La inflación al consumidor en Estados Unidos se mantuvo estable en julio, según datos del gobierno publicados este martes, pero el aumento subyacente de precios se aceleró al sentirse el efecto de los aranceles del presidente Donald Trump en la mayor economía del mundo.
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) subió un 2,7% respecto a julio del año pasado, sin cambios respecto a la tasa en junio, dijo el Departamento de Trabajo, mientras aumentan las preocupaciones sobre la fiabilidad de los datos y los funcionarios del banco central evalúan los efectos de los nuevos gravámenes de Trump este año.
Los analistas siguen de cerca el informe del IPC, en particular para detectar indicios de debilitamiento en Estados Unidos, después de que el informe de empleo gubernamental de julio mostrara recientemente una debilidad en el mercado laboral clave.
Sin embargo, la cifra fue ligeramente inferior a la tasa del 2,8% prevista en la mediana de pronósticos de los analistas encuestados por Dow Jones Newswires y The Wall Street Journal.
Si bien los índices de energía y gasolina cayeron durante el mes, el costo de la vivienda aumentó en julio.
Excluyendo los volátiles segmentos de alimentos y energía, el IPC subyacente se aceleró al 0,3% intermensual en julio, frente a un aumento del 0,2%.
Con respecto al año anterior, la inflación subyacente aumentó un 3,1%, acelerando también el ritmo.
El informe mostró que los índices que subieron durante el mes incluyeron la atención médica, las tarifas aéreas y el mobiliario doméstico.
En tanto, Wall Street se tomó con calma el aplazamiento de la fecha límite para la imposición de aranceles entre EEUU y China; y se centraba ahora en las cifras de inflación que se publicaron este martes, las cuales podrían influir decisivamente en la decisión de la Reserva Federal sobre si recortar las tasas, como exige el presidente Donald Trump, o mantenerlas sin cambios.
Los futuros del S&P 500, el Promedio Industrial Dow Jones y el Nasdaq se mantuvieron prácticamente sin cambios antes del inicio de la sesión.
Por su parte, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva el lunes por la noche que suspende un posible enfrentamiento entre las dos principales economías del mundo y permite 90 días más para continuar las negociaciones sobre un amplio acuerdo comercial. Sin una prórroga, los impuestos a las importaciones chinas podrían haber aumentado desde un ya elevado 30%.
Pekín actuó de la misma manera.
La prórroga abre la puerta a un posible acuerdo con Trump, pero también prolonga la incertidumbre que ha aquejado a empresas y hogares desde que el mandatario estadunidense comenzó a intensificar su guerra comercial. “La prórroga no se trata de buena voluntad; se trata de mantener el oxígeno disponible para acuerdos importantes”, declaró Stephen Innes, de SPI Asset Management, en un comentario a la agencia de noticias Reuters.
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