De locales oscuros escondidos en el fondo de una galería, a tiendas en shoppings o a la calle, con vidrieras atractivas y a la vista de todos. La transformación de los sex shops en espacios abiertos y más cercanos al bienestar, es una de las tendencias que se instaló con la pandemia. En un contexto donde la búsqueda de momentos de intimidad se volvió una necesidad personal, los sex shops comenzaron a hablarle a un público más amplio que se animó a alzar las banderas del “derecho al placer”.
Hace días, el trabajo “Sex shops y cultura del placer en Argentina” realizado por el Centro de Estudios Sociales de la UADE, expuso el fenómeno: en el país hay más de 1000 locales activos que facturan 20 mil millones de pesos al año. El punto de quiebre lo sitúan en la pandemia y su extensa cuarentena, período en el que las ventas crecieron más del el 200 por ciento y donde el e-commerce protagonizó el 70% de las transacciones.
Pero no se trata solo de un cambio en los hábitos de consumo impulsado por la tecnología. Según Juana Jurado, directora de la carrera de Psicología de la UADE, detrás de estas cifras se asoma un cambio más profundo a nivel socio-cultural: “El placer empieza a ocupar un lugar legítimo dentro del bienestar integral. Lo que durante años fue algo tabú o marginal, hoy empieza a reconocerse como parte del bienestar personal”, sostiene la especialista.
Un dato que refuerza el concepto de estas tiendas como espacios de bienestar es que las ventas de estos artículos vienen acompañadas por charlas con profesionales de la salud e influencers y talleres sobre erotismo, tanto en los locales físicos como en los canales de comunicación digitales. Incluso, se multiplican los encuentros de tuppersex y los retiros donde la consigna es la exploración del propio cuerpo y la ampliación de los límites dentro de la pareja en un entorno natural.
Por otra parte, el diseño atractivo y amigable de los juguetes para adultos, con materiales de mayor calidad y una clara mejora en las prestaciones, motivaron a incorporarlos con naturalidad e incluso pensarlos como regalos para cumpleaños, aniversarios y fechas especiales.
Francesca Gnecchi es la creadora del espacio erótico cultural Erotique Pink, en Palermo Hollywood, que fue elegido en 2024 como “el mejor sex shop del mundo” en los XBIZ Europa Awards. Desde el principio, cuenta, buscó escapar de ese concepto tradicional de tienda que se limita a solo a vender juguetes sexuales.

“El local lo abrí después de la pandemia, pero ya venía haciendo un trabajo previo con talleres y showrooms para mujeres y parejas en mi casa -cuenta-. Aquí trabajamos mucho con la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana y todas las personas que atienden están formadas en sexualidad -destaca-. Por eso, cuando alguien viene a comprar, hay siempre un acompañamiento. Vender estos productos no es lo mismo que vender ropa”, sostiene Gnecchi.
Además, en el espacio funciona una galería de arte erótico y una escuela, Erotique, con más de 15 talleres mensuales. “El foco principal es la educación sexual. Siempre digo que no tiene sentido vender un juguete si la persona no conoce su cuerpo”, dice Francesca.
Ellas lideran el cambio
El cambio cultural tiene protagonistas claras: según el estudio de la UADE, las mujeres representan entre el 60% y el 70% de la clientela de estas tiendas. Pero no solo son las principales compradoras de estos accesorios, sino también las que se informan, participan de cursos y talleres y trasladan su aprendizaje a la pareja.
Miguel Ángel Huarte, CEO de Buttman, una de las cadenas de sex shops más grande de la Argentina, que fue pionera en abrir en 2022 un local en el Alto Palermo y que este año llegó a los freeshops del aeropuerto Ministro Pistarini y el Aeroparque metropolitano, asegura que esta transformación de sex shops en tiendas de bienestar llegó para quedarse de la mano de un consumidor informado.

“Estoy en este rubro desde 2001 y siempre tuvimos locales a la calle porque sentimos que la sexualidad es una parte esencial de la persona -sostiene-. Mi padre, que es el que inició la empresa familiar, entendió que había que diferenciarse de esos espacios escondidos a los que daba miedo entrar y puso el primer local sobre la avenida Corrientes. Con el tiempo, nos fuimos enfocando en todo lo que es bienestar sexual”, recuerda y asegura que las mujeres son su principal clientela.

“El sex shop era un espacio masculino. Hoy es al revés: ellas son las que vienen, preguntan y compran. El 80% de los productos están pensados para ellas”, cuenta y asegura que el cambio en el diseño -no tan fálico- como en los materiales fue clave para que las mujeres se acercaran a estos espacios.
Para Huarte la llegada de las redes sociales, especialmente Instagram, marcó un antes y después.
“En 2018 sentí que el rubro debía transformarse con la llegada de canales digitales para la difusión. Empezamos a vincularnos con profesionales de la salud, influencers e ilustradores: hoy nos definimos como una tienda de bienestar sexual”, explica el CEO de Buttman. En la web, además de los artículos tradicionales, se comercializa arte erótico.
Los productos más vendidos pueden costar desde 100.000 pesos y todo se consigue en cuotas.
Por su parte, la sex coach Mariela Tesler (@marielatesler) se dedica desde hace casi 20 años a difundir la cultura del placer siempre con la mirada puesta en el bienestar integral. Fundadora de Isabellina (tienda pionera de los encuentros de tuppersex), hoy se desprendió del negocio y está abocada ciento por ciento a la educación.
“En mis cursos mezclo mucho la parte sexual y la de lifecoach. Además, asesoro a tiendas y emprendedores que venden juguetes para adultos y les resalto que esto no es vender un par de zapatos. Estamos hablando de salud, de experiencias. Los juguetes son un condimento, no un reemplazo en la relación -sostiene Tesler-. Hay que ver de qué manera incorporar esto a la pareja. Es más importante el cómo que el qué”.
Tesler, además, señala la importancia de recorrer el camino sin apuro: “Siempre recomiendo empezar de a poco, con aceites, plumas y después, claro, animarse a probar todo lo demás”.
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