La furia de Charles Leclerc en Hungría: “Perdimos la única carrera que podíamos ganar”

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Charles Leclerc tenía todo encaminado para ganar el GP de Budapest de Fórmula 1. El monegasco había sorprendido al quedarse con la pole position y miraba a todos por el espejo retrovisor, rumbo a un triunfo deseado y necesitado por Ferrari. Sin embargo, la vuelta 40 marcó un antes y un después.

La escudería italiana había llegado a Hungría con esperanzas reales de victoria, algo que en 2025 todavía no conoce. Pero lo que empezó como una oportunidad soñada, terminó como otra pesadilla silenciosa.

Leclerc lo supo apenas bajó del SF-25: no había sido un error de estrategia ni una mala gestión del ritmo. Tampoco una degradación imprevista de los neumáticos. Fue algo más profundo y más doloroso. “Tuvimos un problema de chasis a partir de la vuelta 40. A partir de ahí fui un pasajero. No podía hacer nada. Estaba muy frustrado porque pensé que era otra cosa, pero no…”, confesó el monegasco tras la carrera, con la sinceridad de quien ya no tiene ganas de maquillar nada.

La frustración fue evidente durante la carrera. En la vuelta 53, cuando ya había perdido el tercer lugar con Oscar Piastri, Leclerc estalló por radio: Esto es increíblemente frustrante. Hemos perdido toda competitividad. Ustedes tendrían que escucharme, hubiera encontrado otra manera de manejar este asunto. Ahora es imposible de conducir, es inmanejable. Sería un milagro si termináramos en el podio. Lo dijo entre dientes, con la resignación de quien sabe que algo que era suyo se escurrió sin que pudiera detenerlo.

Pero lo más llamativo fue el contrapunto que se generó puertas adentro. Mientras Leclerc hablaba de un problema estructural, Frédéric Vasseur, director del equipo Ferrari, aventuró otra teoría: mencionó inconvenientes con la presión de los neumáticos. Y aunque públicamente nadie lo contradijo, en el garaje rojo quedó claro que la versión oficial no era una sola.

Leclerc habla en boxes con sus mecánicos

En la pista, los números fueron igual de dolorosos: Leclerc pasó de pelearle la victoria a los McLaren de Lando Norris y Oscar Piastri a terminar fuera del podio, con un ritmo que se desintegró vuelta a vuelta. “En las últimas 30 vueltas perdimos 45 segundos. La frustración es enorme. Hoy era la única carrera del año que realmente podíamos ganar”, se lamentó el piloto de 26 años.

La oportunidad que se fue

El último triunfo de Ferrari en la Fórmula 1 data del GP de Las Vegas en 2024. En Budapest, el escenario parecía ideal: curvas lentas, calor, estrategia a dos paradas y un Leclerc afilado que largó desde la pole. En el primer stint (la duración de la carrera en una o varias partes, desde que un coche sale de boxes hasta la siguiente parada), el monegasco se mostró sólido, incluso más consistente que los McLaren. En el segundo, recuperó terreno. Hasta que, de repente, todo cambió.

“No teníamos problemas de degradación al principio. Todo estaba bajo control. Incluso el segundo stint fue fuerte. Pero después del problema en el chasis, empecé a perder dos segundos por vuelta. Ya no había nada que hacer”, explicó Charles, con resignación. Y, aunque en la radio se lo notó muy ofuscado por la estrategia, luego bajó un cambio: “Una sola parada no habría cambiado nada. El problema fue técnico”.

El detalle técnico, que Ferrari aún no explicó públicamente con precisión, tiene que ver con un fallo estructural en el chasis del SF-25. Algo que, según Leclerc, volvió inmanejable el auto. Lo curioso es que el fallo no se manifestó de inmediato, sino que fue empeorando progresivamente, hasta hacer que el monoplaza perdiera todo agarre y capacidad de tracción.

Un fallo mecánico condenó a la Ferrari de Leclerc cuando se encaminaba a la primera victoria del año

Entiendo ahora lo que pasó detrás de escena. Es algo que no se podía prever. Pero la frustración es la misma”, sentenció.

El enojo de Leclerc no se limita al GP de Hungría. Cuando le preguntaron qué rescata de esta primera mitad del año, fue tajante: “Nada. No rescato nada. Hemos tenido oportunidades y no las aprovechamos. Cuando hay una posibilidad de ganar, hay que tomarla. Y hoy no lo hicimos”.

Los números acompañan su frustración. En diez carreras disputadas, Ferrari sólo subió al podio tres veces (dos con Leclerc, una con Sainz), no ganó ninguna y fue claramente superado por McLaren y Red Bull en ritmo de carrera. Las mejoras que trajo el equipo en Imola y Barcelona sirvieron para acercarse… pero no para pelear.

Aun así, Leclerc tuvo un rendimiento sólido en lo individual. Se clasificó entre los cinco primeros en ocho de diez grandes premios y sólo abandonó una vez. Pero esa consistencia no alcanzó. Y lo que pasó en Budapest fue el golpe más duro.

Hoy creía que podía ganar. Realmente lo creía. Pero una vez más, se nos escapó. Estoy muy decepcionado”, cerró, con esa mezcla de cansancio y amargura que empieza a volverse un imagen repetida cada vez que una Ferrari vuelve a boxes sin victorias.

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