“Hicieron un desastre. Duraron muchos años”, señaló un diligente lobista del sector de la salud tras conocerse, este jueves, la inhibición de los dos laboratorios involucrados en la comercialización de fentanilo contaminado. Su uso causó un brote de neumonía en unidades de terapia intensiva. Hasta ahora, son por lo menos 20 pacientes los afectados en La Plata y Rosario. Hay nueve muertes en investigación. “La industria los detesta. Algunos habrán hecho negocio, pero se sabía cómo operaban”, agregó un abogado que en los últimos años asesoró a empresarios del mismo sector.
La suerte de HLB Pharma Group SA y Laboratorios Ramallo era, desde el jueves pasado, tema de conversación en ese círculo. Ese día, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) había emitido una alerta para que en hospitales, clínicas y sanatorios no utilizaran, si estaba en su stock, uno de los lotes de fentanilo producido por HLB en diciembre pasado, con vencimiento en septiembre de 2026. En las ampollas inyectables se detectó la presencia de dos bacterias – Klebsiella pneumoniae productora de metalo-beta-lactamasa (MBL) y Ralstonia pickettii. Especialistas en farmacovigilancia se preguntaban todavía cómo una bacteria intrahospitalaria como Klebsiella pneumoniae estaba en la línea de producción de una planta farmacéutica.
HLB Pharma
Ariel García Furfaro, dueño de HLB Pharma, adquirió el laboratorio en 2017 a quien había bautizado la empresa con las iniciales de su nombre: Hernán López Bernabó. En 2014, la firma había entrado en convocatoria de acreedores y, al tiempo, un allegado acercó a un interesado que prometía “levantar todas las deudas”, según relataron a LA NACION testigos de esa transacción. López Bernabó, con sus otros dos socios, le cedió las acciones y García Furfaro se comprometió a abonar US$1 millón en cuotas, más un equivalente a unos US$3 millones de las deudas con acreedores, además de abonar los salarios del personal. El acuerdo incluía la transferencia a López Bernabó de los automóviles a nombre de HLB Pharma y un terreno frente al laboratorio, ubicado en Av. Tomkinson 2054, San Isidro.
El comprador tenía como antecedente en el rubro la compra del Laboratorio Apolo, al sur de Rosario, en Santa Fe. En 2016, el edificio explotó y destruyó casas vecinas. Al año siguiente, abonó la compra de un segundo laboratorio con 11 cheques por distintos montos a nombre de Droguería ABC1, ubicada en Yerbal 1021, barrio de Caballito, de acuerdo con los documentos a los que accedió LA NACION.
“Un día, se comunicó para decir que acababa de denunciar esos cheques como robados y que se los llevaran para cambiarlos por otros, lo que nunca hizo”, repasó una fuente que intervino en la investigación que se abrió por una denuncia penal por estafa contra García Furfaro. Esa causa está, hoy, en la Cámara de Casación a la espera un pronunciamiento y la apertura a juicio oral.
Cuando García Furfaro modificó la composición del directorio de HLB Pharma, designó en los principales cargos a Olga Luisa Arena y Nilda Furfaro, que serían su abuela y su madre. Recién en 2021, el abogado de López Bernabó formalizó una denuncia por estafa. El juzgado en lo Criminal y Correccional nacional interviniente dictó el sobreseimiento por ausencia de delito. En una segunda instancia, con un recurso de apelación, se ordenó al juzgado avanzar con la investigación y procesó a García Furfaro. La medida fue ratificada en segunda instancia y la causa se elevó a juicio oral en 2023. El tribunal oral interviniente argumentó que la querella no podía sostener la acusación, sobreseyó al imputado y ordenó archivar la causa. El caso está, ahora, a la espera de que la Cámara de Casación se exprese y llame a juicio oral. En paralelo, pesa sobre García Furfaro una inhibición general de bienes por el procesamiento.
Laboratorio Ramallo
En el Laboratorio Ramallo, donde se elaboraban sin autorización productos que se comercializaban con la etiqueta de HLB Pharma, desembarcó antes que en la firma de López Bernabó. Ahí es socio de Jorge Salinas. En el sector y en centros de salud que adquirían sus productos relatan aún que “vendían suero caliente. El suero hay que enfriarlo para saber si la bolsa efectivamente está esterilizada”. Casos como este, de malas prácticas, fueron parte de denuncias de farmacovigilancia que llegaron a la Anmat estos años. Este lunes, los investigadores que llegaron a la planta de Ramallo se encontraron con las irregularidades en las que venían produciendo los socios e introduciendo medicamentos al circuito hospitalario sin controles ni autorizaciones. En las etiquetas, imprimían números de registros de especialidades medicinales en la Anmat que correspondían a una firma clausurada desde 2015, Surar Pharma, que también producía ampollas y otros productos de uso hospitalario de manera irregular.
“Mediante las actas de fecha 6 de octubre de 2023, 7 de octubre de 2024 y 12 de noviembre de 2024, se solicitó a la firma HLB Pharma Group SA presentar la información inherente a la regularización de la documentación y condición registral de los productos: Zoliprox/Zolpidem Hemitartrato; PancreacuraHLB /Proteasa-Lipasa-Amilasa; Diazepam Surar Pharma/Diazepam; Dafurose/Furosemida; Haloperidol HLB /Haloperidol; Ipina/Enalapril Maleato; Myprodone/Metronidazol; Rolfita C /Paracetamol; Aprocom/Fenitoína Sódica; N14 Metformina/Metformina; Metformina HLB/Metformina; Trimpol/Metoclopramida; Tramal Pharma/Tramadol Clorhidrato; incluyendo autorizaciones efectivas de comercialización pendientes al día de la fecha, autorización de elaboradores alternativos, unificación de certificados, transferencias de certificados y otros cambios posregistros referidos a datos característicos identificatorios debido a que se habrían advertido múltiples irregularidades e incumplimientos de la normativa vigente”, documentó este lunes la Anmat al publicar en el Boletín Oficial la inhibición de ambos laboratorios. La lista de productos con irregularidades era interminable.
En estos años, además de ver en la pandemia de Covid-19 una oportunidad de negocio durante 2020 con la compra de 50 millones de la vacuna Sputnik que no prosperó, García Furfaro también se dio el gusto de montar una verdulería. Lo hizo con sus dos hermanos en 2012, en el barrio porteño de Flores, en una esquina de avenida Carabobo al 600. En el local, la leyenda en verde “ColinA”, con otra más abajo que prometía “(-) Que el indec” remitía a la agrupación política de la entonces ministra de Desarrollo Social, Alicia Kircher, de la que se reconocía militante. Entre 2002 y 2005, había estado preso por lesiones graves.