Un desenlace que provocó un cambio de mando. Un cierre de carrera que elevó a la cima a Gabriel Ponce de León (Toyota Corolla Cross/ Corsi Sport), un piloto que estuvo a la expectativa durante el fin de semana y que descubrió la victoria en los giros finales.
La definición de la novena fecha del campeonato de TC2000, en el autódromo El Zonda, de San Juan, asomaba como un golpe de martillo para la temporada, pero la rotura de la dirección hidráulica del Toyota Corola Cross GR-S de Matías Rossi resultó un golpe de escena para el clasificador y también reanimó la pulseada por la corona.
“No me acuerdo cuánto hace que gané la última vez, creo que fue en los 200 Kilómetros, con Matías [Rossi], en La Pampa. Estoy feliz. Es como volver a vivir. Y me emociono porque quería ganar por un buen laburante como es Christian Corsi, todos los chicos del taller. Se lo merecen, es un grupo humano terrible”, comentó Ponce de León, que una década atrás y como piloto invitado de quien el domingo en San Juan era el puntero de la carrera se impuso en Toay; ahora heredó el éxito de su excompañero para desatar el festejo y volver a la cima del podio del TC2000.
La rápida resolución de Rossi para superar a Facundo Aldrighetti (Chevrolet Trucker), que largaba desde la primera posición, y el retraso y posterior abandono de Franco Vivian (Chevrolet Trucker), uno de los potenciales candidatos al título, los primeros compases de una carrera que tuvo la recuperación del poleman Marcelo Ciarrocchi (Toyota Corolla), entre los destacados de la visita a la pista cuyana.
El cordobés, que marcó el mejor tiempo el sábado, fue uno de los máximos perjudicados en los 200 Kilómetros de Buenos Aires, después del incidente en el que quedó involucrado su compañero de binomio, Juan Ignacio Teske, en la competencia de pilotos invitados, lo que derivó en daños que el equipo Toyota Gazoo Racing Argentina no logró reparar y Ciarrocchi no fue parte del segundo episodio de la tradicional carrera que organiza la categoría.
Sin Vivian en la pista y con Rossi en la cabeza de la carrera, observar hasta donde escalaba Emiliano Stang –el compañero de garaje del puntero y escolta en el campeonato- era uno de los focos de atracción. “Se terminó el campeonato”, comentaba Vivian a la transmisión de Carburando, al mirar el clasificador: la marcha de Rossi no ofrecía demasiadas ventanas para ilusionarse, a pesar de que al calendario le restan tres fechas, la próxima en Mercedes (Uruguay), el 9 de noviembre. El pronóstico del piloto de Chevrolet se robustecía con la pinchadura que padecía Stang en el neumático delantero derecho.
Con siete minutos de carrera para que se cumpla el tiempo que señala el reglamento para la competencia, que es de 40 minutos más una vuelta, y con la bandera verde que marcaba el reinicio luego del ingreso del Auto de Seguridad, por el quedo de Mateo Polakovich (Fiat Cronos), el segmento final regaló emociones que desarticularon las presunciones que se realizaron hasta ese pasaje.
La rotura de la dirección hidráulica de Rossi hizo estallar por el aire las especulaciones, y aunque el Misil conserva una ventaja de 26 puntos en el campeonato sobre Stang y de 31 frente a Vivian y se achica el margen para descontar, las tres fechas que restan sostendrán la esperanza, esa que prácticamente desaparecía con un triunfo de Rossi en el Zonda.
Ponce de León, que resistió los ataques de Aldrighetti en el inicio y que diseñó la carrera para atacar a Rossi en el desenlace, heredó el liderazgo y se encaminó al triunfo, dejando atrás a Ciarrocchi y al campeón Leonel Pernía (Honda ZR- V) discutiendo por el segundo puesto, que correspondió al piloto que ocupa el tercer auto en el garaje del equipo Toyota Gazoo Racing Argentina, estructura que comanda Darío Ramonda.
“Vine muy confiado, me tenía mucha fe para ganar en este escenario. Y fue un fin de semana perfecto. No cuidé nada, porque lo ataqué a Matías hasta donde pude. Quería que cometiera un error y por eso estaba decidido a buscar el espacio en las últimas cinco vueltas, porque él se iba a cuidar, por los puntos del campeonato y porque los neumáticos estaban sufriendo y era el que más tenía para perder. Con el problema que tuvo con la dirección hidráulica me dediqué a cuidar yo el neumático, que en la zona del rulo era donde más se sufría”, analizó Ponce de León, el juninense que diez años después volvió a ganar.