París, 1 may (EFE).- Los partidos de la izquierda francesa, en la oposición, se unieron hoy en la jornada reivindicativa del Primero de Mayo, para defender los empleos en peligro de la siderurgia, en el contexto de un plan de ajuste de plantilla del grupo ArcelorMittal que supondrá la supresión de 636 puestos de trabajo.
La manifestación de Dunkerque, donde se encuentra uno de los dos altos hornos de ArcelorMittal, fue el lugar al que acudieron los principales líderes de las formaciones de izquierda, entre varios miles de personas, para reclamar la intervención del Gobierno en este asunto, e incluso una nacionalización de la empresa.
«Si ArcelorMittal no asume sus responsabilidades, que el Estado asuma las suyas», declaró a los medios el primer secretario del Partido Socialista, Olivier Faure, que lanzó la idea de una «nacionalización temporal o permanente».
La secretaria nacional de los Verdes, Marine Tondelier, que se felicitó de la presencia de responsables de las otras formaciones de izquierdas, consideró que es «un formidable símbolo de que no abandonaremos a esos asalariados».
Tondelier recordó que ArcelorMittal ha recibido 392 millones de euros de subvenciones en los últimos años y se quejó de que los gobiernos repartan dinero a las empresas «sin contrapartida» en términos de mantenimiento de la actividad y del empleo.
Defendió la idea de una intervención del Estado aludiendo al ejemplo del Reino Unido, donde el Parlamento ha decidido legislar para permitir que el Ejecutivo tome el control de los últimos altos hornos del país, cuyo propietario chino amenazaba con cerrarlos.
La líder ecologista alertó de que si se perdieran los altos hornos en Francia, habría que ir a buscar el acero a Estados Unidos o China, con la dependencia que eso supone.
Y defendió el mantenimiento de esa actividad que considera estratégica en Francia: «Como necesitamos acero, lo tenemos que producir en las mejores condiciones sociales y medioambientales».
Junto a Faure y Tondelier estaban los jefes de los grupos socialistas en la Asamblea Nacional, Boris Vallaud y Patrick Kanner, así como Benjamin Lucas, del movimiento Generation.s.
En la misma manifestación, pero a una cierta distancia, había otros altos responsables de La Francia Insumisa (LFI), el partido de Jean-Luc Mélenchon, que por su parte participaba en la manifestación del Primero de Mayo en Marsella.
El secretario nacional del Partido Comunista Francés (PCF), Fabien Roussel, aunque no estaba en Dunkerque, se había sumado a suscribir un manifiesto con socialistas y ecologistas para reclamar en ArcelorMittal «una intervención inmediata del Estado», que plantea la nacionalización como posibilidad, si la empresa no invierte.
En ese documento también piden que se relance el proyecto para descarbonizar los dos altos hornos en Francia, los de Dunkerque y Fos sur Mer, la puesta en marcha de medidas de protección aduanera para el acero frente a las importaciones chinas, «la entrada del Estado en el capital de ArcelorMittal» y que se impida que la empresa proceda a cualquier despido.
La de Dunkerque es una de las alrededor de 250 manifestaciones sindicales convocadas este jueves en toda Francia en las que, según las previsiones de la policía, podrían participar entre 100.000 y 150.000 personas en total.
La más nutrida se espera que sea la que se ha organizado a partir de las 14.00 hora local (12.00 GMT) en París, entre la plaza de Italia y la plaza de la Nación, en la que podrían participar entre 10.000 y 15.000 personas, siempre según las fuerzas del orden.
El prefecto de policía de París, Laurent Núñez, dijo esta mañana que se teme que se puedan generar altercados y por eso se ha previsto «un gran dispositivo policial» con más de 2.000 agentes. EFE