A menos de 48 horas del triunfo contundente en la elección de la provincia de Buenos Aires, y mientras Axel Kicillof vive una luna de miel por ser el principal artífice de la estrategia que le dio al peronismo el primer aire ante el presidente Javier Milei, en el kirchnerismo buscan evitar un choque directo pero le marcan la cancha al gobernador: dicen que la victoria es de todos, no del mandatario bonaerense. Y que la garante de la unidad fue Cristina Kirchner.
La expresidenta -que se había lanzado como candidata en la tercera sección pero vio truncada la posibilidad tras la condena en la causa Vialidad- pasó al teléfono con sus dirigentes de mayor confianza el domingo de la elección en la provincia de Buenos Aires, el experimento a cielo abierto orquestado por Kicillof y al que ella se opuso en duros términos desde un principio. El senador Eduardo “Wado” de Pedro, los intendentes Julián Álvarez, Mayra Mendoza y Federico Otermín, el ministro de Justicia bonaerense, Juan Martín Menna, la senadora provincial Teresa García, entre otros referentes con los que habló, la dejaron tranquila por el devenir de los comicios.
A Álvarez, Máximo Kirchner fue a verlo en persona. En Lanús se tomó unas fotos junto al busto de Néstor Kirchner que decora la Municipalidad. El hijo de la expresidenta llegó a San José 1111 a mitad de tarde y se quedó en el departamento donde su madre pasa la prisión domiciliaria. El jefe de La Cámpora faltó al búnker en La Plata que montó Kicillof -con quien tiene diferencias indisimulables-. El viernes había avisado que no sería de la partida. Dicen que el que avisa no traiciona. Más allá de eso, “la orga” tuvo su delegación en el escenario.
En una gestión intermediada por Mendoza, la expresidenta le hizo llegar al gobernador el audio que pasaron en el Hotel Grand Brizo y que le habían pedido el sábado. Cerca de las 19, en la sede de Fuerza Patria ya tenían la certeza de que ganarían ante La Libertad Avanza (LLA) por más de diez puntos. Se lo contaron de inmediato a Cristina Kirchner, que -afirman- se mostró muy contenta. Cerca de la exmandataria se encargaron de destacarlo, como una forma de desmentir a quienes dicen que no pretendía tan buen desempeño del espacio para no empoderar a Kicillof.
Los días anteriores a la elección pensó que, como máximo, la diferencia sería positiva por cinco puntos, según encuestas que le llegaban. Un rato después de la novedad, salió al balcón a saludar, bailar y saltar ante los militantes que la visitaron en la esquina de su departamento, con un sweater con un corazón rojo y su tradicional rosario. En tándem, el ministro de Gobierno de Kicillof, Carlos Bianco, a quien el kirchnerismo le tiene bajos niveles de aprecio, hacía su aparición con los primeros resultados desde el centro de cómputos.
El kicillofismo celebró sin mesura en la noche platense por la contundencia del triunfo por 13 puntos, con el que tanto soñaron no solo para ganarle a Milei, sino también para erguirse en el frente interno y trazar el camino a un liderazgo de Kicillof. Durante toda la campaña, el kirchnerismo le había jurado al gobernador que su estrategia saldría mal; Máximo Kirchner se lo había dicho en persona. El massismo también siempre creyó que Kicillof de política no entendía nada.
Vino luego el escenario y escuchar el “es para Axel la conducción” -un tema que cantó la militancia en La Plata y que parecía ser de autoría intelectual de Andrés Larroque, más allá de que el ministro se lo adjudicó a la “creatividad popular”-. Luego de la cena, cerca de las 23, la expresidenta recibió a sus más allegados: su hijo, Mayra, la intendenta de Moreno, Mariel Fernández; el de Merlo, Gustavo “Tano” Menéndez; el exsecretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti. Wado de Pedro no pasó porque partió rápido a Mercedes, a apoyar a su hermano, el intendente Juani Ustarroz.
“No fue de uno el resultado. Participó un montón de gente: intendentes, legisladores, Cristina; y se ganó por amplia diferencia. El espacio político ganó la elección y tiene miles de compañeros y compañeras. La elección la ganamos todos”, sentenció a LA NACION este martes una alta fuente del kirchnerismo.
La postura marca una diferencia con Kicillof y los suyos, que ponen la victoria del domingo sobre los hombros del gobernador, porque fue él quien trazó el desdoblamiento. Alejados de eso, en la vertiente K de Fuerza Patria buscaban licuar la incidencia del jefe bonaerense pero sin tensionar al máximo la relación.
“Axel dirá que la estrategia fue buena. La elecciones son un paquete completo. Falta octubre. Obviamente que las luces apuntan a Axel y, si funciona la nacional, tendrá razón con que desdoblar fue positivo. Son discusiones que hay que dejar de lado y que Cristina Kirchner decidió cortar”, insistieron e incluso pusieron el foco en la figura de la expresidenta para llegar unificados a la elección. “La garante de la unidad es Cristina. Y es la que tiene más votos, por eso está presa”, aseveraron.
En los círculos kirchneristas recordaban por estas horas el llamado que hizo la expresidenta en esos momentos efervescentes de cierre de listas en la Gobernación, cuando estaban más para ir separados que juntos. O cuando surgió lo de las listas paralelas. “Se logró la unidad gracias a ella. Fue la que unificó la mesa, la que metió paños fríos, la que se puso al frente del armado, la de la racionalidad”, indicaron.
El miércoles pasado, Kicillof le colgó a Sergio Massa la medalla de la unidad. Le dijo que fue uno “de los más importantes artífices” de esa confluencia y el tigrense -que siempre estuvo más cerca de los Kirchner pero demuestra su astucia para leer los vientos políticos- lloró y en estos últimos días no paró de abrazar al gobernador. En medio de la lasagna, el domingo de las elecciones también se comunicó con Kicillof, al contrario de Cristina Kirchner, que todavía no lo llamó.
Entre los que circulan por San José 1111 admitían que la campaña fue desarticulada, pero a la vez exitosa. “Lo importante es el resultado. Después cada espacio definirá quién quiere que lo conduzca”, aseguraban en medio de la algarabía kicillofista.
Decían, también, que para Cristina fue un día “altamente positivo” y que, si hubiese podido ser candidata, “hubiese aportado un montón de votos”.
El kirchnerismo, convencido de que su jefa política está detenida injustamente, atraviesa un brete difícil: sabe que la situación judicial de la expresidenta es complicada sin un gobierno afín que ponga en agenda su causa, pero también entiende el peso que ganó Kicillof este fin de semana.
“Terminó saliendo bien el resultado por el trabajo de todos en conjunto, en unidad, que garantizó Cristina. Lo quiero decir clarito: que hayamos ido como Fuerza Patria en unidad lo garantizó Cristina en San José 1111. Digamos las cosas como son: los que cargaron listas ante la Justicia electoral que no eran precisamente de unidad fueron los apoderados que responden al gobernador. ¿Me van a criticar por decir la verdad? Prefiero decirla siempre″, indicó Mendoza, también este martes, en Radio Con Vos.
Listos para encarar las cinco semanas hasta octubre, elección en la que el kirchnerismo puso mayor peso en el armado, desde esa vertiente resumían a LA NACION: “Estamos contentos, esperamos que se repita en la nacional. El eslogan de Milei era kirchnerismo Nunca Más y la gente pareció decir: más kirchnerismo”.