Luego de varios días reportado como desaparecido, Arturo Enrique Aguirre García fue hallado muerto en circunstancias insólitas que están siendo investigadas por las autoridades pertinentes.
De acuerdo con testimonios de allegados al hombre, este falleció al quedar sepultado por la tierra en San Luis (Antioquia), mientras excavaba un refugio en busca de protección ante un eventual fin del mundo.
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Las declaraciones sumaron una nota de incredulidad a una jornada marcada por el desconcierto y la fatalidad del suceso particular.
Arturo Enrique Aguirre García se preparaba para el fin del mundo y encontró la muerte de manera prematura
Arturo Enrique Aguirre García habría caminado hacia una zona verde del sector La Candelaria, en el oriente de San Luis, llevando consigo lo esencial: una pala, un machete y un velón.
Todo comenzó, según los relatos recogidos, cuando decidió levantar un búnker ante el temor de un eventual apocalipsis. Lo que halló fue la soledad de un paraje silencioso y miles de metros cúbicos de tierra que, inesperadamente, cayeron sobre él y acabaron con sus planes y con su vida.
La desaparición de Arturo Enrique se registró desde el 18 de agosto, día en que salió de su casa después de, presuntamente, compartir con sus familiares la idea de construir un refugio subterráneo. Les habría contado sus planes, pero ellos no llegaron a tomar en serio sus palabras y no se inquietaron hasta el día siguiente, cuando el silencio y la ausencia se volvieron alarmantes.
Fue entonces cuando el comandante del Cuerpo de Bomberos de San Luis, Nilson Romero Betancur, reunió las primeras piezas de un rompecabezas anómalo. “Hay un reporte de alguien que dice que lo miró cavando un hueco. Se contrasta con la información de un familiar al cual él le entregó las preferencias y le dijo que tenía que hacer un hueco porque el mundo se iba a acabar o algo así, dice la versión. Cuando fuimos al lugar en cuestión, nos encontramos con que había tierras removidas”, expuso el comandante.
Los bomberos y la Policía Nacional llegaron al sitio señalado, identificando el terreno deformado por la reciente excavación. Hallaron primero los restos domésticos de Arturo: un velón, un machete, una pala.
Con herramientas en mano, los rescatistas iniciaron la remoción de tierra “con cuidado, para evitar de pronto encontrarse con esta persona y provocarle una lesión”.
La escena se desplegaba como un presagio cumplido. “Siendo las 8:50 a. m. de hoy, 25 de agosto de 2025, recibimos por parte de la Policía Nacional el reporte sobre el señor Arturo Enrique Aguirre García, quien llevaba ocho días desaparecido y, según la información recibida, podría encontrarse sepultado por un derrumbe en el sector La Milagrosa”, indicó el comunicado oficial.
Y continuó: “Bomberos voluntarios de San Luis, en compañía de la Policía, acudimos al lugar señalado, donde se evidenció un deslizamiento de tierra. Tras iniciar con cuidado las labores de remoción, se hallaron herramientas pertenecientes a la víctima, por lo que se continuó con el procedimiento. Lamentablemente, en el transcurso de la jornada se encontró el cuerpo sin vida del señor Aguirre García. El cuerpo fue extraído y entregado a la morgue a las 6:50 p. m. La voz institucional, contenida y solemne, acompañó en ‘el dolor a su familia y seres queridos en este difícil momento’”.
La búsqueda terminó ahí, bajo la tierra removida de La Milagrosa. La confianza ingenua de los familiares, que no previeron el desenlace, se reveló en las acciones para hallarlo sano y salvo: distribuyeron masivamente la fotografía de Arturo y compartieron su preocupación cuando la ausencia se tornó insostenible. Las mínimas medidas de seguridad, según consta, quedaron fuera de sus cálculos.
En los alrededores, ningún vecino oyó ruidos extraños. Nadie notificó movimientos fuera de lo normal. El terreno, apartado, había guardado el secreto de la tragedia durante días, mientras la comunidad solo despertó a los hechos tras la circulación de la noticia.
Tras una semana de espera, investigadores judiciales realizaron la inspección forense y trasladaron el cuerpo a Medicina Legal para determinar, de manera precisa, las causas de la muerte y el tiempo exacto de su permanencia enterrado.
En la historia de San Luis quedará el registro de su nombre y del miedo que lo habría impulsado a cavar, y que por ello murió en un acto catalogado como “insólito”.