Ciertos alimentos son los favoritos indiscutidos de muchas personas, y según diversos estudios científicos, eso no es una simple cuestión de gusto o costumbre. Lo que ocurre es que algunas comidas tienen la capacidad de activar en el cerebro los mismos centros de placer y recompensa que se encienden con ciertas drogas, lo que genera una respuesta emocional intensa y una sensación de bienestar que puede volverse difícil de resistir. Esta reacción química ayuda a explicar por qué algunos productos son tan irresistibles, y por qué muchas personas sienten un deseo casi incontrolable de consumirlos una y otra vez. En relación con esto, hay un alimento en particular que es identificado como uno de los más deseados y que despierta un interés creciente entre investigadores y especialistas en nutrición.
Se trata del queso, un alimento ampliamente consumido que, según investigadores de la Universidad de Michigan, puede generar una respuesta adictiva comparable a la que provocan sustancias como la cocaína o el crack. En el estudio, que se publicó en la revista académica PLOS ONE, fue señalado como uno de los productos más buscados por los participantes, y los expertos explican que esto se debe a la presencia de la caseína, un compuesto que se encuentra en los derivados lácteos. Esta sustancia estimula los receptores opioides del cerebro, desencadenando una sensación de placer que contribuye a su fuerte atractivo.
De acuerdo con la investigación, que se hizo en colaboración con el equipo del Yale Food Addiction Scale y se basa en una muestra de aproximadamente 500 estudiantes, se analizó cómo ciertos alimentos procesados pueden generar respuestas cerebrales similares a las provocadas por drogas adictivas. Entre los productos más destacados se encontraron aquellos ricos en queso, ya que su combinación de grasa y un compuesto derivado de la digestión, conocido como casomorfina, parece activar mecanismos relacionados con la dependencia y la búsqueda de recompensa.
Durante la digestión, la caseína —una proteína presente en los productos lácteos— se descompone en casomorfinas, sustancias que estimulan los receptores opiáceos del cerebro. Esta estimulación favorece la liberación de dopamina, el neurotransmisor asociado al placer, la motivación y la recompensa, lo que podría explicar por qué algunas personas desarrollan una fuerte preferencia o incluso una relación compulsiva con ciertos alimentos que contienen queso.
Aunque la caseína se encuentra en todos los lácteos, su concentración es significativamente mayor en el queso debido a que, en su proceso de elaboración, se elimina el suero, intensificando así la presencia de esta proteína. Como resultado, productos como el queso —especialmente en preparaciones como la pizza, que combina altos niveles de grasa con carbohidratos refinados— pueden generar patrones de consumo difíciles de controlar, con mecanismos parecidos, aunque no idénticos, a los que provocan drogas como la heroína o la cocaína.
La importancia de este descubrimiento
Sin lugar a dudas, este hallazgo representa un avance clave en la comprensión del vínculo entre ciertos alimentos y comportamientos de consumo compulsivo. Según explicaron los investigadores, identificar comidas específicas que activan respuestas adictivas en el cerebro podría ser el primer paso para desarrollar estrategias más efectivas en el abordaje de trastornos alimentarios. Al comprender mejor qué componentes generan este efecto, se abre la puerta a intervenciones más precisas que vayan más allá del simple control de calorías o la prohibición de productos.
En este sentido, la doctora Nicole Avena, coautora del estudio, destacó que estos descubrimientos podrían transformar el enfoque con el que se trata la obesidad. En lugar de limitarse a sugerencias dietéticas tradicionales, sería posible aplicar métodos similares a los que se utilizan en el tratamiento de otras adicciones, como las vinculadas al tabaco, el alcohol o incluso las drogas ilegales.
Es importante remarcar que, antes de incluir cualquier nuevo alimento a su dieta, consulte con un médico especialista.