío, sobre los ingresos hospitalarios anuales es algo inferior al de la contaminación atmosférica, ya que al año se producen 5.400 ingresos por esta causa. Por ello, los autores recuerdan que los planes de prevención ante estos fenónemos meteorológicos deben integrar los efectos conjuntos de los extremos térmicos y de la contaminación.
Por otra parte, el estudio destaca que el ruido asociado al tráfico urbano supone también un riesgo para la salud, tan relevante como el ligado al dióxido de nitrógeno, y que la contaminación acústica se relaciona en ocasiones con diferentes causas de ingreso hospitalario diferentes a las ligadas a la contaminación atmosférica química.
PROBLEMA DE SALUD PÚBLICA
La contaminación del aire es un importante problema de salud pública que afecta a la población de todos los países. Según señala la Organización Mundial de la Salud (OMS), un porcentaje muy alto de la población mundial vive en lugares donde no se cumplen los niveles de calidad del aire recomendados por el propio organismo internacional.
La OMS estima que alrededor del 68 por ciento de las muertes prematuras a nivel mundial relacionadas con la contaminación del aire exterior se debieron a cardiopatías isquémicas y accidentes cerebrovasculares; el 14 por ciento, a enfermedades pulmonares obstructivas crónicas; otro 14 por ciento, a infecciones agudas de las vías respiratorias inferiores; y el cuatro por ciento, a cánceres de pulmón.
Como recuerdan los autores de la monografía, en Europa y en España, la contaminación atmosférica es uno de los principales riesgos ambientales para la salud, y así se percibe entre su población. De hecho, la evidencia científica demuestra que incluso niveles bajos de exposición conllevan impactos perjudiciales, como el aumento de la morbimortalidad por causas circulatorias, respiratorias, endocrinas, mentales y del sistema nervioso, mediadas todas ellas por el aumento de los niveles de inflamación y del estrés oxidativo a nivel celular.