Madrid, 30 may (EFE).- Con buenas expectativas de ventas y un fuerte acento en «la vitalidad» del español en Estados Unidos ha arrancado este viernes la 84 edición de la Feria del Libro de Madrid, que aspira a mejorar los once millones de euros de facturación y más de un millón de visitantes que tuvo el año pasado.
«Lo afrontamos con optimismo renovado porque las cifras de lectura han crecido mucho en los últimos años y también las cifras de venta, la sensación que tenemos es que esta va a ser una buena feria», ha dicho a EFE Daniel Fernández, presidente de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE).
No obstante, poco después de que la reina Letizia efectuara el recorrido inaugural en el Parque del Retiro, acompañada por el ministro de Cultura Ernest Urtasun y otras autoridades, el ayuntamiento anunciaba el cierre del recinto, y por tanto de la feria, a partir de las seis de la tarde.
El motivo es que la Aemet ha emitido un aviso rojo porque se esperan rachas de viento de hasta 55 kilómetros por hora. La reapertura se realizará, previsiblemente, mañana sábado, según fuentes municipales.
Aún quedan por delante más de quince días para visitar las 365 casetas de librerías y editoriales, seis más que el año pasado, por las que desfilarán hasta el 15 de junio miles de autores para encontrarse con sus lectores y firmar ejemplares.
Según Fernández, aunque en el 2010 hubo una caída bastante brusca del consumo y las ventas de libros en España, después, y en especial a raíz de la pandemia, ha habido una rápida recuperación en ejemplares vendidos, aunque no en cifra de negocio.
«Los editores hemos sacrificado márgenes y los precios han estado contenidos durante mucho tiempo y siguen contenidos», ha asegurado. En lo que va de año, según los datos que maneja la federación, la sensación es que «el mercado del libro español sigue creciendo».
Con el lema ‘Nueva York ilumina la feria’, la ciudad de los rascacielos será la gran protagonista de esta edición, que contará con la visita de autores estadounidenses como Vivian Gornick, Junot Díaz, Katie Kitamura, Teju Cole o Rebeca Solnit.
Se pondrá un especial acento en la tradición literaria hispana de Nueva York, donde tres de cada diez habitantes tienen el español como lengua materna y acudirán escritores hispanos con fuertes conexiones con esa ciudad, como Eduardo Lago, María Negroni, Kirmen Uribe o Brenda Navarro.
Orúe ha recordado que Estados Unidos es el segundo país con más hispanos del mundo, por detrás de México y muy por delante de España. Aunque la elección de Nueva York como hilo conductor de esta edición fue previa a la llegada de Trump a la presidencia, Orúe cree que en estas circunstancias ha adquirido «una dimensión diferente».
«El español no diría que está amenazado porque la vitalidad de la comunidad latina en Estados Unidos es brutal y también en el mundo de la literatura y de la edición, pero evidentemente afronta algunos peligros», ha afirmado.
En este sentido, ha recordado que la escritora dominicana Rita Indiana, una de las coordinadoras de la programación, no ha podido viajar a Madrid desde Estados Unidos por la recomendación de su universidad de no salir del país por el riesgo de perder sus visados. «Hay un clima que no es el ideal», ha dicho Orúe.
La directora de la feria también se ha referido a las quejas recibidas el año pasado por parte de las editoriales independientes por el poco espacio del que disponían. Este año se han redoblado los esfuerzos, aunque con dificultad, ya que si el año pasado eran 15 editoriales independientes las que había que ubicar en un espacio, este año son el doble, 30.
Orúe ha recordado que esta es una feria «comercial y popular», no profesional, que hay representadas 1.100 editoriales y que el espacio es limitado. EFE
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