Jordi González celebra este viernes 26 de septiembre uno de sus cumpleaños más especiales. El presentador, que a principios de año atravesó un grave problema de salud por el que se temió por su vida, alcanza los 63 años recuperado y con un proyecto televisivo ilusionante: dirigir y presentar Col·lapse, el formato por el que ha vuelto a TV3 después de más de dos décadas.
Aunque el comunicador no ha parado de trabajar en los últimos años, lo cierto es que siempre que encuentra un hueco en su agenda no duda en cruzar el charco para disfrutar de una de sus grandes pasiones: viajar. De hecho, Jordi tiene varias propiedades fuera de España, una de ellas en Miami, donde pasa buena parte del año. Otra de esas casas se encuentra en Río de Janeiro, Brasil, y cuenta con unas espectaculares vistas que el propio presentador ha compartido en sus redes sociales.
La mansión del presentador en la ciudad brasileña es uno de los lugares en los que se ha refugiado durante la recuperación de la bronconeumonía bilateral que le llevó a estar tres meses en coma y dos en la UCI. La vivienda se ubica en una de las zonas más exclusivas de la ciudad, a poca distancia de la playa de Ipanema y con una panorámica inigualable de la laguna Rodrigo de Freitas y las montañas cercanas.
La localización del apartamento es, precisamente, uno de sus mayores atractivos, ya que la posición elevada y despejada permite que la luz natural inunde los espacios durante todo el día. Desde el salón y, especialmente, desde la terraza exterior, el paisaje se convierte en el protagonista, enmarcando el horizonte de la ciudad carioca.
El diseño interior del apartamento refleja el gusto personal del presentador. El salón, amplio y multifuncional, se abre hacia la terraza y está concebido para fomentar la interacción social. La decoración apuesta por un estilo moderno y minimalista, con predominio de la madera oscura que recorre toda la vivienda y aporta continuidad visual. Elementos como una gran lámpara roja, jarrones de cristal con flores y murales de colores intensos en las paredes introducen toques de color que rompen la neutralidad de la base decorativa. El piano de cola negro, situado en el área de descanso, se convierte en el centro de atención y conecta con la personalidad artística de González.
La terraza, concebida como una zona chill out, es el corazón exterior del apartamento. Amueblada con sofás modulares, reposapiés y butacas de estilo moderno, la terraza está orientada hacia la laguna Rodrigo de Freitas y las montañas, lo que la convierte en el lugar ideal para disfrutar del clima tropical en compañía de amigos y familiares. La combinación de plantas exuberantes y mobiliario cómodo invita a la relajación y al disfrute del aire libre, mientras que la barandilla de cristal y la disposición del mobiliario dejan libre el campo visual para que el paisaje sea el verdadero protagonista.
Su hogar más preciado
La importancia de esta vivienda para Jordi González va mucho más allá de su valor estético o de su ubicación. Tras la grave enfermedad que lo mantuvo hospitalizado, el presentador permaneció tres semanas en coma y dos meses en la UCI. Esta experiencia marcó un antes y un después en su vida, obligándolo a aprender a caminar de nuevo y a replantearse sus prioridades. Tras su recuperación, la casa de Río se ha transformado en un santuario personal, un espacio de serenidad y renovación donde González ha encontrado el equilibrio entre su carrera televisiva y el aprecio por los momentos sencillos.
La relación de Jordi González con Río de Janeiro es profunda y se refleja en sus recomendaciones sobre la ciudad. En su participación en el programa Viajeros Cuatro, el presentador animó a los reporteros a visitar la favela pacificada de Cantagalo, situada entre Copacabana e Ipanema. “Hay que ver la realidad de las favelas. Entre Copacabana e Ipanema hay una que se llama Cantagalo. Es una favela pacificada, podéis subir, no hay problemas, y vais a descubrir que las mejores vistas de la ciudad están arriba, en los morros, donde tanta gente ha tenido que construir su chabola para poder sobrevivir”, declaró en su aparición.
El presentador, que reparte su tiempo entre varias residencias en Miami, Madrid y Cataluña, considera la casa de Río de Janeiro como la más especial de todas. En este apartamento, Jordi ha encontrado un refugio perfecto para leer, tocar el piano, recibir amigos y disfrutar de la serenidad que transmite el entorno. La proximidad a puntos emblemáticos como la playa de Ipanema, el lago Rodrigo de Freitas, el barrio de Copacabana y el Cristo Redentor refuerza el atractivo de la vivienda y su conexión con la esencia de la ciudad.