El fiscal Ramiro González solicitó hoy que el expresidente Alberto Fernández sea llevado a juicio oral por considerar que existieron distintos episodios de violencia física y psicológica hacia su expareja Fabiola Yáñez.
En un escrito de 172 páginas, González pidió que Fernández sea juzgado por los delitos de lesiones graves, agravadas por haberse cometido en un contexto de violencia de género y contra su pareja; lesiones leves también agravadas bajo esas mismas condiciones -reiteradas en dos oportunidades-, y amenazas coactivas. En caso de ser condenado, al expresidente podría corresponderle una pena de hasta 15 años de prisión.
“El desarrollo personal, profesional, de la vida política y pública del denunciado, contrasta de una manera notable con los de la víctima que se reconoce, de modo recurrente, frente una abrumadora situación de desigualdad. La magnitud de la asimetría que se pudo verificar, signó el vínculo desde sus inicios y, de alguna manera, fue determinante para la configuración de las distintas formas y tipos de violencia comprobados en la causa”, explicó el fiscal en uno de los tramos del requerimiento presentado ante el Juzgado Criminal y Correccional Federal N°10, a cargo del juez Julián Ercolini.
De acuerdo con lo investigado por la Justicia, Fernández ejerció “de un modo sistemático violencia psicológica contra Fabiola Yáñez bajo las formas de acosos, hostigamientos, controles, indiferencia, insultos, culpabilización, destrato, retiro de la palabra, ninguneos y hostilidad” desde por lo menos 2016 hasta el momento en que la damnificada instó la acción penal, el 6 de agosto de 2024. De acuerdo al expedientes, las agresiones se manifestaron a través de “agarrones del cuello, zamarreos, cachetazos y golpes” que provocaron lesiones en el cuerpo de Yáñez, quien vive hoy en España.
En el expediente se corroboró que durante los meses anteriores al 12 de agosto de 2021, Fernández lesionó a su expareja mediante un agarrón o zamarreo en el brazo, lo que le ocasionó un hematoma que quedó fotografiado por la víctima y cuya imagen envió por WhatsApp a la por entonces secretaria del mandatario. Las conversaciones entre ambas forman parte de las evidencias evaluadas en el expediente, así como también se analizaron los chats entre Fernández y Yáñez. En el peritaje realizado por la Dirección General de Investigaciones y Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal (DATIP) respecto del celular presidencial, se pudo verificar la autenticidad de los diálogos que había aportado la querella y que “denotan el círculo de violencia en el que se encontraba inmersa Fabiola Yáñez”.
“La violencia física, fundamentalmente, en la modalidad de golpe a mano abierta se hizo recurrente hasta el final del mandato presidencial, incluso luego de la mudanza de la entonces primera dama del chalet principal a la casa de huéspedes de Olivos durante 2023 hasta que, finalmente, partió a Madrid”, remarcó el fiscal. Según el fiscal, el expresidente condicionó económicamente a su exmujer cuando se fue a vivir a España. Además, afirmó que el propio exmandatario la aconsejaba para que no hable y no inste la acción penal en su contra.
De acuerdo a toda la evidencia recolectada, se sostuvo que Fernández “realizó conductas que provocaron un debilitamiento en la salud de Yáñez”. Y se enumeró: “Las constantes bofetadas en la cara, zamarreos, ninguneos, destrato público, convencerla de realizarse un aborto y las actitudes violentas aprovechando su calidad de Jefe de Estado son solo algunas de las comprobadas acciones de Fernández que provocaron un daño en la salud de la víctima”.
Para argumentar su requerimiento de elevación a juicio, la fiscalía analizó las declaraciones de los médicos, del personal de la Quinta de Olivos y de la familia y el entorno de la exprimera dama. También relevó la documentación médica aportada y las diversas comunicaciones de WhatsApp, que la defensa intentó cuestionar a lo largo del proceso. González hizo foco en que las pruebas dentro del expediente no deben ser interpretadas como hechos aislados sino como episodios enmarcados en un contexto comprobado, un acreditado círculo de la violencia contra la mujer.