En condiciones normales, el límite de velocidad en las autopistas y autovías españolas es de 120 km/h. Sin embargo, la Dirección General de Tráfico (DGT) contempla una excepción que permite circular hasta 30 km/h por encima del límite. No se trata de privilegios para coches que circulan en estado de emergencia, sino una medida excepcional que afecta únicamente a coches en fase de ensayo o investigación, debidamente identificados y autorizados.
Estos vehículos deben llevar una decoración distintiva, con franjas tipo cebra y dos placas especiales denominadas V-12 (con las letras “F.V.”, de Fabricante de Vehículos), situadas en el frontal y en la parte trasera junto a la matrículas. Dicha señalización es imprescindible para que las autoridades y demás conductores de autopista o autovía. La excepción no se aplica en vías urbanas, travesías o cualquier tramo con señalización específica de velocidad inferior, y nunca puede usarse de forma arbitraria.
Para acceder a esta excepción, el fabricante o institución responsable debe presentar una solicitud a la DGT, al menos 72 horas antes de la prueba, detallando el tipo de ensayo, el recorrido, la duración y las condiciones del mismo. En función de la naturaleza de la prueba, Tráfico puede autorizar el corte temporal del tramo o instar a colocar señalización especial para alertar al resto de conductores.
Además, solo quienes están autorizados (el titular del permiso o una persona a su servicio, ambos con autorización expresa) pueden estar al volante de estos vehículos durante las pruebas. De lo contrario, el coche perdería automáticamente su condición de unidad de ensayo y el exceso de velocidad resultaría en sanciones ordinarias, similar a cualquier otro vehículo que supere los límites establecidos.
Pruebas de seguridad: una fase clave antes del lanzamiento
Antes de que un coche llegue al mercado, debe superar una larga serie de pruebas técnicas y de seguridad. Estas pruebas no solo evalúan la respuesta del vehículo en distintas condiciones de conducción, sino que también verifican el funcionamiento de sistemas avanzados como el frenado automático, la asistencia en carretera o la gestión electrónica del motor. Para ello, los fabricantes realizan recorridos reales en carretera que complementan las simulaciones de laboratorio.
Estas fases de validación en condiciones reales requieren a menudo circular a distintas velocidades y con maniobras exigentes, lo que justifica la necesidad de autorizaciones especiales por parte de las autoridades. Es en este contexto donde cobra sentido permitir que determinados vehículos, bajo control técnico, puedan superar los límites habituales de velocidad. El objetivo final no es otro que garantizar que, una vez en manos del consumidor, el modelo cumpla los más altos estándares de seguridad y fiabilidad.
El exceso de velocidad: un infracción que está en aumento
El exceso de velocidad es una de las infracciones más comunes en las carreteras españolas. Según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), cada año se registran cientos de miles de sanciones por superar los límites establecidos. En 2023, más de 2,5 millones de multas fueron impuestas por esta causa, lo que supone un aumento respecto a años anteriores. Una parte importante de estas sanciones proviene de controles automatizados, como radares fijos y móviles, que han aumentado su presencia en vías interurbanas.
Las multas varían en función del exceso cometido: pueden ir desde 100 euros sin pérdida de puntos, hasta 600 euros y la retirada de 6 puntos del carné si se supera ampliamente el límite. En casos muy graves, incluso puede considerarse delito contra la seguridad vial. La DGT insiste en que la velocidad excesiva no solo incrementa el riesgo de accidente, sino también la gravedad de sus consecuencias.
