Indy es una gata de pelaje atigrado que llegó al Santuario de Animales Best Friends procedente de un refugio en Arizona, Estados Unidos. A primera vista, era una gata joven completamente sana: comía bien, mostraba gran inteligencia y un carácter juguetón que encantaba a los cuidadores. Su adaptación fue rápida, y su comportamiento no levantaba ninguna sospecha de que pudiera estar atravesando algún problema de salud.
Durante sus primeros días en el santuario, Indy demostró ser una felina enérgica, curiosa y cariñosa. Parecía tener un futuro prometedor en un entorno seguro, donde podía recibir atención, cuidados y eventualmente ser adoptada por una familia amorosa. Sin embargo, todo cambió abruptamente una mañana cuando los cuidadores la encontraron desmayada, sin respuesta, y a penas respirando.
Este episodio marcó el inicio de un difícil camino para Indy. Aquel día, los profesionales no sabían qué había ocurrido, pero se enfrentaban a una emergencia médica grave y el inicio de una historia de lucha y superación, en la que una pequeña gata desafiaría las expectativas con una voluntad inquebrantable de vivir.
Una emergencia que lo cambió todo
Tras ser hallada inconsciente, Indy fue trasladada de inmediato al hospital veterinario del Santuario Best Friends. Su estado era crítico, pero gracias a la rápida actuación del equipo médico, logró estabilizarse y, con el paso de las horas, comenzó a recuperar la consciencia.
De acuerdo con los responsables del refugio, este fue el primer signo de esperanza en una situación llena de incertidumbre. Sin embargo, lo que sea que hubiese desencadenado aquel evento neurológico dejó secuelas severas, ya que había perdido la visión parcial, su movilidad estaba comprometida y no podía alimentarse por sí misma.
Inicialmente, fue necesario alimentarla con jeringa y proporcionarle agua manualmente. También comentaron que su cuerpo parecía haber olvidado funciones básicas y que su coordinación estaba profundamente afectada. A pesar de eso, desde el primer momento mostró disposición a colaborar durante sus tratamientos, “como si comprendiera que todos estaban allí para ayudarla”.
El santuario cuenta que los especialistas comenzaron un proceso de rehabilitación intensivo con el que se le aplicaban compresas tibias, masajes y se utilizaba una máquina especial para estimular sus músculos estabilizadores. Con el tiempo, Indy empezó a mostrar signos de mejoría, pues ahora ya podía distinguir sombras, mover algunas extremidades y, eventualmente, comenzó a comer sola.
Si bien si tuvo un gran progreso en su movilidad, una de sus patas traseras nunca recuperó sensibilidad, por lo que se tomó la decisión de amputarla, con el fin de evitar futuras lesiones y mejorar su calidad de vida. Después de la cirugía, su recuperación fue sorprendentemente rápida, logrando que Indy se adaptara con una facilidad asombrosa a su nueva condición, y pronto comenzó a desplazarse sola.
A pesar de todo lo vivido, su espíritu permanecía intacto y ya jugaba, exploraba y socializaba con otros gatos, como si nada pudiera detenerla.
En poco tiempo, se ganó el apodo de “el gatito milagroso”. Le gustaba corretear por los pasillos de Quincy House —una de las áreas destinadas a gatos en el santuario— y sorprendía a todos con su energía y buen humor. Uno de sus lugares favoritos era un pequeño armario de suministros, donde solía descansar junto a Licorice, una gata mayor con movilidad reducida y un temperamento tranquilo. Su vínculo era silencioso, pero profundo.
Actualmente, Indy continúa con su proceso de rehabilitación. Se prepara para iniciar sesiones de hidroterapia, y se evalúa la posibilidad de incorporarle una pequeña silla de ruedas para reforzar sus músculos y mejorar su coordinación. Según Jess Ewing, especialista en programas veterinarios del santuario, Indy nunca perdió la chispa en sus ojos ni la curiosidad por el mundo. Su evolución ha sido un testimonio de resiliencia, ternura y fortaleza.
Causas y prevención del coma en gatos
El caso de Indy, aunque excepcional, pone de manifiesto un riesgo real para la salud felina: los eventos neurológicos graves que pueden llevar a un estado de coma. El coma en gatos es una condición crítica que suele estar relacionada con alteraciones severas en el cerebro o el sistema orgánico general.
De acuerdo con Experto Animal, una de las principales causas de coma en felinos es el accidente cerebrovascular (ACV), que puede ser isquémico —ocasionado por un coágulo que obstruye el flujo sanguíneo— o hemorrágico —causado por sangrado cerebral—. En ambos casos, se interrumpe el suministro de oxígeno y nutrientes al cerebro, lo que puede generar daños irreversibles y pérdida de consciencia.
Los traumatismos también representan una causa significativa, ya que los golpes fuertes en la cabeza o el cuerpo pueden ocasionar hemorragias internas, lesiones cerebrales o daño en la médula espinal, alterando gravemente la función neurológica. Asimismo, enfermedades graves como tumores cerebrales, insuficiencia renal, cardiopatías, diabetes, hipertensión o hipertiroidismo pueden desencadenar un coma si no son detectadas a tiempo.
Otro factor común son las intoxicaciones, ya que sustancias como ciertos alimentos peligrosos, productos de limpieza o venenos (como el destinado a roedores) pueden generar síntomas neurológicos graves. También pueden influir problemas metabólicos severos, como la lipidosis hepática, una condición que afecta al hígado y puede derivar en un fallo multiorgánico.
Los síntomas que pueden alertar sobre un posible accidente cerebrovascular incluyen: caminar en círculos, presión de la cabeza contra objetos, marcha inestable, inclinación de la cabeza, movimientos oculares anormales, confusión, cambios de comportamiento, pérdida de control corporal, dificultades al masticar o tragar, vómitos inexplicables, y, en casos severos, ceguera súbita o convulsiones.