Mantener niveles estables de glucosa en la sangre resulta fundamental para la salud, especialmente en personas con diabetes, ya que un desequilibrio puede provocar complicaciones serias a largo plazo. La alimentación juega un papel clave en este control, por lo que identificar frutas que contribuyen a regular el azúcar en sangre se vuelve imprescindible.
La tuna, un aliado natural para la glucosa
La tuna se destaca por sus múltiples beneficios nutricionales. Entre ellos, su capacidad para controlar la glucosa en sangre es especialmente importante.
Gracias a su contenido elevado de fibra soluble, esta fruta contribuye a ralentizar la absorción de azúcares en el intestino, evitando así los picos bruscos de glucosa. Por ello, estudios sugieren que la tuna puede ser beneficiosa para quienes padecen diabetes o resistencia a la insulina.
Más allá del azúcar: beneficios digestivos
La fibra dietética presente en la tuna no solo influye en el control glucémico, sino que también favorece la salud digestiva. Este componente actúa como prebiótico, estimulando el crecimiento de bacterias beneficiosas en el intestino y mejorando la absorción de nutrientes.
Además, la tuna protege las paredes del estómago, disminuyendo la acidez y malestares gastrointestinales. Tradicionalmente, se utilizó para aliviar síntomas de gastritis y colitis debido a sus propiedades antiinflamatorias y suavizantes.
Hidratación y bajo aporte calórico
Con aproximadamente un 85 por ciento de agua en su composición, la tuna es una fruta hidratante ideal, especialmente en climas cálidos. Su bajo contenido calórico —alrededor de 40 calorías por cada 100 gramos— la convierte en una opción adecuada para quienes buscan controlar su peso sin renunciar a nutrientes esenciales.
Su sabor dulce y refrescante la posiciona como una alternativa saludable a los postres procesados. Además, aporta minerales como potasio y magnesio, que resultan útiles para la recuperación mineral durante el ejercicio físico.
Fortalecimiento óseo y salud dental
Uno de los beneficios destacados de la tuna es su aporte de minerales esenciales como calcio, magnesio y fósforo, fundamentales para mantener huesos y dientes fuertes.
El calcio presente en esta fruta no solo contribuye a la prevención de la osteoporosis, sino que también ayuda a fortalecer el esmalte dental y reducir el riesgo de caries.
El magnesio, por su parte, favorece la fijación del calcio en los huesos, mejorando su densidad y resistencia. Además, la combinación de vitaminas y minerales en la tuna promueve la producción de colágeno, importante para la flexibilidad y salud de las articulaciones y tejidos conectivos.